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Desastre, esa era la palabra para describir cómo estaban los jardines de la mansión. La entrada principal tenía algunos agujeros en el suelo creados por los golpes de los consanguíneos, pese a eso el jardín trasero estaba peor.

Algunas paredes tenían grietas, el hermoso césped verde y natural había desaparecido para convertirse en un montón de tierra esparcida por doquier. La menor parte de los establos terminó destrozada. Los trabajadores se habían apartado lo más posible del lugar, pero lo suficientemente cerca para observar la pelea.

El hermoso jardín que Anya había encontrado más atrás de la enorme casa también había sido destruido. Las flores fueron aplastadas por el peso de ambos. Las plantas habían sido arrancadas de raíz y algunos escombros cayeron sobre el laberinto. Solo quedó polvo y desorden.

Y en cuanto a los hermanos se trataba, estaban apartados por una larga distancia. Causada por el golpe del menor a Demetrius. Sus manos estaban sangrando igual que su cabeza. Su ropa de tonos leves y oscuros llena de polvo y rasgada. Pero el dolor había desaparecido.

Con respecto a su hermano mayor solo tenía algunos rasguños. Los cuales no le duraron mucho ya que estos se curaban inmediatamente. Lo mismo pasó con las manos y cabeza de Damian, lo que los diferenciaba era que al ser heridas más profundas, se regeneraban un poco más lento.

El polvo levantado por el impulso de Damian al golpear a Demetrius los cubría a ambos. Los dos estaban respirando agitadamente, pero solo Demetrius se mostraba inexpresivo ante el dolor. Un dolor que francamente no era muy intenso para ninguno de los dos. A pesar de esto, Damian se mostró expresivo ante aquello.  

Damian tomó un fierro que no estaba muy lejos de él. Demetrius a la distancia lo notó, por lo que de rápidamente tomó otra espada mientras que veía a su hermano menor caminar hacia él.

Ninguno de había dado por vencido en esa pelea. Con fuerza tomaron un impulso para correr el uno hacia el otro, terminando ambos cara a cara. Los metales en sus manos provocaron un ruido al chocar entre sí. Se gruñían entre ellos y mantenían la fuerza con la que luchaban.

Demetrius había logrado colocar la espada justo en la mitad del fierro de metal, haciendo que Damian tuviera que sostenerlo de ambos lados con fuerza, intentando empujar la espada hacia delante. Pero no le quedó más opción que saltar hacia atrás cuando la espada atravesó aquel metal. 

Sin embargo, que eso se haya roto no quería decir que era malo. Le fue de utilidad para apartar los golpes de la espada de Demetrius. Como un arma doble. Era muy hábil, por lo que acorralar al mayor no le fue problema. Logró también arrebatarle la espada fácilmente, al golpearla con fuerza. Claro, con o sin armas los vampiros eran buenos peleando. Y Demetrius no era la excepción. 

Sostuvo ambos metales con fuerza cuando Damian intentó golpearlo. Aprovechó que su hermano tenía ambas manos ocupadas para así patearlo en el pecho, logrando de esta manera quitarle ambas mitades del fierro. Con respecto a Damian el golpe le hizo retroceder varios metros, pero no le hizo daño. 

Sus pies se arrastraron con fuerza en el rústico suelo, hasta el punto de quebrarlo por la fuerza con la que se arrastró. Casi se hundía en él, pero bien era una venganza. También hizo lo mismo con el mayor al tirarlo desde la ventana de la tercera planta.

—Ya déjate de tonterías, Damian. —Exigió Demetrius tirando ambos metales.

Aquellas venas oscuras desaparecieron de los ojos del mayor. Pese a eso Damian mantenía la misma mirada macabra típica de su especie, claro que aquellas oscuras líneas habían desaparecido al golpearse con el muro.

 Se levantó rápidamente y se quedó de pie frente a la silueta de su hermano.  

—¿Tonterías? —repitió Damian— ¿No te ha quedado nada claro?

Alexitimia | Anya x DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora