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-Odio este lugar. No debí venir.-

-Se que el polvo es molestía, pero tenía que venir, usted es el Jefe de la operación, Jefe Ackerman.-

Suspire molesto y tome una mascarilla para ponermela, odiaba el polvo.

No entiendo porque tuve que venir aquí, pude simplemente supervisar desde la oficina, pero resulta que tengo que venir a supervisar dos veces al mes.

-Bienvenido, señor Ackerman.- dijo una chica de lentes -Y disculpenos por la ausencia del jefe de construcción.-

-Muchas gracias, y lo otro no importa, solo vengo a supervisar.-

-Ya veo. Pues le hago un recorrido.-

Segui a la chica de lentes, llamada Hange, por toda la construcción. Todo se veían en orden, así que no era como si tuviera mucho de que preocuparme.

-Todo esta en orden, al parecer.-

-Me alegro.- dijo con una sonrisa.

-Volvere en dos semanas para supervisar.-

-Bien. La próxima vez si estara el Jefe de construcción.-

Caminamos hasta la salida, aunque yo más rápido ya que no soportaba tanto polvo.

-¡Cuidado!-

Antes de que pudiera correr alguien me empujo, salvandome del tuvo gigante de metal que estaba cayendo.

-¡Señor Ackerman! ¡¿Está bien?!-

-Si, por suerte.- me limpie el polvo -Deberían tener más cuidado, acaso no ven quien esta abajo.-

-Disculpenos por favor.- dijeron los tipos de la construcción -Solo seguiamos ordenes de nuestro jefe.-

-Supongo que su Jefe es un ciego, porque ni siquiera puede vernos.-

Estaba jodidamente molesto, casi me aplasta un maldito pedazo de metal, el jefe de construcción no estaba y estoy lleno de polvo u rastros de cemento.

-Debo disculparme por eso, no fue mi intención que ocurriera eso.-

Dijo un tipo rubio, alto, fornido, con ojos azules y musculoso. ¿Este era el Jefe de la construcción? No pude evitar sonrojarme, aunque por suerte aun seguía con la mascarilla.

-¿Estás herido? ¿Necesitas ayuda para levantarte?- dijo estirandome su mano.

-Estoy bien, no se preocupe.-

Me levante aceptando su mano como ayuda, sería muy descortes ignorarlo.

-Mi nombre es Erwin Smith, pero puede llamarme solo Erwin. Un gusto conocerlo, y lamento mucho lo sucedido.-

-Esta bien, ya paso, y creo que exagere un poco... Me llamo Levi Ackerman, por cierto.-

No sabía porque me había puesto nervioso, se supone que estoy hablando solo con un colega, no es para que me ponga todo nervioso y mi corazón lata al ritmo de un maldito tren.

-¿Puedo llamarte solo Levi?-

-Claro.- mire a otro lado avergonzado -Vendré dos veces al mes a supervisar.-

-Ya veo.-

No entendía que me pasaba. Tampoco sabía porque dije "claro" de esa manera. Ni porque me sonrojaba. Era tan extraño, y lo peor es que era una sensación agradable.

-¿Nos veremos en dos semanas?-

-Sí.-

-Hasta entonces, supongo.- me regalo una sonrisa que hizo que mi corazón latiera -Aún lamento lo sucedido.-

30 días de EruriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora