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"¿En verdad creías que te consideraba algo más que un monstruo?"

"Siempre la estás poniendo en peligro, es obvio que te tiene asco"

"Ella nunca podrá amarte, nunca podrán estar juntos, no seas tan ingenuo"

"Eres tan patético y débil. No eres suficiente para ella"

— ¡Cállense...! ¡Déjenme en paz!

Pedía entre alaridos. 

Tan solo unos segundos después rápidamente la puerta de la habitación fue abierta con brusquedad. Entrando a paso apresurado esa de iris verdes que ahora se mostraban inquietos y alarmados.                                                                                                                                 

— ¡¿Qué sucede?!  —exclamó, y apenas pudo visualizar a Damian en el suelo se tiró a su lado con preocupación.

Al sentir su presencia él la abrazó completamente. Hundiendo su cabeza en el hueco de su cuello mientras la apretaba con mucha fuerza, intentando mantenerla lo más cerca posible.

—Diles que no es verdad... Diles que no soy un monstruo ante tus ojos, que no me tienes asco, que sí hay manera de que estemos juntos... Diles...

No tardó mucho para que el abrazo fuese correspondido. Ella sintiendo el dolor de sus palabras y el dolor de saber a qué se refería. 

—Damian, yo...

—...Di que sí me amas... 

* * *   


Damian

El sol ya estaba en su punto más alto, el tiempo de receso en la universidad ya había empezado, por lo que la mayoría de personas estaban o en la cafetería o desplazadas por quién sabe dónde. Pero eso no era lo que me importaba, porque solo quería verla a ella.

Salí del aula junto a Emile apenas escuchamos el timbre, me encamine a la cafetería a buscarla, porque sabía que siempre estaba ahí. Y por ver a Blackbell y Ewen distanciados estaba claro que estaban peleados y que aquella fastidiosa iba a buscar refugio en Anya. Porque al parecer son mejores amigas.

Qué bobería. 

— ¿Cómo te ha estado yendo con la chica, Damian?—Me preguntó Emile.

—Son mis asuntos, no te importan.

Respondí sin más. 

Sinceramente no me agrada que me pregunten sobre cosas personales, por lo que normalmente me limito a hablar de más. 

— ¡Ahg, vamos! —se quejó por mi respuesta— No seas así de indiferente, sabes que desde un principio tuve razón. 

— ¿Razón en qué? —esta vez sí lo mire al hablar.

—Supe que habías mostrado interés en ella, y te lo dije. Me lo negaste y mira cómo estás ahora, completamente embelesado por ella. 

—Te lo negué porque no sabía quién era ella —dije en mi defensa encogiéndome de hombros— Además solo asumiste que me interesaba, no que  iba a ser mi alma gemela o eso...

Vi cómo suspiro y rodeo los ojos. Y no sé si era yo pero lo vi sonriendo de lado.

—Pero tuve razón cuando dije que era linda, no me vas a negar eso...

Lo escuche mascullar. 

— ¿Qué...? —me detuve en seco al escucharlo.

No sé qué fue lo que logré sentir en mi pecho, pero fue como si mi corazón estuviese a punto de salirse. 

Alexitimia | Anya x DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora