V E I N T I N U E V E

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Al día siguiente, Lukas y Alex fueron juntos al instituto.

El castaño solo esperaba encontrarse con Rojas para ver su rostro destrozado, en cambio Alex deseaba no cruzarse con él. Pero como el destino siempre está en su contra, pasó lo que él no quería.

Tony quedó parado frente a los chicos, no dijo ni una sola palabra, solo observaba al pelinegro, quien bajó su cabeza inmediatamente.

Al instante llegó un mensaje al teléfono del menor, cuando revisó lo que ponía, vio que era Alba, le estaba preguntando si era verdad que Sunset Lover era él.

--Les contaste...--murmuró Alex sintiendo un nudo en su garganta.

--No lo publiqué aún, tómalo como una advertencia--respondió Rojas pasando por su lado.

Los ojitos de Alex se cristalizaron de la impotencia que sentía; miró a Lukas un momento antes de salir corriendo, no le importó nada, ni siquiera prestó atención al castaño que gritaba repetidas veces su nombre.

Corrió tan deprisa que ni siquiera se percató que había llegado al aeropuerto, cuando observó sus manos tenía unas maletas, pero lo más extraño era que ni se acordaba de haber pasado por su casa. Seguramente había quedado tan cegado por el miedo que hizo cosas de las cuales ahora no recordaba. Miró el boleto que tenía entre sus manos y vio que su destino era EEUU.

Cuando escuchó que anunciaban su vuelo estaba a punto de avanzar, pero volvió a ver a aquella mujer que había visto en el baño la otra vez. Sus piernas comenzaron a temblar cuando vio que la mujer negó, era como una señal que le decía que no debía de seguir huyendo de sus problemas, si no todo lo contrario, tenía que empezar a enfrentarlos.

--¿Quién eres?--le preguntó asustado.

Una niña que iba pasando por el lugar lo miró extrañada.

--Mamá, ¿por qué ese chico le habla a la nada?--le dijo a su madre, provocando que Alex las mirara.

--Seguro está borracho, camina más rápido--le respondió la madre.

¿A la nada? Se preguntó Alex confundido, él veía a esa mujer, ¿cómo es que los demás no la ven?

La misteriosa mujer era hermosa, con una sonrisa que te iluminaba la vida, su cabello era largo y castaño, sus pestañas grandes y bien formadas. Era el sueño de cualquier hombre, pero al mismo tiempo, era tan parecida a Alex.

El menor comenzó a prestar atención a cada uno de esos preciosos detalles, hasta que llegó a la conclusión de que aquella mujer le recordaba mucho a alguien.

La mujer era igual a su madre, ¿cómo es eso posible?

--¿Me estaré volviendo loco?--

Es que no podía ser, su madre estaba muerta, era imposible que apareciera de esa forma delante de él.

Cuando escuchó la última llamada para su vuelo, tomó sus maletas y quiso comenzar a caminar para subir al avión, pero la mujer se puso en su camino evitando que pasara. El menor siguió insistiendo, tanto que hizo que la paciencia de la mujer se agotara, entonces ella lo asustó cambiando su cara a una verdaderamente aterradora.

Alex retrocedió con mucho miedo; se tropezó con una de sus maletas y cayó al suelo golpeándose en la espalda, la gente lo miraba como si estuviera loco, pero al pelinegro eso no le importaba, le preocupaba más haberse fracturado algo por haber caído tan mal.

--Demonios...--se quejó mirando por todos lados, la mujer nuevamente había desaparecido. Se levantó del suelo y sacudió su ropa, siguió observando el lugar en busca de aquella mujer pero no volvió a verla.

Salió del aeropuerto y comenzó a caminar por esas frías y solitarias calles, iba a regresar a su casa para pensar. Todo en ese día era muy extraño y deprimente. Si Lukas se enteraba que era Sunset Lover probablemente le haría demasiadas preguntas.

Cuando llegó a la esquina, comenzó a pensar en que quería darse una ducha de agua caliente, estaba tan ansioso por aquello que cuando llegó a su casa, se llevó la gran sorpresa de que Lukas estaba allí, se encontraba parado frente a la puerta, se le notaba muy preocupado. Se acercó a él sigilosamente y le tocó el hombro.

--¡Alex!--gritó al verlo y lo abrazó tan fuerte que parecía que no lo había visto en años, sus lágrimas comenzaron a caer y un pequeño sollozo se escapó de sus labios.--Pensé que te habías ido para siempre--murmuró aferrándose más a él.

Alex sintió como su pecho se apretó más, él pensaba abandonarlo... Ahora se sentía tan mal por ese pensamiento tan egoísta...

--No me he ido a ninguna parte--
murmuró acariciando el cabello del contrario para tranquilizarlo.

Cuando se separaron Alex insistió en que lo acompañara a un lugar, no especificó donde, pero se notaba que no quería ir solo; cuando Lukas aceptó ir con él, se apresuró en volver a prepararse. Entró a su casa y dejó sus maletas, tomó un abrigo de cuero y luego salió tomando la mano del castaño comenzando a caminar.

Lukas no dijo nada en casi todo el camino, Alex ni siquiera se percató que tenía al amor de su vida agarrado de la mano, estaba muy concentrado pensando en lo aterrador que fue ver aquella mujer con el rostro lleno de sangre... ¿Cómo demonios pudo hacer eso?

--Estaré enloqueciendo--murmuró casi inaudible. Cuando salió de sus pensamientos notó que ya estaban frente a las tumbas de sus padres, soltó la mano de Lukas y suspiró tomando un poco de valor para no salir corriendo.

El contrario se sorprendió al estar parado en el cementerio, pensó que Alex quería ir a otro lugar, seguramente a enfrentar a alguien, y que tenía miedo por no querer usar sus habilidades de pelea, pero... Jamás imaginó que lo llevaría a ese lugar.

--Lamento haberte arrastrado hasta aquí--habló el pelinegro mirando la tumba de su madre, se agachó quedando de cuclillas frente a esta.--
Desde que murió... Nunca tuve el valor de venir a verla... Me sentía muy indigno de venir... Tenía miedo--
confesó sintiendo como sus lágrimas mojaban sus mejillas.

La extraña tanto...

El castaño no dijo nada, simplemente se puso de cuclillas a su lado y lo abrazó.

--Está bien, habla con ella, seguramente te está escuchando, no creo que ella te culpe por no venir, seguro lo entenderá--dijo secando las lágrimas del bajito con dulzura.

Alex sonrió y empezó a hablar con su madre, le contó todo lo que había pasado en el instituto, todo lo que había pasado con Lukas y Tony, además de eso, le pidió que lo ayudara a poder pelear, porque no quería que sus amigos se siguieran involucrando en sus problemas. Cuando terminó de hablar con ella y de presentar a Lukas, ambos salieron del cementerio.

El castaño vio como Alex había quedado más relajado pero aún seguía cabizbajo.

--¿Estás bien?--le preguntó abrazándolo por los hombros.

--Yo... Estaba por irme... No sé como llegué al aeropuerto con todas esas maletas pero... Cuando me di cuenta, la tentación de irme era inmensa... Si me iba, no iba a volver...--dijo nervioso pensando en el puñetazo que probablemente recibiría de parte del castaño.

--Pero no lo hiciste--respondió intentando sonar tranquilo, el menor se sorprendió al no recibir ningún golpe, ni siquiera se veía afectado, ¿acaso quería que se fuese?

--¡Pero iba a hacerlo!--le gritó dando leves golpes en su pecho--¿por qué no estás enojado? ¿Por qué no me gritas?--
le preguntó rompiendo en llanto.-- Es como si quisieras que me valla--

Lukas suspiró y miró al cielo mientras abrazaba al contrario y lo acariciaba, estaba buscando las palabras correctas para hablarle y expresarle sus sentimientos, pero más que nada, estaba intentando tranquilizarlo, quería que el menor escuchara cada palabra que iba a salir de sus labios, ya que por primera vez en la historia, volvería a ser sincero con alguien que le gustaba.



I HATE YOU? [CARLUKAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora