Capitulo 25

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Él me pasó una taza de té.

—¿Cómo va todo?—pregunta.

Me veo con la obligación de mentir después de tomar un sorbo del té—Bien, estoy trabajando en una pequeña tienda.

—¿Las cosas con tu madre?

—Bueno, no logro perdonarla aún, supongo que es más complicado—miro al suelo.

—Entiendo.

Ahora había un silencio incómodo—¿Cómo te está yendo a ti?—cuestiono.

—Me ingresaron al trabajo nuevamente, ya lo sabes, ¿No?—asiento—Mi vida volvió a ser rutinaria, ahora me he sentido más solo.

—Lo lamento...

Después de una pequeña salí fuera de su departamento a fumar un cigarrillo. Él también sale segundos después.

—¿Qué tal donde fuiste?

—Te gustaría.

—Seguro lo haría.

—Es grande. Hay mucha gente, quizás eso es lo más molesto, pero es agradable.

—¿Vamos a dar una vuelta en microbús hippie?—pregunto.

—¿Quieres eso?—asiento nuevamente y él sonríe. Corremos ambos a la microbús, pusimos la radio que por supuesto su música a volumen alto sonaba.

El aire que entraba por la ventanilla era fuerte y fresco, él manejaba, pero ninguno hablaba, sin embargo sabíamos que entre ambos la energía se manifestaba. No podía negar que a veces evitaba el sentimiento del enamoramiento, como escudo o para refugiarme en lo malo, sin embargo siempre que estaba al lado de Richard no había duda que mis mariposas revolotean. A pesar de todo lo que ha pasado seguían vivas, ¿Lo pueden creer? ¿No? Yo tampoco. Era simplemente asombrante, pero a pesar de que también lo fuera no podía hacer nada al respecto y eso me entristece, no podía darle un corazón dañado a alguien que me amaba o alguien que yo amaba. ¿Qué pasa si me dejo llevar? ¿Por qué tuve que drogarme mientras lo conocía? Él merecía algo mejor, él lo merece, y yo no era nada, solo una alguien que de alguna forma encontraba refugio en lo malo. Quería pensar que en su mirada no estaba ese fugaz pensamiento entonces ahora tendría que alejarse de mi pronto, ya que su pensar, el de no pudiera corresponderle; y a decir verdad sabía que Richard me amaba, un hombre que amaba a una chica está perdido, ¿No? Él quizás lo estaba, yo también lo estaba. Ambos completamente perdidos.

¿Por qué se enamoró de mi? ¿Qué hice tan especial? ¿Quién era yo antes de las drogas? Realmente no lo tengo tan claro, y aunque quise preguntarle tantas veces nunca salió de mi boca, porque quizás lo mas justo sería desaparecer y yo se que él no quisiera, pero estaba segura de que aunque Richard estaba enamorado no era tan despectivo consigo mismo para saber que podría esperarme, irme y volver a entrar a su corazón una y otra vez. Él ya estaba cansado y sabía que esto de la microbús sería lo último que haría por mi, ahora lo dejaría en mis manos. No tenía dudas de mi sentimiento por Richard, siempre supe que me gustaba, que emanaba amor por doquier en mi alma, pero, mierda, quiero salir de esto.

Él aparcó la microbús. 

—Es tu turno—dice bajando del asiento.

—¿Estás loco?

—¿Nunca has manejado?

—Bueno si, pero no tengo experiencia en ello, y es una microbús—digo riendo.

—¿Lo intentas? Será divertido, además suena Red Hot Chilli Peppers y hay una hermosa noche—dice mirándome, sus ojos aún brillaban tan fuerte como las estrellas.

El último cigarrillo [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora