Híbridos: La ira de Lucifer

Capitulo 17

Samara se encuentra en el comedor sentada en una de las tantas mesas ya qué todos los que querían ir a esa hora a desayunar podían hacerlo, pero en ese momento solamente se encontraban algunos pocos híbridos, lo cual la chica agradecía porqué así estaría un poco más tranquila para pensar en la explicación que dio su ex ángel guardian, Hoshi, para qué no estuviera aquel día del ataque de ese demonio cuando despertó su lado ángel con los de sus hermanos. Suspiró para mirar hacia un lado, desde esa distancia podía observar a Luz y a Daniel, desde que ellos llegaron para que se diera a conocer lo que estaba pasando fuera, se fijó que no se acercaban a casi nadie, exceptuando la chica, la cual pudo ver en algunas ocasiones como se acercaba a Ester en busca de consuelo, como un pollito buscando a la mamá gallina.

—“Tuvo que quedar muy afectada...” —suspiró bajando su mirada a la taza que contiene café, la cual se encuentra entre sus manos, calentando estas, ella sabe qué estaría del mismo modo si supiera que algo grave le hubiera pasado a su madrastra y padrastro.

Bebió un poco el contenido de la taza después de soplar para no quemarse la boca, ya le ha pasado antes por ser descuidada y la sensación cuando ocurre eso no es agradable; estaba tan perdida en sus pensamientos aún bebiendo aquel líquido que se sobresaltó cuando sintió una mano en su cabeza, por lo que apretó la taza y casi termina botando el café sin querer, agradecía que no halla ocurrido esto último o el líquido hubiera caído en su ropa, por lo que se hubiera quemado. Miró al causante de aquel susto, viendo a Haniel, el cual estaba sentado en la silla que se encuentra a su lado, hace tiempo que no lo veía, por lo que le llamó la atención la cicatriz que tiene entre la conexión de la oreja y cabeza; le mira a la cara después de unos segundos, viendolo mejor, fijándose lo cansado que se ve, como si hubiera estado haciendo un montón de cosas a la vez, por lo que levanta una ceja intrigada, pero no dice ninguna palabra al respecto mientras deja la taza encima de la mesa.

—Lo siento por el susto —susurró de manera baja, su voz se escuchó un poco apagada, como si la hubiera utilizado mucho, notó en ese instante como él apoya su codo contra la mesa para así colocar su mentón en la palma de su mano, teniéndola como un soporte—. Estabas en tu mundo.

—Y tu pareces estar cansado de la vida —le acató riéndose un poco, apoyando su espalda en el respaldo de la silla para tomar su mentón con su dedo pulgar e índice, tomando la posición de estar pensando—. O bueno, de lo que sea en lo qué estés metido.

Después de eso, se quedó un silencio entre ambos, Samara había desviado la mirada para tomarse lo que quedaba de su café, el cual se había puesto tibio en aquel rato, pero no se levantó, ya que le dirigió nuevamente la mirada al contrario, viendo como mantiene los ojos cerrados y respira con calma, por lo que rueda ojos divertida, suponía que se iba a poner a dormir por como se veía. Se quedó mirándolo un rato, pensando en si moverlo un poco para que se pudiera espabilar* o no; después de pensarlo, acercó su mano al mayor, al brazo que está colgando para sacudirlo un poco, haciendo que Haniel diera un pequeño gruñido en forma afirmativa, como diciéndole que la está escuchando.

—Si estabas tan cansado, ¿para que viniste a este lugar? —le preguntó con bastante duda y curiosidad, ahora picandole la mejilla al mayor con su dedo.

—Quería ver como se encontraban ellos —susurró bostezando un poco, refiriéndose a Daniel y Luz, a él no le incomodaba lo que le hacía la menor, la dejaba porque de esta manera podía estar aún despierto—. Escuché de parte de Ester que se veían muy solitarios.

—Bueno... Tiene razón —le confirmó esto, era fácil de ver.

Samara dejó de picarle la mejilla al mayor cuando vio qué este abrió uno de sus ojos, por lo que le sonrió y se levantó con la taza vacía entre sus manos ya qué iba a lavarla para dejar que el mayor descansará en paz sentado en aquel lugar.