Alexitimia | Anya x Damian

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Anya

—Supongo que ese es su llamado don. —abracé mis rodillas.

—Así que Becky te comentó sobre eso... —levantó la mirada- Se supone que eso tenía que hacerlo yo.

Fruncí los labios y bajé la mirada.

—Ella creía que ya lo habías hecho. —Suspiré— Entonces él manipuló mis sueños para que te tuviera miedo, ¿cierto?

—Exacto. —asintió hablar— Pero tú no eres alguien que se deje repercutir tan fácilmente, me he dado cuenta. Me agrada eso de ti.

Sonreí inconscientemente. Ni siquiera yo había notado eso.

—Oye, ¿cómo... sabes sobre lo que soñé? Nunca te mencioné nada sobre eso. —Esa duda apenas iba entrando a mi cabeza.

Nunca le dije nada sobre lo que había soñado, y aun así él supo inmediatamente que trataba sobre algo malo.

—Ya era algo obvio, la primera noche estuviste bien. Discutí con él, y casualmente tuviste una pesadilla luego de eso. —Aunque eso tenía sentido, no estaba al tanto de la discusión. Pero pude hacerme una idea de exactamente cuándo había sucedido— Él simplemente no confía en los humanos.

No era el único.

En ese momento recordé cuando conocí a George; unos momentos antes de hacerlo me encontré cara a cara con Demetrius. Aunque me ignoró, me observó un par de segundos como un bicho raro.

Podía entender su desconfianza, pero su comportamiento y el usar su don para hacer una cosa así... Sinceramente, no tenía justificación.

—Eso es algo que se entiende, aunque lo demás creo que no. —ladee la cabeza— Pero está bien, ya encontraremos la forma de solucionarlo. Y Becky nos ayudará.

Él hizo una mueca de desagrado cuando mencioné la ayuda de mi amiga.

—Si así lo quieres está bien. —dijo finalmente— Pero con la condición de que no te relacionarás con Demetrius. Cualquier cosa que te involucre a ti y a él quedará prohibida. ¿Lo entiendes?

No era alguien buena acatando órdenes, y aunque eso fue más bien una advertencia, sonaba como si estuviera imponiendo una ley.

De cualquier manera, no me quedaba más opción que rodear los ojos y asentir. Con una sutil sonrisa en mi rostro.

—Entiendo, está bien. Pero de igual forma, no me trajiste aquí para eso. —cambié el tema tan pronto como vi oportunidad.

—Cierto. —Se levantó rápidamente— Han pasado algunos días desde que firmamos el contrato. Para ser más claro, cuatro días y dieciséis horas. Pero ese tiempo ya está perdido, estuvimos encargándonos de otros asuntos. Así que es mejor empezar desde ahora.

—Okay. —Me levanté del suelo— Entonces..., ¿me dirás?

Su expresión confundida y cabeza ladeada me dijo con seguridad que no entendió mi pregunta.

—Lo siento, no fue coherente. —Carraspee antes de seguir hablando— Tu don. Quiero saber cuál es.

Por mucha curiosidad que sentía, noté su incomodidad al hacerle la pregunta. No fue capaz de mirarme para responder, y también tardó mucho para hacerlo.

Lo entendía, a pesar de que yo fuese su alma, también era una desconocida. No podía presionarlo. De todas maneras iba a contarmelo. Solo debía ser paciente con él.

—Es algo...

—No importa. —dije antes que él— Si no quieres decirlo no te presionaré. Cuando te sientas listo o sientas que es momento para hacerlo, entonces hazlo.