■ 10. Ardiendo

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PV  Korapat

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PV  Korapat

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Ohm ya parecía desesperado, su miembro estaba muy hinchado y las venas empezaban a marcársele con los apretones que efectuaba en él, coloqué la punta de su falo en mi labio inferior y lo deslice por este, alcé la mirada para verlo, y un pequeño gemido se escapó de sus labios tan apetitosos que sabían besar de una manera que nadie antes me había besado. ¿Atracción, deseo, seducción?, eran algo nuevo para mí, no sé si era el morbo de estar en un lugar con gente merodeando a fuera me hacia delirar, introduje su falo succionando la punta, y entonces sus gemidos se hicieron constantes que me erizaba la piel, mis mejillas estaban rojas cuando introduje la mitad de su falo a mi cavidad bucal, —¡M..Mírame!— exigió con una potente y ronca voz, retuve un suspiro antes de alzar la mirada para encontrarme con esos dos luceros, negros, profundos y atrayentes, ¡Dios mío!... el era un monumento, un Dios, parecía resplandecer, sé que suena tonto, pero en ese momento así lo veía, luminoso y hermoso, guapo y excitante, y lo mejor de todo, que yo estaba complaciéndolo y estábamos a pocos minutos que me follaría, porque sí, deseaba que volviera a embestirme, estaba rogando para mis adentros desde que estábamos bebiendo, quería que me hiciera suyo ahí mismo, su sola presencia hacia prender todo mi cuerpo como si de fuegos artificiales estuviera hecho. No perdí más tiempo, y enseguida introduje todo el miembro del más alto en mi boca, su miembro era tan grueso y largo que tocó mis cuerdas bucales, se aferró de mis cabellos con fuerza y cuando lo lamí me dijo entre suspiros —No voy aguantar—, entonces saqué su miembro de mi boca y me levanté, me acerqué a sus labios y le murmure —quiero que te corras en mi—, ¿Qué había dicho?, ese no era yo, nunca en mi vida había sido tan directo, pero con él enfrente mío perdía todo rastro de gordura existente, me perdía a mi mismo, perdía mis dudas, perdía mis miedos y temores, perdía la memoria de mi pasado, y también la de mi futuro, Ohm causaba ese efecto en mi, y más que asustarme comenzaba a gustarme, di unos pasitos hacia tras hasta topar con pared nuevamente, me di la vuelta y recargue los brazos en la pared levantando mis caderas, exponiendo mi trasero y dejándolo a su merced, la sensación y el recuerdo de la noche anterior estaba presente fresca en mi memoria, ¡lo quería de nuevo dentro!, perdí la cuenta del tiempo, en cuanto menos lo presentí, su lengua rosaba mi entrada de forma exquisita, cerré los ojos dejando fluir mis gemidos, moví las caderas al ritmo de su húmeda lengua, él no deseaba lastimarme, no quería que sintiera dolor, y eso era muy lindo de su parte, después de humedecerme con sus atenciones, sentí sus largas manos posarse sobre mi cadera, me agache más, y sentí la punta de su falo como abría mis paredes, era exquisito, pronto meneo la pelvis encajándose en mi, sus embestidas comenzaron lentas para que me acostumbrará a la intromisión, apreté fuerte mis dientes, al principio dolía, pero después me relaje, mi miembro empezó a palpitar con cada vaivén, mis gemidos se fundían con los del más alto y sin más, el contrario regó su semilla en mi interior y yo me corrí frente a la pared, se detuvo por un momento antes de volverme a embestir con fuerza. —aam... Ohm...— susurré su nombre, me había marcado nuevamente, —¿te gusta  Korapat? — me murmuro al oído y asentí, —vamos a casa, hoy no quiero dormir solo— mencioné antes de que el saliera de dentro de mí, me abrazo con mesura y me beso antes de que ambos nos vistiéramos para salir del lugar.

Nos fuimos a su casa, entre besos y abrazos me llevó a su cama, esta vez ya no hicimos nada, nos acurrucamos en ella mientras nos dejábamos llevar por Morfeo. Recuerdo haberlo abrazado y recuerdo que él había dejando un beso marcado y tronado en mi frente. Estábamos los dos felices, ¿esa felicidad duraría por más tiempo?.

dirty battle  { OhmNanon }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora