Capítulo XI

39 3 0
                                    

Un nuevo mundo

Permancer viviendo acorde a las reglas puede ser algo estresante, pero y si alguna vez la rompieramos.

Noah

Mi petición era algo simple, no pedía nada más que conocer el mundo que se encontraba fuera de estas cuatro paredes.

Pero su respuesta fue lo que hizo que ocasionará la destrucción de sus vidas.

Sonido de alarmas

Miles de ruidos invadian mi cuarto, como también todo a su alrededor, podría decirse que ese dia no tuve control de lo que ocurriria después, pero nunca me culparia por eso, ya que ellos lograron convertirme en lo que siempre temieron.

─ K-97 lamentamos que ya no formes parte de nuestro planes...

Ya con esas palabras entendí que nunca saldría de aquí, a menos que use todas mis fuerzas para derivar estas paredes.

Gritos

Así fue como ocasione un gran estruendo que iba en todas las direcciones posibles, derrumanbo todas las paredes por completo, con ellos todos los trozos de todas las paredes.

─ ¡Detente ahí! ─ exclamó un guardia y miles de soldados esperándome afuera de mi cuarto, apuntandome con sus armas y caminando todos alrededor mio, interponiendose en mi camino.

─ ¡No nos obligues a dispararte pequeño! ─ grito un soldado, acercándose lentamente hacia mi, tratando de retenerme.

Eso fue lo que colapso mi paciencia, emepeze a sentir mi cuerpo de una manera diferente a lo habitual, empezaba a emitir un calor muy fuerte, como si mi sangre empezase a salir de cuerpo contra mi voluntad, cuando pude volver a observar a aquel soldado, veía que estaba robándole la suya tambien, viendo como caiga en el piso, mientras solo empezaba a quedar su uniforme tirado con sus huesos en el.

Sonidos de disparos

Las balas de aquellos soldados hacia mi, solo hacían que se unieran a mi cuerpo, cada bala en mi era como si se estuviesen guardado dentro de mi sangre.

Volví a ver aquellos soldados, y dije que  nunca olvidaré sus expresiónes en estos momentos, mi sangre ya no contenía sus balas, haciendo que las explusase de mi, direccionandolas hacia sus cabezas, en unos cuantos segundos los había matado a cada uno de ellos, me parecía un desperdicio ver sus cuerpos, así que empeze a caminar entre ellos, mientras terminaba de completar la tarea, dejando miles de uniformes completamente vacíos.

─ ¡Por favor K-97! ¡Detengase!

Después de unos cuantos minutos caminando, las voces de aquella mujer me seguían por todos los pasillos, repitiendo una y otra vez, pero como obedeceria a la que alguna vez considere amiga.

─ ¡Por favor K-97!

Ya no me importaba nada, cada paso que daba por estos pasillos, sentía que estaba más cerca de un peligro que de una salída, escuchaba los pasos de miles de personas a través de una puerta gigantesca delante mío, sabría que morirían miles de personas si daba un paso más. Pero eso dejo de importarme ya que si salvo las vidas de cientas personas, estas serán reemplazadas en algún futuro.

Sonido de puerta abriendose

Perdónanos K-97, pero hasta aca llegaste...

Al fin pude conocer a la persona que me hablaba a través de ese micrófono, se veia que no solamente ella me tenía miedo, si no todos lo que me miraban con asco, sus malditas armas con infrarojo señalando esos puntos cada parte de mi, escuchando como presionaban los gatillo, hasta el punto de tenerlos qué solamente soltarlo.

─ Si sales afuera perjudicaras no solo a ti, si no a millones de personas...

─ Lo se ─ interrumpi, mientras empezaba a dar más pasos ─ si quieren vivir apartense de mi camino ─ agregue, mientras que ellos solo observan detenidamente.

─ ¡Disparen! ─ grito con todas sus fuerzas.

Pero sus balas volvían a hacer inefectivas hacia mí, solo sentía pequeños pelliscos cada vez que atravesaban mi piel y perforaban mis huesos.

─ Lo lamento mucho por todos ustedes...

Ese experimento ocasiono un gran desastre en toda la base científica, pero el dolor que tenía en su interior lo era más...

Cuando pudo lograr despertar de si mismo, solo contempló todo lo que había echo o peor aún, las nuevas vidas que ofreció a este mundo.

Todos los guardias y científicos de la base se habían convertido en lo ellos mismos temian, monstruos tan horribles, capazes de matar todo a su paso, seres con una forma diferente de pensar al resto. El solo observó, cada ves que ellos se acercaban a él, se empezaban a unir más y más de esas cosas, a tal punto de formas un ejército, obersvaba también todo el daño que causo en la estructura de la base y la cantidad de sangre que invadian por todos lados.

Pero como saber lo que haría con ese poder, el no sabía que hacer, se veía como lo que el siempre odiaba, uno más de ellos.

Personas capaces de sacrificar todo de si, tanto como su propia vida, como la de millones. Su odio lo empezó a consumir tanto que lo único que pensó en esos momentos fue huir de todo y de todos.

Aunque eso le impedío saber lo que depararia su camino hacia su nuevo mundo.

El corrió de ese lugar, las criaturas que el les había otorgado la vida, solo se quedaron quietos en es lugar sin hacer ningún ruido o movimiento.

Se encontraba cruzando esas gigantescas puertas de metal de la base, podia escuchar algo diferente allá afuera, rompió aquellas puertas gigantescas y encontró lo que siempre anhelaba.

Su libertad de estar afuera.

Una alegría invadió todo su cuerpo, extendió una de sus manos hacia afuera, sentía miles de giras de agua tocarlo, inhalo fuertemente el aire que soplaba en esos momentos y empezó a caminar, mientras la lluvia lo empapaba por completo, el solo reía, contemplando su mirada hacia el cielo.

También ser divertía tratando de pillar una gota con su lengua o tocando con sus pies la tierra mojada y barrosa.

Eso ocasiono aun más inquitued en el, salió corriendo en dirección hacia los árboles, gritando y corriendo con más velocidad entre ellos.

Pero todo tiene un límite o al menos ese límite es el que se lo impusieron.

Trato de correr más hacia otros lugares, pero algo ocasióno un golpe en su cuerpo, que ocasióno un daño en el, miró su cuerpo lastimado, no entendía que era esa cosa que impedía qué avanzase más allá, tirro una piedra y esta rebotó de vuelta a su dirección.

Simplemente no comprendia, el  odiaria volver al lugar donde le costó mucho salir.

Haci qué camino, sin rumbo alguno, el solo decidió seguir caminando, trataba de no pensar en que estaba en otra jaula más grande que la anterior.

No se sabría muy bien como llego o sobrevivo todo este tiempo, pero el llego a nosotros.

Noah

UN RESTAURANTE  PECULIARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora