T R E I N T A Y D O S

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Cuando Lukas llegó a la casa de Alex, se bajó del auto y abrió la puerta rápidamente, la mujer quedó sorprendida ante tanta confianza, pero comprendía que su hijo estaba muy preocupado.

Cuando vio que su hijo regresaba corriendo con lágrimas cayendo por su rostro, se imaginó lo peor... "¿Será que le pasó algo malo?"

--¿Qué ocurre? ¿Él está bien?--le preguntó preocupada.

--Él no volvió a casa... Seguramente le habrá pasado algo mamá...--murmuró angustiado.

--No seas tan negativo, probablemente solo fue a casa de un amigo y se quedó sin batería... ¿Y si esperamos hasta mañana aquí en su casa? Para ver si todo está bien...--dijo tratando de tranquilizarlo.

Lukas asintió, su madre apagó el auto y suspiró profundamente antes de bajarse. Su hijo se adelantó y entró en la casa, ella se tomó su tiempo, aunque no quería quedarse en casa ajena sin permiso, el menor lo necesitaba, estaba demasiado alterado.

Al entrar a la casa del pelinegro, lo primero que llamó su atención eran los cuadros familiares que estaban colgados en la entrada, era extraño, aquella mujer de la fotografía le resultaba muy familiar.

--¿Y si le pasó algo mamá?...--preguntó el castaño--fui un idiota, debí acompañarlo hasta aquí--dijo con molestia, dejando escapar un leve sollozo.

--Lukas, tranquilízate hijo--dijo acercándose al menor para sentarse en ese hermoso sofá que estaba en la sala.
Lukas se sentó a su lado y dejó que ella acaricie su cabello para calmar sus nervios.


En otro lugar

Alex se estaba asfixiando por la poca ventilación que había en el lugar. Sentía mucho dolor en sus manos y pies, las cadenas estaban demasiado apretadas.

Sus pensamientos tampoco ayudaban mucho, no podía pensar en nada positivo, como salir de ese lugar y abrazar a su amado... En todo lo que pensaba era en que moriría sin ser novio del castaño, eso lo ponía aún más depresivo de lo que ya estaba.

Las horas pasaron y sus pies comenzaron a sangrar, las cadenas lo estaban cortando ya que tuvo varios intentos de escape haciendo que éstas se ajusten mucho más. Sus manos estaban azules, ya no tenía mucha circulación.

De pronto se escuchó como una puerta se abrió a lo lejos, haciendo eco en todo el lugar. Los ojitos del pelinegro se desviaron en dirección al sonido, y pudo ver la silueta de un hombre, no tenía ningún parecido a los chicos que él había visto.

--¿Disfruta de su estadía majestad?--
preguntó aquel hombre con una voz ronca y fuerte. Los ojos de Alex siguieron a la persona mientras caminaba.--No me mires como perrito regañado--dijo en forma de burla.

Al menor no le daba gracia las burlas y la forma de hablar de aquel sujeto, él solo quería explicaciones de porque estaba en ese lugar.

El hombre colocó un ladrillo y se sentó en el mientras sacaba un cigarrillo.

--Eres igual a la estúpida de tu madre--
dijo haciendo que las pupilas del pelinegro se dilaten.--Me encanta esa mirada llena de odio--

El sujeto encendió su cigarrillo y comenzó a fumar, estaba muy tranquilo, al parecer no era la primera vez que secuestraba a una persona.

--Escúchame mocoso, te sacaré la cinta con tres condiciones... Las preguntas las hago yo... Hablarás en voz baja, odio los gritos y solo abrirás tu bocota si yo te doy permiso... ¿Estás de acuerdo?--
preguntó y el menor asintió no tan convencido.

Cuando el sujeto le quitó la cinta, el menor tomó una bocanada de aire, se notaba que aquella cinta lo estaba asfixiando.

--Eres muy débil, quiero tu nombre y edad--ordenó, y el menor lo miró de manera neutra.

--¿Y si no quiero responder?--preguntó serio.

El hombre era de poca paciencia, se inclinó en dirección al más bajo y lo tomó de los cabellos atrayéndolo hacía él.

--Estúpido mocoso, no tengo tiempo para tus jueguitos, no sé si lo sabías, pero estamos a millones de kilómetros de alguna civilización, así que será mejor que hagas lo que te ordeno si no quieres terminar mal--murmuró en su oído estrellando su cuerpo contra el pilar.

Alex ni siquiera chilló ante tal golpe, él ya estaba acostumbrado a la violencia, unos moretones más no harían diferencia.

--¿Piensas que por tu amenaza te daré la información que buscas? Estás hablando con alguien que sufrió múltiples agresiones en su instituto de mierda, ¿y piensas que con esto voy a hablar?--dijo riendo levemente--puede que tengas músculos y una voz gruesa de villano, pero a mí no me asustas--

--No me compares con esos mocosos de secundaria--advirtió.

--Si quieres matarme adelante, porque la verdad me vale madres--dijo tranquilo.

El tipo se enfureció, nunca antes le habían faltado tanto el respeto, es decir... Si estás secuestrado por lo menos deberías fingir algo de miedo para ver si tienes suerte de que te liberen.

--Ahora sí ya me hartaste mocoso de mierda--dijo sacando su pistola, le sacó el seguro y apuntó directamente a su cabeza.

Cuando estaba por jalar el gatillo, se escuchó la puerta abrirse de golpe, pero eso no lo iba a detener, hasta que oyó un fuerte grito, eso hizo que se detuviera y pusiera su vista en aquella persona que tuvo el coraje de interrumpirlo y arruinar su concentración.

--¿¡Qué demonios estás haciendo!?--le
gritó el chico acercándose a él con toda confianza.







I HATE YOU? [CARLUKAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora