08- J U S T I N , el espía

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08

Justin, el espía

Como 007... pero con biberón y pañales.

Aun escuchaba los irregulares pasos de Alex alejándose de él cuando recogió la bicicleta

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Aun escuchaba los irregulares pasos de Alex alejándose de él cuando recogió la bicicleta. A simple vista, no servía para nada. Estaba oxidada, las ruedas no servían... ¿Cómo demonios podía andar en ella? ¿Cómo no se lastimó antes?

Tal vez lo hizo, pensó Justin. Tal vez no es la primera vez que se cae.

Los restos de la bicicleta no caían en el maletero de su auto, así que la dejó afirmada junto a los arbustos. Lo más probable era que no volvería a encontrarla, pero de todos modos ya no servía de mucho. Le compraría otra. Una mejor, con canasto delantero para que echara su mochila, con soporte para una botella de agua, con pequeños reflectantes para su seguridad y un asiento acolchado para que recorriera la ciudad entera con comodidad.

Justin volvió a su auto y revisó que Helena siguiera durmiendo con comodidad, acurrucada en su asiento especial en la parte trasera. Aquel modelo de auto no era amistoso con el espacio, pero si lo cambiaba por uno más grande, por un modelo familiar... No. Debía mantener ciertas apariencias.

Comenzó a seguir a Alex. Ella le había sacado ventaja, pero rápidamente la encontró unas calles más adelante y continuó conduciendo a velocidad baja, un poco alejado para que ella no se diera cuenta.

Alex cojeaba con evidente dolor y cada pocos segundos se limpiaba las lágrimas con las mangas del chaleco. Iba tan desabrigada... Justin quería bajar del auto y... ¡Demonios! Quería sacarse la chaqueta, arroparla y ayudarla a curar sus heridas.

—Mira lo que me haces —gruñó, hablándole a su dormida bebé—. Tengo el instinto protector por las nubes desde que naciste.

Continuó avanzando, siguiendo a Alex.

Espero que no se le haya fracturado nada. Bueno, no estaría caminando si fuese así. Vaya golpe que se dio.

¿Cómo llevarla a un hospital? Él sabía que sólo raptándola -cosa que jamás haría- conseguiría subirla al auto. ¿Por qué era tan terca y orgullosa? ¿Por qué no aceptaba la ayuda que él le ofrecía?

Porque he sido un estúpido. Porque lo he hecho todo mal.

Llamar su atención intentando darle celos con Sue había sido una pésima idea. Ahora Alex no lo quería cerca.

Ahora, luego de que ya había cometido el mismo error dos veces, entendía que no era lo correcto.

Ahora sí que me odia.

De pronto, Alex llegó frente a una iglesia y sin dudarlo atravesó el cercado. ¿Una iglesia? Justin frunció el ceño, Alex no parecía una persona religiosa, pero... bueno, qué sabía él.

Apenas la conocía.

Y aun así, asumía cosas como si Alex hubiese sido parte de su vida por siempre.

—Demonios. Tengo problemas.

Debía dejar de asumir que todo era blanco o negro.

Alex, por ejemplo. Cuando la conoció, la juzgó mal, desatando entre ambos el inicio de una relación llena de insultos y malos tratos, creyéndose superior. Bueno, le salió el tiro por la culata, porque ahora que él estaba verdaderamente interesado y curioso por Alex, ella ya no lo quería cerca.

En lugar de tocar la puerta principal de la iglesia, la Comeletras rodeó el edificio y desapareció por un costado. Justin dudó en seguirla o no. Hacía demasiado frío ahí afuera como para sacar a Helena del auto, y la idea de dejarla sola en la calle mientras él se alejaba... Estaba seguro de que dejar a un bebé a solas en esas condiciones era un delito.

¿Y si alguien se robaba el auto con su bebé adentro?

Eso sonaba aun peor.

Pero tras breves segundos pensándolo, se decidió a bajar del auto, dejándolo con llave. Helena estaría segura ahí, mientras él no tardara mucho.

Todo estaba en silencio; las luces de la iglesia, apagadas. Pero Alex parecía saber exactamente a dónde iba. Justin casi le habló para detenerla cuando ella comenzó a escalar por la pared trasera, pero algo lo hizo guardar silencio. No supo exactamente qué, pero se quedó abajo, esperando... listo y atento para recibirla por si de pronto la loca Comeletras caía al vacío, hasta que ella entró con dificultad por una ventana pequeña y no volvió a salir.

Justin continuó ahí abajo por un par de minutos más. Volvió a su auto cuando estuvo claro que Alex no volvería a salir.

Aun así, se quedó estacionado en la calle un poco más... esperando.

Pero Alex definitivamente no apareció.

¿Por qué entró ahí?

¿Por qué no salió?

¿Acaso... vivía en ese lugar?







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Hola, mi gente. Hoy la actualización es doble.

¡Disfrútenlo!

Miradas de acero © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora