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Anya y Becky, luego de estar un poco mas calmadas por aquella situación tan estúpida, porque así se le podía denominar, estúpida, se fueron a sentar en una de las mesas de la cafetería, donde estarían comiendo juntas. Ninguna conocía a nadie que estuviera en la universidad, y como ya estaban empezando a tener confianza entre ellas, empezaron a pasar algo de tiempo juntas. 

Hablaban de lo primero que se les cruzara por la mente, pues no tenían tema de conversación, lo irónico es que coincidían en los temas que hablaban, tenían muchas cosas en común. Aunque así como tenían cosas en común, tenían cosas en las que se diferenciaban, pero eso les parecía mas entretenido.

Una hablaba sobre romance y la otra sobre anime, y rara vez lograban entender lo que a otra quería decir, pero para ellas era divertido. Comían, hablaban, reían, y para ellas era algo muy lindo. Pues ninguna tenia a nadie en esa ciudad, y es lindo y difícil encontrar a alguien que logre entenderse contigo a pesar de tener muchas diferencias. 

Ninguna quería tocar el tema de Damian, pero la de orbes verdes sentía curiosidad por él. En algunos momentos se quedaba en silencio y observando a la nada, pensando en aquel castaño que logro hacer que su corazón latiera como nunca había latido. Becky notaba esto, notaba que ella se quedaba en silencio de repente y suponía que se trataba de eso. De Damian y todo lo demás. 

Cuando Anya volvió a distraerse en sus pensamientos, Becky callo y alzo su ceja, mirando a Anya de una manera interrogativa por decirlo de esa manera. Anya no cayo en cuenta de esto si no unos diez segundos después, cuando notó la mirada que hablaba por si sola de Becky quedo en un silencio algo incomodo. 

Silencio que Becky rompió al preguntarle.

—¿Aún sigues pensando en lo que paso?...—cuestiono la de coletas mientras que ponía su codo en la mesa y sostenía su mejilla con la palma de su mano—.

Sorprendida, pero ella sabía que era justo en eso en lo que estaba pensando. No podía negar que le causaba intriga aquel castaño, no le quedo mas remedio que asentir con la cabeza ante la pregunta de la chica.

—Ese chico... me causo intriga —los orbes verdes de Anya observaban hacia la nada. Pero en su mente la imagen de Damian permanecía—.

—¿Damian?, en serio chica?...—Becky la miraba con decepción, decepción de que el hombre que logro llamar su atención tuvo que ser Desmond—. Escucha, Damian no es el tipo de persona que yo hubiese elegido para ti, así que mejor olvídalo.

La pelirosa abrió sus ojos con impresión y dirigió su mirada a Becky

—¿Quieres decir que lo conoces?.

—A Damian?, por supuesto que sí, su familia es socia de la empresa Blackbell. Nuestros padres son buenos amigos, pero él y yo jamas supimos llevarnos bien —tomo la cuchara y empezó a comer del postre que había pedido en la cafetería—, el del problema siempre fue él.

—¿Entonces por qué...

—Teníamos varios años sin vernos. Él y yo estudiábamos en la misma escuela, pero yo me salí de ella en octavo grado. Desde ahí nunca supe más nada de él. Y cuando lo vi parado en la puerta lo reconocí al instante. Creí que no me había reconocido, por eso le dije quien era, pero el muy idiota siempre lo supo, y ademas de haberme humillado con su estúpido orgullo insulto mi apellido. No sé por qué no me dejaste golpearlo, se lo merecía.

Anya estaba confundida por todo lo que Becky le estaba diciendo, por parte tenia sentido pero por otro lado no. Entendía también que ella quisiera golpearlo, lo que no entendía era, por qué no la dejo hacerlo.

—Pero... si volvemos a lo que te estaba diciendo. Es mejor que te alejes de él...—su rostro comenzó poner una expresión seria, pero a la vez era deprimente. Era como si ella supiese cosas de Damian que nadie más sabe...—.

Alexitimia | Anya x DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora