Capitulo 40

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Aquel demonio, el cual quiere tomar venganza en contra de Haniel porque este mató a su hijo, se encuentra desde hace algunos segundos a unos metros del campamento; tiene agarrado a un ángel por el cabello, el cual le curó en ese instante las heridas qué tiene encima para luego soltarlo fuertemente contra el suelo, mirándolo con superioridad.

—Vas a traerme a esa chica, ya sabes quién es por su aura —dijo refiriéndose a Samara, aquella vez qué la vio junto a Haniel, se dio cuenta del hechizo qué tenía puesto encima, el cual no había tapado como era en verdad su aura.

Recibe un asentimiento rápido por parte del ángel, el cual se había puesto anteriormente arrodillado frente suyo; el menor se encuentra temblando, no por el mayor, si no por los otros demonios, aquel qué tiene delante a sido tan bueno con él qué no pudo evitar enamorarse perdidamente, esperando al momento qué aquel demonio lo saqué de las garras de los otros.

—Y si haces las cosas bien, te recompensaré con lo qué quieras —con eso dicho, el ángel le asintió con una gran sonrisa.

El menor se levanta lo más rápido que puede para irse hacía donde está el campamento, entrando finalmente por el campo de protección, haciendo qué el demonio viera como desaparecía pero sabiendo qué sigue en ese lugar y qué no huira hasta encontrar a su presa.

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Samara suspira y hace una pequeña mueca aún pensando en lo qué le comentó Leo sobre lo qué ocurrió el día anterior; en aquel momento se encuentra sola cerca del campo de protección, por lo cual puede pensar tranquila sobre como su hermano dijo qué no recuerda exactamente lo qué le comentó a Raziel, pero qué si recuerda como este colocó su mano en su cabeza y qué después de eso se sentía un poco extraño ya qué hasta le empezó a doler la cabeza y después le dio bastante sueño.

Ella está bastante preocupada, se dio cuenta qué su hermano ya no piensa de la misma manera, o bueno, ya no le da tanta importancia sobre qué Raziel lo siga entrenando él solamente. Un pensamiento le pasa por la mente, el cual fue qué Raziel le tuvo que cambiar aquellos pensamientos a Leo, pero solo pudo negar, no puede ser, ¿o sí? ¿Pueden hacer eso los arcángeles siquiera?, ahora solamente esas preguntas rondan por su cabeza.

Suspira nuevamente, enserio espera qué no sea eso, además, quiere qué aquél arcángel abra los ojos ya qué lo qué está haciendo no le va a quitar el sentimiento de culpa de no haberle mandado aunque sea una carta o algo de vez en cuando a Leo; su mueca se agranda, por lo qué le comentó su hermanastro, Raziel solo dio la excusa de qué estaba muy ocupado en su trabajó como arcángel y por eso se terminó alejando por completo, ¿en serio estaba tan ocupado qué no le podía mandar nada a su único hijo? Gruñe un poco, sabe qué ya no vale la pena pensar en eso porqué no va a recibir ninguna respuesta, lo sabe muy bien.

Aunque se encuentra un tanto distraída, la chica pudo sentir de todos modos como alguien se le está acercando, no le iba a tomar importancia si no fuera porque aquel extraño le tomó de la muñeca para empezar a tirarla, obligándola a qué le comenzará a seguir, atravesando el campo de protección.

—¡Sueltame! —le había gritado intentando soltarse pero su fuerza no se compara con la del contrario.

Empezó a tener miedo de donde le llevará el contrario, sintiendo en el proceso como alguien los empezó a seguir, aunque no puede ver quien es, podía sentir su mirada de preocupación.

La chica algunas veces estuvo apuntó de escapar pero cada vez qué esto pasaba, era tomada nuevamente; no entiende nada ni quién es ese ángel, nunca lo había visto en todos esos meses qué ha estado en el campamento; le vino un escalofrío, tiene un mal presentimiento, sabe qué algo malo pasará, por lo qué intentó con más fuerza liberarse pero solo ocasionó qué el ángel la tirara al suelo cerca de alguien. Samara con aquello qué hizo el ángel se quejó, se dio cuenta qué alguien está a sus espaldas por lo qué se quedó congelada por sentir esa presencia tan escalofriante; no quiere girarse, el miedo se le incrementa cada vez más por la presencia tan terrorífica qué tiene detrás.

Híbridos: La ira de Lucifer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora