veinticuatro

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-No espero nada de ti, y aun así logras decepcionarme. - Hablo mi hermano, dándome la espalda mientras bajaba del escenario. Coloque mi guitarra en mi espalda, secando con mi brazo la transpiración que corría por mi rostro. Aún tenía el corazón latiendo a mil por hora.

-Aun no era el momento...- lograba recuperar mi respiración.

-¿¡Y cuando lo será?! - volteo abruptamente, impidiéndome el paso. -¿¡Cuando deje de buscar el amor en ti?! ¿¡Cuando su ultima jodida gota de esperanza en ti se evapore por completo?! -

-¡Ya basta, Bill! - lo empuje con brusquedad. -¡Deja de meterte en lo de nosotros! -

-¡¡Entonces deja de pedirme consejos cuando vas a hacer lo que se te de la jodida gana!! - El volvió a empujarme, con mas fuerza. Haciéndome retroceder. -No vuelvas a dirigirme la puta palabra.

-¡¿Te pelearas conmigo por Rosella?! - tenia que estar bromeando, pensé.

-¡No es solo por ella grandísimo imbécil! ¡Siempre quieres las cosas a tu modo! - Gustav y Georg escuchaban todo atentamente. -¡No dejare que hagas lo que quieras con ella! ¡No la tendrás en la palma de tu mano! -

-¡No quiero eso! - le grite en la cara. -¡Quiero encontrar el momento perfecto, y este no lo es! ¡Tu no sabes nada! -

-¡Se mas de lo que tú crees! - me tomo por mi camisa bruscamente. -Vuelve a joderlo todo, y de verdad me conocerás enojado. - me solté de su agarre con muchísimo enojo.

-Mira como tiemblo de miedo. - Lo empujé con el hombro y me fui directo a mi camerino, dejando mi guitarra en su estuche. Di un gran golpe con mi puño en la puerta del lugar, tratando de desquitarme conmigo mismo por no tener los huevos bien puestos. Me deje caer en el suelo, viendo como mi billetera se encontraba en la mesa que estaba al lado de mí, recordando la preciosa foto que guardaba de nosotros, suspire aguantando las lágrimas. -Lo siento Ro... el miedo me gano de nuevo. -

Narra Rosella:

-¡Estuvieron increíbles! - corri hacia Bill, abrazándolo por el cuello. El me tomo por la cintura y comenzó a girar en su lugar. -¡No, se me sube el vestido! - reí.

-¡Oh, vamos! Como si nadie aquí hubiese visto tu culo cuando usas bikini. - Solté una carcajada y le jalé el cabello. -¡Rosella! - tomo un mechón del mío y también lo jalo.

-¡No! - aprete una de sus tetillas fuertemente.

-¡No hagas eso, carajo! - sabia lo mucho que le molestaba, carcajeaba como una loca.

-¿Y Tom? - pregunte al percatarme de que solo estaban ellos cuatro en el camerino. Bill alzo los hombros sin importancia.

-Quien sabe. - mi sonrisa de a poco se desvaneció, las manos me sudaban. Mañana saldríamos para Rio de Janeiro y lo que menos quería era que le pase algo a Tom, que quien sabe dónde se había metido.

-¡¿Hoy salimos?! - Gustav hablo emocionado mientras Georg asentía con la cabeza detrás de él. -¡Tenemos que festejar! -

-¡Claro que sí! - Bill hablo, volteándome a ver.

-Claro que no. - La sonrisa de los tres se borró. -¿Qué? -

-¿¡Desde cuando tu le dices que no a una fiesta?! - no lo podían creer.

-¿Desde que me hice mayor y con mas trabajo? - reí.

-¡No me hagas esto, Rosella! - Bill tomo mis manos. -¡Acompáñame! -

-Lo siento Bill, hoy de verdad no tengo ánimos. -

-¡Subirás los ánimos en la fiesta! - Georg hablo.

𝗕𝗨𝗥𝗟𝗘𝗦𝗤𝗨𝗘 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora