El último cigarrillo [En Pausa]

Capítulo 4

¿Había dicho lo difícil que era levantarme después de una noche así? No quería moverme, podía sentir mi cuerpo cansado y pesado, el dolor de cabeza era presente.

—Hoy llega una visita importante—menciona Elmer susurrando cerca después de haber entrado a la galería—. La jefa quiere hablar contigo—asiento dejándole mi trabajo a Elmer y me dirijo a la oficina. Mis zapatos sonaban cada vez que pisaba o daba un paso por su leve tacón de aguja que tenía. Toco la puerta dos veces y espero hasta que por fin la abren.

—Hola... Mmm—no sabía mi nombre.

—Verónica—digo rápidamente. Tenía razón Elmer, no sabía nuestros nombres.

—Verónica, claro—mira su hora en el reloj—. Necesito que te encargues de la visita importante que habrá esta tarde—me extiende la mano con un documento largo, pero con pocas páginas—, esa es la historia que vendrá con explicación, esa es la que darás a la visita—dice, y yo, yo quería llorar porque tenía que estudiar, investigar y aprenderme todo ello en no se cuanto tiempo, y sobre todo a una visita.

Tragué fuerte—¿A que hora vendrá?—pregunto.

—En dos horas. Es una mujer elegante qué probablemente tenga perlas blancas en su cuello o manos, le reconocerás al instante—se me acerca—. Ella hará una gran inversión en esta galería, así que por favor te pido que seas elegante y hagas un buen trabajo—me mira de arriba a abajo—, eres linda y eres muy presentable, espero cumplas mis expectativas. Aunque en realidad no esperé tener una visita tan rápido, me tomo desprevenida.

¿Cumplir sus expectativas?

—Quiero que te cambies esa ropa—me da una bolsa—, ponte esa. Te resultará más factible.

—Bien—digo, aunque podría admitir que con un poco de hipocresía.

—Ahora has tu trabajo—sonrió y salgo de su oficina con una sonrisa fingida.

El estrés se estaba apoderando de mi, y si, mi paciencia era muy poca. Suspiro y entro al baño a verme en el espejo, retoco un poco mi maquillaje y observo en la bolsa la ropa, era una falda negra pegada al cuerpo corta, una camisa manga larga de vestir blanca y una gabardina corta, o al menos no tan larga como la que uso usualmente.

Me dolía el estómago, sabía que eso era producto del tabaco, pero no podía fumar dentro del lugar aunque necesitara tranquilizarme, sentía una presión una que aunque estaba acostumbrada a trabajar esta vez no se me daba poder domarla.

El doctor hace unos meses me había dicho que tanto consumo de tabaco me iría a provocar dolores de estómago al sentir la necesidad de consumir nicotina, y más si ese seguía siendo mi desayuno.

Salgo y voy a donde está Elmer—Dios mio, siento mucha presión—digo en susurro llegando donde él apresuradamente.

Él me mira—No te queda nada mal ese uniforme. Suponía que iba a ser a ti a quien escogieran, mis condolencias.

—¿Por qué a mi?

—Porque tienes potencial en esto, Verónica, y aparte de que eres la más bonita en esta galería. Tienes tu oportunidad.

Trato de mirarme a mi misma—Como qué estoy recibiendo muchos halagos hoy, es un milagro, lo sé—comienzan a llegar clientes y Elmer me mira para decir que estaría ocupado con su mirada—Nos vemos en almuerzo—despido.

Cansada me siento en la banquilla por donde estaba la oficina, y comienzo a leer el documento.

El jardín de las delicias, del bosco

La obra cumbre de Jheronimus van Aken, El Bosco, es un tema donde tienen muchos significados pero a la vez ninguno tan específico enmarcado con lienzo sobre madera de roble que se puede abrir y cerra,  siendo así una gran habilidad para mezclar colores de óleo. En la obra lo que hacía elocuente el que te centres solo en alguno de ellos habiendo tantos temas en una pintura, en el que aparecen representados el paraíso, el infierno y las realidades de la vida, también mencionaba sobre el camino de un buen cristiano y los pecados por los que se vería infundido. Es una obra arrebatadora por su caótica composición, un significado que desconcierta sin ser del todo conciso. Algo más específico: para atraparte entre tantos significados.