Capítulo 3

126 93 8
                                    

Me había enterado del gran impacto que había tenido Richard en la noche anterior, y lo mucho que cambió la situación—o mas bien mi estado de ánimo—. Que un desconocido me sacara de la realidad fue muy sorprendente para mi, a veces solo lograba eso con las drogas,

Me dijeron que tenía un trastorno cuando era joven, uno de la personalidad, algo que me hacia dependiente a las drogas y caracterizado por sentir todo muy profundo, o mas que los demás. Nunca indagué ni me interesó ese tema de entenderme y lo ignoré por completo, si lo veía en alguna parte me hacia entender porque era de esa forma.

—Te levantaste temprano hoy—dice Helen al verme salir de mi habitación treinta minutos antes de lo que usualmente solía despertar.

—Si lo dices de esa forma me comienzo a creer que incluso rejuvenecí.

—Algo así —Se acerca dándome un beso en la mejilla como despedida—, ahí está tu desayuno en el microondas. Me voy.

Cierra la puerta del apartamento y yo voy en busca de mi comida. La verdad, la amistad que solía llevar con Helen era un poco inusual, no hablábamos mucho pero éramos como hermanas, compartíamos departamento hace dos años cuando había podido por fin salir de mi casa, nos conocimos porque vivíamos exactamente en la misma ciudad, o en el mismo lugar, para ser más especifico, éramos vecinas. Ella quería salir de su casa, y yo también, solo éramos dos adolescentes queriendo independizarse por una familia disfuncional.

Agarro mi bolso y camino de nuevo hacia el autobus, no sin antes fumar un cigarro. Sabía que mi olor desprendía una mezcla entre vainilla de fraiche y cigarrillos, siempre, pero me gustaba que fuera así aunque admitía que odiaba el sabor del tabaco en mi boca o aliento, y es difícil negar que era algo tranquilizador, podía sentir mientras más me adentraba en cada calada como mi cuerpo se siente liberado, como si todo ese peso de la tristeza fuera quitado por unos minutos, ya que su efecto no era tan duradero al menos podía relajarme más de lo que no podía yo misma por mi cuenta.

—Hoy llegaste temprano. Por dicha, porque no pensaba cubrirte más—dice Elmer llegando al mismo tiempo que yo dándome dos palmadas en mi hombro derecho como saludo.

—Sé que lo hubieras hecho—rio con ego. Podía decir que con Elmer también era yo, pasábamos casi todo el día trabajando y fumabamos juntos, era como el único amigo que podía no decir nada, estar en silencio y pensar que ya con eso contábamos nuestros problemas. Elmer, caracterizado por su cabello castaño y pecas, también por su complicada situación con su pareja Amy, y yo simplemente lo escuchaba en sus días deprimentes en busca de un consejo de mujer, eso solía calmarlo suponíamos. Era mi amigo de cigarrillos.

Todo era muy rutinario en mi trabajo desde hace ya años, seguía siendo lo mismo, explicación, preguntas, respuestas, arte, historia y todas esas cuestiones qué de alguna forma me encantaba saber, que de alguna forma me gustaba aunque me seguía sintiendo vacía y aburrida. En realidad no era un trabajo duro, y mi paga no era tan mala como para que pudiera pagar todo y depender de mi, me daba miedo irme y no poder conseguir otra oportunidad y que por ello estaría perdiendo mi trabajo como guía en una galería blanca, supongo que ese fue el miedo que mi mamá le dio a mi cerebro con la creencia de "No va a conseguir nada mejor, va a volver a casa rogando para poder volver."

—Hoy cumplo tres años de estar trabajando para esta galería—decía Elmer mientras abría la taza de su comida, en la banca publica que estaba no cerca pero lo suficiente para ir de ida y regreso caminando al trabajo, una banca cualquiera que era cubierta por la sombra de un árbol.

—¿Eso es realmente bueno o malo?—pregunto.

Encoje sus hombros—No lo sé realmente. La verdad cuando entré a trabajar aquí todo era diferente, algunos encontraron nuevas oportunidades o la mayoría no les gustó. Ni tampoco la jefa a nosotros—abro la bolsa que había comprado en la panadería anteriormente y le doy un mordisco a mi pan después de ofrecerle a Elmer y haber negado con la cabeza.

El último cigarrillo [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora