Capitulo 4

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El atardecer se empezaba a percibir ya que el sol se ocultaba pasó a paso, eso indicaba que todos ya podían retirarse de clase.

La pelinegra se encontraba viendo la ventana en dónde se mostraba el paisaje del atardecer, ya quería irse a casa y llegar a dormir una siesta, después de un largo día estaba cansada... Además todavía no podía olvidarse del beso que sucedió hace un par de horas.

Después del beso llegaron de nuevo a retomar clases y está vez la castaña no dejaba de darle miradas a la pelinegra haciendo que está se sonrojara, haciendo reír a la chica de ojos gatunos.

Rosé se la pasaba molestando a su amiga después del increíble espectáculo que presenció y es que no todos los días se ve un beso entre Lisa y Jennie.

—Lisayah—mencionó en un susurró en la oreja de su amiga —¿Disfrutaste el beso?—le dió un leve golpe en su hombro haciendo que Lisa dejara de mirar la ventana y sonrojándose agachando su mirada con un leve sonrojó.

—Ahh Rosé solo fue un beso—contestó ocultado su rostro en sus manos ya que su sonrojó se notaba a miles de kilómetros— ¿Sólo es quieres saber?—la rubia asintió en forma de aprobación—tu ganas.

—Y entonces ¿Te gustó el beso?—sonrió con picardía en su mirada.

—Para que mentir... Si me gustó cuándo la besé, pude sentir la calidez de sus labios y es que ahg, ella besa increíble—respondió sin medir sus palabras y de lo cuánto se estaba exponiendo.

_¡Lo sabía! Sabía que te gustaba—habló en un tono fuerte llamado la atención de sus compañeros y la maestra.

Una voz en todo el salón aparte de las dos amigas se escuchó, efectivamente... Era la maestra.

—Señoritas ¿Algo que tengan que aportar a la clase?—pregunto la maestra viendo a la pelinegra y rubia quiénes compartieron mirada la una a la otra pidiendo ayuda—veo que su plática es más interesante que la clase ¿No es así?—la clase se quedó en silencio y solo la voz de la maestra se escuchaba haciendo pesado el ambiente.

—No, no maestra... Nosotras mm estabamos hablando de que nos gustaba leer y eso— Rosé respondió sonriendo nerviosa y le dió un toque con su mano a lisa debajo de la mesa para que le siguiera la corriente.

—Si maestra, solo estábamos hablando acerca de los libros que nos gustaban—la pelinegra le siguió la corriente esperando que la maestra se olvidará de este asunto.

—Señoritas... Llevó dando más de 22 años en esta universidad, la verdad ya se las anécdotas que muestran justificando su falta de atención así que...—dejó de hablar para después caminar directo a la mesa de la pareja de amigas—veo que tienen mucho que compartir con la clase y si es así, le pido de favor que usted— mencionó brindando un marcador negro de pizarrón a las manos de Lisa—pase a resolver el ejercicio de matemáticas.

Lisa pov

Lo que faltaba de este día era que la maestra de matemáticas me pasará al pizarrón a resolver uno de sus problemas, además los problemas ya tengo y en mi casa, así que no me hacen falta más.

Sin nada más que decir me tuve que parar de mi asiento para resolver el problema.

Al estar enfrente de pizarrón ví una ecuación de solo letras y más letras, que dolor de cabeza pero está bien.

Gracias a mis padres sabía de matemáticas ya que me enviaron en vacaciones a clases particulares de matemáticas por qué no sabía mucho de ello, así que empecé a resolver con facilidad el problema quién para mí no estaba complicado.

Después de algunos minutos que anotar todo el procedimiento, me dió un resultado y sonreí al saber que si salió como quería.

—Déjeme revisar—mencionó la maestra acercándose a mi y estando a centímetros de mi rostro—muy bien señorita Manobal, puede ir a tomar asiento—realicé una pequeña reverencia y al momento de entregarle el marcador a la maestra ella rozo sus manos con las mías poniéndome nerviosa—para la otra no esté distraída—me sonrió no dejando de ver mis manos, la maestra volvió la mirada al pizarrón e inició con un siguiente tema.

𝐶𝑟𝑎𝑧𝑦 𝑓𝑜𝑟 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora