Capítulo 40 ↷❀

543 72 14
                                    

Una semana había trascurrido desde que inició a trabajar en la cafetería, estaba más que adaptado a las horas de presión donde la gente solía llegar en manadas a la cafetería. Se sentía muy satisfecho porque había aprendido muchas cosas allí, e incluso a utilizar máquinas y a hacer pasteles. Eso lo ponía feliz.

Pero, inevitablemente, su padre siempre aparecía entre sus pensamientos, acaparando su valentía como el villano de una película de terror. No había sabido mucho él desde que los gemelos le dijeron su encuentro con un extraño hombre que preguntaba por él. De alguna forma se sentía aliviado, aunque trataba de ignorar las llamadas y mensajes que aquel le mandaba, porque no era lo suficientemente fuerte para leerlos, pues sabía de antemano que no eran buenas nuevas para él.

Jimin llegó a casa después de un agotador día de trabajo. Bajando del auto de Jungkook y despidiéndose de este, se dirigió a su hogar. El cansancio pesaba en sus hombros, pero en el fondo, sentía una pequeña chispa de orgullo por haber tomado el control de su vida. Sintiéndose satisfecho porque gracias a su esfuerzo podría pagar los estudios por su cuenta.  Aún no había logrado todo, pero estaba avanzando y eso lo hacía muy feliz.

Mientras buscaba las llaves en su bolsillo, una voz familiar lo congeló en seco.

—Mi querido Jimin, cuánto tiempo sin verte.

El mencionado alzó la vista, su corazón se aceleró, y el odio que había tratado de suprimir durante tanto tiempo volvió a arder. Su padre estaba de pie frente a él, con la misma expresión de desdén de siempre.

—Por fin. Pensé que nunca te dignarías a aparecer. Tenemos que hablar.

—Lo lamento mucho pero no tengo nada que hablar contigo.— hacerse el valiente no le iba a funcionar.

—He venido a buscarte. Es hora de que dejes esta tontería de jugar al adulto y vuelvas a casa.— su tono era amenazante, tratando de cohibir a su hijo con su voz autoritaria.— Te he estado observando durante un tiempo, y es muy gracioso.

—No estoy jugando a nada, padre, ya soy un adulto que piensa y actúa por su propia cuenta.

—No seas ridículo, Jimin, el papel de adulto maduro no va contigo. Tienes que volver conmigo.

—Ya te dije que no voy a volver.

—Si no vienes conmigo, te juro que no volverás a ver un solo centavo de mi parte.— amenazante y manipulador.

—Ya no necesito tu ayuda. Conseguí un trabajo, puedo pagar mis estudios. No voy a volver.— dijo subrayando sus últimas palabras para que su padre entendiera.

—¿De verdad piensas que un trabajo mediocre va a solucionar todo? Vas a fracasar, como siempre lo has hecho.

Su padre dijo con incredulidad y desdén, pensando que Jimin no sobreviviría sin su apoyo, tratando de minimizar su esfuerzo, subestimando lo que significaba para Jimin su independencia.

—Prefiero fracasar por mí mismo que vivir bajo tus condiciones. Ya no necesito que me salves.— las palabras de su padre le dolieron en demasía pero no demostrian su fragilidad ante él.

Su padre dio un paso adelante, invadiendo su espacio personal, lo que le hizo tensarse aún más. Jimin retrocedió un poco poniendo en evidencia que el miedo que sentía hacia su padre aún permitía ahí.

—¿No ves lo ridículo que suenas? ¿Crees que por conseguir un trabajo insignificante puedes hacerte cargo de todo? Esto es una fase, y estoy aquí para llevarte de vuelta antes de que lo arruines todo. Créeme,  Jimin, estas mejor conmigo que con la tonta de tu madre.

Jimin sintió cómo la ira lo consumía. Todo lo que había aguantado durante años –el control, la manipulación, las constantes críticas– comenzaban a romper la barrera que había construido para no explotar. Y la gota que derramó el vaso, el maltrato a su madre. Jamás perdonaría eso.

—¡No quiero volver a casa! ¡Prefiero arruinarme solo que seguir siendo tu maldito títere! ¡Toda mi vida has decidido por mí, has menospreciado mis esfuerzos, pero ya no más!— con su cuerpo temblando por el desorden de emociones que sentía, continuó:—Y no hables de mi madre, no eres digno de siquiera decir su nombre.

Jimin estaba temblando, su corazón latía con fuerza, y las palabras salían a borbotones. El odio hacia su padre, acumulado durante años, le llenó la voz. Ya no podía contenerse más.

—¡Cállate!— propició una fuerte cachetada haciendo que Jimin girara su rostro por el impacto. —No tienes idea de lo que estás diciendo. Sin mí, no eres nadie. No tienes futuro, sin mi apoyo seras un fracasado más.

Su mano se volvió a elevar con la única intención de magullar de nuevo la mejilla de su hijo. En ese momento, Jungkook detuvo el golpe, tirando con rabia la mano de su suegro.

—Creo que Jimin ha dejado claro que no necesita que lo salve. Está haciendo las cosas por su cuenta, y eso es mucho más admirable que depender de alguien que solo sabe menospreciarlo. Y le suplico que mantenga sus manos alejadas de él.

El padre de Jimin giró la cabeza lentamente hacia Jungkook, con una mirada de desprecio absoluto. Tratando de intimidarlo, pero no lo logró, por lo que decidió humillarlo, como hacía con Jimin.

—¿Y tú quién eres para meterte en esto? No eres más que otro pobre diablo que se arrastra por la vida, como todos en este vecindario. No tienes nada que enseñarle a mi hijo. Eres el noviecito de Jimin, el que siempre va tras tras de él como perrito faldero. ¿No te da vergüenza?

Jungkook sonrió levemente, pero sus ojos reflejaban una mezcla de desafío y rabia. No había sido una persona violenta, ni tampoco le había gustado ser impulsivo, pero puede que las cosas cambiaran esa vez.

—Tiene razón, me arrastro por él porque sé lo que vale y  al menos sé lo que significa apoyarlo sin esperar que se arrodille por mi ayuda. Eso es algo que no puede entender, porque estoy seguro que toda su vida ha sido así. Ha jugado sucio para obtener ventaja de todo y todos, pero esta vez su manipulación no le va a funcionar. Jimin no se quiere ir y no se va a ir, porque yo no lo voy a permitir.

Jimin sintió una mezcla de emociones, entre alivio, furia, y una inesperada sensación de gratitud hacia Jungkook. Vio a su padre, quien se había quedado  sin palabras por primera vez, este lo miró fijamente, con la mandíbula tensa. Sabía que había perdido el control de la situación.

—Esto no ha terminado, Jimin. Te arrepentirás de esta decisión. Tú, tu madre y este muerto de hambre.

El padre se alejó, dejando a Jimin y Jungkook en la acera. Jimin respiró hondo, todavía temblando por la intensidad del momento. Sentía una mezcla de alivio y tristeza, pero también una nueva fuerza interior por haberle mostrado a su padre que puede valerse por sí mismo.

—¿Estás bien?— preguntó Jungkook con suavidad.

—Por primera vez... creo que sí.—Jimin asintió con una sonrisa rota, pero sincera.

Mi vecino es un TONTO ⤿❀ | kookMin | +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora