Capítulo 13

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Minho apenas estaba buscando sus audífonos para comenzar a escuchar música mientras esperaba su transporte cuando una persona se sentó en la banca cerca suyo. Era algo usual, después de todo era una estación pública y las personas se sentaban ahí todo el tiempo, sobre todo los chicos de su colegio, por lo que ni siquiera se interesó en mirar de quién se trataba. Más bien lo importante era a ganar en su batalla contra los auriculares qué se habían enredado.

— Déjame esto a mí —le sugirió una llamativa voz a su izquierda, mientras unas grandes manos le quitaban los audífonos.

Cuando levantó la mirada las palabras se anudaron en su garganta. Sus manos soltaron el cable y, con lo poquito que le quedaba de su cordura, pudo asentir. No podía creer que Lachlan estuviera al lado suyo, sobre todo que fuera tan amable de ayudarle. No podía dejar de mirarlo por mucho que quisiera e imaginaba que todo eso debía ser un sueño porque el Príncipe del reino terrestre estaba ayudándole a él con sus auriculares.

No le gustaba él, pero a su edad, qué un chico tan guapo como Lachlan le estuviera dedicando unos segundos de atención eran suficientes para llenarle el estómago de mariposas y sonrojar sus mejillas.

— Maldita adolescencia —murmuró entre dientes, intentando obligarse a dejar de mirarlo, fallando rotundamente.

Cuando menos se lo esperó los audífonos ya estaban desenredados. Lachlan, mostrando una sonrisa perlada, se los colocó alrededor del cuello. Estaba tan cerca, olía muy bien y su cabello era simplemente perfecto. Parecía todo un príncipe en verdad. En ese momento comprendió perfectamente a los bydei del reino en cuanto su obsesión con él.

— No me mires así, Minho. Soy un chico común como cualquiera.

— Sabes mi nombre —musitó incrédulo, tratando de atinar en la entrada del celular para sencillamente ignorar la música.

— Por supuesto —murmuró Lachlan analizando una excusa para saberlo—. Eres amigo de algunos de mis amigos.

— ¿En serio? —Le observó de nuevo sorprendida, sin poder pensar correctamente— Oh, sí. De Hyunjin.

— Y de Christopher Chan.

Al escuchar ese nombre, la tranquilidad volvió a su cuerpo. Una enorme sonrisa adornó su expresión y probablemente el sonrojo aumentó, puesto que podía sentir sus mejillas más calientes.

— Creo que una vez lo mencionó —recordó, después de todo era evidente—. Me dijo que vives por mi casa.

— Es correcto —asintió, decidiendo ignorar lo feliz que Minho se había mostrado tan solo con mencionar al acuático. Negó—. Entonces, ¿cómo estás?

— Muy bien —respondió, sonriente. Su interlocutor asintió. No parecía que la conversación fuera por algún rumbo, por lo que dijo lo primero que llegó a su mente.

— Y anoche llovió muy fuerte...

Minho frunció ligeramente el ceño y volteó a mirar a su compañero por ese comentario tan fuera de lugar, este comenzaba a adoptar un ligero tono carmesí en sus mejillas lo cual lo hacía lucir adorable y gracioso. Se sintió enternecido por lo tímido qué Lachlan era. Había escuchado respecto a que el chico en serio tenía problemas para conversar, pero nunca imaginó que fueran tan evidentes. No pudo contenerse, dejó escapar una suave risa mientras rápidamente trataba de cubrir su boca con ambas manos para no ser descortés.

El joven levantó la mirada con vergüenza en cuanto la risa ajena llegó a sus oídos, era definitivamente la imagen más adorable que podía ver, aunque había sido a base de sus ridiculeces y nervios se sentía realizado por haberlo hecho reír. Una sonrisa se fue plasmando en sus labios, él no pudo evitar mirarlo como enamorado.

— Lo lamento —se disculpó Minho al notar que Lachlan lo observaba, pero aunque intentaba, no podía parar—. Disculpame no fue mi intención burlarme.

— Oye, descuida —le dijo, tomándolo por los hombros—. Está bien. Me agradas. Nadie se había burlado de mí, además de mis amigos. No eres como los demás chicos, eso te vuelve genial. Es cierto todo lo que he oído de ti —al escucharlo, Minho por fin se quedó en silencio, mirándolo fijamente—. En el futuro seamos cercanos.

Esa invitación le sonaba familiar, pero imaginaba que era alguna clase de unidad mental que Lachlan compartía con sus amigos. Ser cercano a Hyunjin lo mantuvo lejos del resto de los TeenTop, ser cercano a Christopher sin duda lo volvió más propenso a la convivencia con el resto. No obstante, ser cercano a Lachlan, siendo quien era, no sonaba del todo una buena idea. De alguna forma la diferencia de elementos mantenía a todoa tranquilos en cuanto a sus amistades, pero en ese particular caso los dos era Terrestres y fácilmente se prestaba a la confusión.

Suspiró en silencio al volver a mirar a Lachlan. Era un ethrad; un hombre árbol. La cordialidad era lo suyo, la timidez y también el miedo a los demás. Luciérnaga y Ethrad podía parecer una combinación apropiada, además du amistad serviría mucho uno al otro. Asintió.

— Está bien, Lachlan.

— Puedes llamarme Lach, así me dicen mis amigos.

Una vez más era como llegar al éxito con algunos sencillos pasos que ni siquiera estaba efectuando a propósito. Nuevamente era el tema respecto a que Christopher Y Lachlan jamás dejaban qué nadie se acercara a su círculo, el castaño y el pelimorado eran únicamente ellos dos y que ambos, en un tiempo relativamente corto, le dijeran que fueran cercanos lo halagaba, pero también la asustaba.

Iba a decir algo, quizá lo mismo que le había dicho a Christopher cuando apenas se conocían, pero un grupo de bydei llegó hasta ellos, en poco tiempo estaban rodeados. Los de su reino intentaban obtener la atención de Lachlan, a él lo empujaban y hacían a un lado. En ese momento Minho recordó qué Lachlan había dicho que, en caso de agradarle a sus amigos, no iba a sobrevivir ni una semana. Él no quería que los demás jalaran su cabello o le declarasen la guerra.

Estaba a punto de ponerse de pie y marcharse antes de que fuera tarde, sin embargo, Lachlan se levantó primero y, tomando su mano, corrieron juntos fuera de la estación. El chico era atleta, tenía condición física para huir y dejar atrás a los acosadores. Entre la gente que iba y venía por doquier fue sencillo perderse hasta que llegaron auna zona comercial cercana. Minho no podía creer que todo wstaba sucediendo, primero que nada soltó la mano de Lachlan.

— ¿Por que lo hiciste? —Preguntó, mirando al castaño sin comprenderlo.

— No me gusta que me persigan.

— No podías esperar menos si saliste de tu escondite tan temprano, 'Príncipe del Elemento' —dijo risueño, ganándose una mirada de fingida ofensa por parte del mayor.

— Me dijeron que eras una caja de sorpresas y lo eres —se cruzó de brazos, contento al conseguir que estuviera cómoda.

— ¿Para que me arrastraste contigo, en todo caso?

— Añadiré gruñón a la lista de cosas que eres.

— Lachlan , no importa que tan popular seas voy a golpearte.

— E irrespetuoso.

— Es en serio... —rio, golpeando suavemente su hombro. El castaño le dejó ver una enorme y amplia sonrisa.

— Está bien, tenía que salvarte, si te dejaba, ellos iban a cortar tu cabello o llenarte de harina.

— Pude haberme defendido —le hizo saber—, pero que más da ahora, tocará caminar hasta la siguiente estación.

— Nada de eso. Debo compensar mi impulsividad. ¿Que tal un postre?

Lo Que No Se Puede Describir (ADLNT) (ChanHo/Bangho) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora