capítulo 24↷❀

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—N-no me mires así, Jungkook. — liberó una risa nerviosa al ver a su novio avanzar hacia él con una mirada de depredador.

—Ven aquí.— lo tomó y alzó sin problema alguno para colocarlo sobre su hombro como si pesara nada, y de lo más tranquilo empezó a caminar hacia la cama. Bobby aún permanecía ahí pero al ver a Jungkook avanzar decidió que era tiempo de regresar a su propia cama, dejando libre la  ajena.

Jimin fue puesto sobre la cama con algo de rudeza, provocando que su cuerpo rebotara sobre el colchón de la misma. Sus ojos se clavaron en Jungkook tratando de descifrar aquella mirada que su novio cernía sobre él.

—Tú castigo.— mencionó antes de girar el cuerpo de Jimin dejándolo boca abajo.

—No lo harás, ¿verdad?

Jimin pensaba que Jungkook bromeaba, como lo hacía siempre, hasta que sintió un escozor expandirse por su nalga derecha, acompañado del sonido de su piel siendo magullada.

Realmente iba en serio.

—Te iba a dar dos nalgadas, ahora te daré cinco.— le dijo para luego copiar las misma acción anterior y propiciarle una nalgada más.

—!Auch!— se quejó. —Duele. Sé más gentil.

—Te estoy castigando, no premiando, Jimin.— el tercer azote resonó en la habitación.

Lo único que el pelicastaño pudo hacer, fue hundir su bello rostro en el colchón y ahogar sus quejidos agudos. La mano de Jungkook volvió a impactar contra sus nalgas, el escozor se extendió aún más. Jimin sabía de antemano que en aquella zona quedarían marcas muy notables, pero curiosamente, aquello no le molestaba en lo absoluto.

—La última.— dicho eso, propició el azote concluyente, mucho más fuerte que los cuatro anteriores, Jimin liberó un quejido agudo que se prolongó por segundos.

El castaño seguía  con su rostro de cara al colchón, mordía su labio inferior con saña, no es que le doliera, lo hacía para evitar que un gemido más fuerte escapara del fondo de su garganta. Aquel "castigo" no fue, en lo absoluto, un castigo para el castaño.

Jungkook le dio la vuelta a Jimin para que quedara boca arriba, pero en cuanto la posición de su cuerpo cambió, el pelicastaño cubrió rápidamente con su antebrazo su rostro sonrojado.

—¿Por qué te tapas?— el pelinegro preguntó confundido.— ¿Estas llorando? ¿Fui muy rudo?

—No duele.

El pelinegro llevó su mano para descubrir el rostro de Jimin, lo hizo sin mayor esfuerzo, de todos modos, el pelicastaño no puso resistencia. Jungkook le dedicó una mirada cargada de asombro.

—Tú cara está roja.— Pronunció dibujando una sonrisa ladina en su bello rostro de adonis.— ¿Tanto te gustó?

—Cállate.— abochornado se sentó sobre la cama, Jungkook se irguió quedando siempre frente a él.

De pronto hubo silencio, los ojos de ambos estaban tan firmes sobre el otro, expectantes ante cualquier movimiento, Jimin mordió su belfo tratando de ocultar el calor que sentía en su cuerpo pero no pudo contenerlo, su mano atrapó la camisa negra que Jungkook portaba y la estrujó entre su palma, aún sin soltarla jaló el cuerpo contrario haciendo que este cayera sobre el colchón, y llevando sus manos al pecho de Jungkook lo recostó adecuadamente hasta poder subirse a horcajadas sobre el chico.

—¿Qué haces, Jimin?— la mirada oscura y penetrante que le brindaba al nombrado no hizo más que aumentar el ritmo cardíaco del castaño.

Jimin quizo decir algo, pero el impulso inexorable de unir sus labios con los de Jungkook fue aún más fuerte. El pelinegro correspondió inmediatamente, como si hubiese estado esperando por quel encuentro entre sus labios. Jimin abrió un poco más su boca para que la lengua del adverso se adentrara y profanara sin respeto alguno cada rincón de sus fauces.

Las manos de Jungkook emprendieron un recorrido pausado desde la espalda fina de Jimin, hasta llegar a su trasero, sin ejercer fuerza, amasó la piel bajo sus palmas.

El castaño, por el contrario, introdujo su mano por debajo de la camisa de Jungkook, encontrando su torso bien trabajado, tocó sin miedo cada parte de este hasta llegar al pecho, no conforme, llevó su otra mano en dirección contraria, encontrando el borde de los pantalones del pelinegro.

—Espera.— Jungkook habló luego de liberarse de los labios que lo atacaban.

—Hummm.— se quejó el pelicastaño atacando el cuello del contrario.

—Espera, Jimin.— alejó un poco el cuerpo del nombrado tratando de que este prestara atención a lo que tenía por decirle.—¿Qué hay con tu madre?

—¿De qué hablas?— sé irguió colocando las manos sobre el pecho de Jungkook, viéndolo desde su altura aún sin comprender lo que su novio trataba de decirle.

—¿No tienes problema con que nos escuche?

—Ah, era eso.— rió acomodándose sobre el regazo de Jungkook. — Dijo que se iría al trabajo muy temprano, así que ya no debe estar en casa, además, seremos silenciosos.— susurró lo último.

Jungkook soltó una risita divertida.

—¿Qué me estás intentando decir?

—No te hagas el tonto.— contestó Jimin.— Sabes lo que digo.

—Eres todo un pícaro.— mordió su labio inferior para no reír.

Jungkook colocó sus manos en la cintura de Jimin para cambiar la posición en la que estaban, quedando él sobre el chico pelicastaño.  Apartó unos mechones rebeldes que cubrían la frente de Jimin, aquel cerró sus ojos y suspiró a gusto.

Sus labios se volvieron a unir en un beso profundo, Jimin sostenía el cabello azabache entre sus palmas, aferrándose con fuerza, Jungkook, en cambio, introdujo sus manos por debajo de la camisa de Jimin, encontrando una piel de seda, cálida y nívea, esperando por ser estimulada. Esperando por él.

Pero Jungkook no quería llevar las cosas demasiado rápido, le gustaba ir paso a paso, no era la ocasión de entregarse de esa manera, llegaría el momento adecuado, el momento en el que Jimin y él puedan disfrutar tiempo a solas, sin el miedo de que los escuchen o que alguien los vea.

Las manos de Jimin bajaron ansiosas hasta el borde de la camisa de Jungkook e hizo el amago de elevarla para deshacerse de ella, de no ser porque Jungkook lo impidió sosteniendo las manos del pelicastaño entre las suyas.

—Espera, mi vida.— dijo apacible.—No debemos hacer esto aquí.

—Pero no estamos haciendo nada malo.

—¿Qué tal si nos escucha la anciana de al lado?

—No me importa.— prosiguió a besar con esmero el cuello del azabache.

—No hagas eso.— rió nervioso.— Nos están viendo.

Mi vecino es un TONTO ⤿❀ | kookMin | +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora