-Así se encuentra actualmente la empresa, de manera que las ganancias han superado las del año pasado.-
-Ya veo.-
Apagaron el proyector y se volvieron a prender las luces, significaba que ya había terminado la presentación sobre el estado financiero de la empresa.
-¿Qué te parecio la presentación, Erwin?-
-Completa y fácil de entender, mejor que algunas de otros.-
-Gracias, Erwin.-
-Bien hecho.- me dio una palmada en el hombro -Ah, y deberías dejar de llamarme Erwin, estamos en horario laboral.-
-Sí, lo siento.- agache mi cabeza, otra vez lo arruine -Señor Smith.-
-Esta bien, son errores que pasan, Ackerman.- me sonrio -¿Vayamos a beber después, te parece?-
-Esta bien.-
Erwin era maravilloso, era inteligente, alto, atractivo, educado, amable, carismatico, con varios títulos universitarios, era admirable. Estaba rodeado de personas grandes, inteligentes, incluso famosas, y yo... Yo no era nada, era una simple carga, un estorbo, no era nada comparado con él.
Él era una estrella, el sol, un Díos; para mi él era mi todo. Y, aunque no pudiera tenerlo solo para mi, me conformaba con que me dedicara una mirada solo a mi.
-¿Qué haces aquí, Levi?- dijo desde su auto -¿No tienes transporte?-
Ya era tarde, ya había terminado la jornada laboral y tenía que irme a casa, a cambiarme antes de ir a beber con Erwin.
Podría comprarme un auto, pero sería un gasto de dinero innecesario, simplemente podría usar el transporte público, pero pese a todo, la razón oculta de todo esto es que Erwin podría llevarme a casa, así pasaría más tiempo con él.
-Ven, subete.- dijo, tal como lo esperaba.
-No es necesario, yo puedo esperar.- me negué, sabiendo que insistiria después.
-No, no deberías esperar aquí, deja que te lleve.- insistió, tal como esperaba.
-Esta bien.-
Entré al auto, a su lado, complacidamente, después de todo, yo ya sabía lo que pasaría. Erwin es una persona amable, completamente amable y siempre estaría para ayudar al que lo necesita, en especial si soy yo.
-Este no es el camino a mi casa.-
-Lo sé. Pero mejor vayamos directamente al bar.-
-Pero estoy en traje aun.-
-¿Y eso qué? Vayamos.-
No podía evitar aceptar, era como si yo estuviera destinado a obedecerlo, y en realidad no me molestaba.
Entramos al bar y pedimos un vaso de whisky para cada uno. Y al terminamos pedimos otro y otro y otro. Ya no sabiamos cuanto habíamos habíamos tomado o si aun seguiamos sobrios pero no importaba.
-Levi.-
-Dime, Erwin.- acaricie su cabeza -¿Qué sucede, cariño?-
-Eres dulce y amable, Levi, quedate conmigo siempre, eres el mejor amigo que alguien podría tener.-
Ahí estaba, las espinas de la rosa, la aguja que rompe la burbuja, mi mayor debilidad. Amigos. Para Erwin solo era un amigo, para mi él era mi todo, lo amaba, con locura, quería que fuera solo mío, mío y de nadie más.
-Erwin.-
-Dime.- apoyo su cabeza en mi regazo, claramente borracho.
-¿Cuánto me quieres?-