catorce

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-Estoy embarazada...- Ella llevo una de sus manos a su vientre.

Levante lentamente la carta que cayo al piso ante tal declaración. Lo mire a Tom por varios minutos, esperando algo.

Solo podía entender su silencio y su mirada cabizbaja.

-Sabía que esto no tendría final feliz. - Mis ojos se llenaron de lágrimas. Tome mis cosas y salí del hotel.

"¡Rosella!" Podía escuchar los gritos de Bill mientras pensaba. Mierda ¿Cómo había sucedido todo esto? ¿En qué momento? Ayer estaba todo perfectamente bien, parecía sacado de una película. Dios me tropeaba torpemente mientras las lagrimas no dejaban de caer por mi rostro. Me sentía una estúpida, caminando con mis maletas. Con mi carta, ya echa un bollo dentro de mi bolso. Un recuerdo se hizo presente en mi cabeza...

"-¡Imagínate, un pequeñín de nosotros dos! - Tom sonrió besando mi vientre.

-¡Pero qué cosas dices! ¡Solo tenemos diecisiete años! - comencé a reír por sus delicados besos. -¡Ya, Tom! - lo tome por sus rastras, jalándolo como de costumbre. Nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, dentro de las finas sábanas blancas que traía en su cama.

El me beso. Me beso con calidez y amor. Así sabían sus besos.

-¿No te gustaría la idea? - Pregunto, abrazándome por la cintura. Haciendo que quedemos cara a cara. Eleve una de mis piernas hacia su cadera así nuestros cuerpos podían estar aun mas cerca. El acariciaba toda mi espalda y yo admiraba su precioso rostro. -Un mini Tom- sonreí. -O una mini Ro. -

-¿Te imaginas un mini Bill? - Tom rio.

-¿También cantara? - arrugo su respingada nariz.

-O será un gran guitarrista. -

-Tiene un buen ejemplo. - Halago sobre el mismo, haciéndome reír. - Pero hablando de verdad Ro. ¿Te gustaría tener hijos? -

-Amaría ser madre, sé que tengo diecisiete, pero...- Suspire.

-Siento que los veinticinco son una buena edad. - Llevo una de sus manos hacia mi mejilla, acariciándola.

-Yo siento que veinticinco es muy tarde. - bufe. - Creo que esperaría hasta los veintitrés, con la persona correcta, claro. - Rei al ver como el se señalaba varias veces. -¿¡Tú?! Serias un desastre como padre, serias de esos que ocultan todas sus travesuras. - Mis ojos brillaron un poco al imaginar la escena.

-Y tu serias una bellísima mamá, te imagino como esas madres cómplices que le roban la tarjeta al papá para comprar los caprichos de los niños. - Solté una carcajada, no lo niego.

-Tendría mis propias tarjetas de crédito. - Alce mis cejas.

-Ven dame tu dedo meñique, haremos una promesa. - Levante mi dedo, haciéndole caso mientras sonreía. - Prometeremos que intentaremos quedar embarazados hasta los veinticinco. - Tom reía ante tal cosa.

-¡Que estúpido eres Tom! - reí con él.

-Mis únicos genes, serán portados por ti. -

-¡Ya cállate y deja de embarazarme! - Reíamos juntos.

-Oh ya me imagino tu hermosa barriga...- Me abrazo con más fuerza."

-¡¡Rosella!! - Pude sentir como alguien me jalaba brutamente del brazo, haciéndome retroceder de la gran avenida que estaba por cruzar sin antes mirar si el semáforo había cambiado. -¡¿Qué haces, idiota?! - Tom gritaba, con lagrimas en sus ojos. -¡¿Qué crees que haces?! - Me tomo por ambos brazos, agitándome. Yo no podía detener mi silencioso llanto.

𝗕𝗨𝗥𝗟𝗘𝗦𝗤𝗨𝗘 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora