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La mano de Dongwook me sujetó impidiendo mi salida de la casa, pensé soltarme y salir corriendo, pero me quedé parada frente a él como una tonta.

-Tienes que entender que en la vida estamos rodeados de muchas personas que nos aman también. - Wook me miraba con los ojos cristalizados.

-Eso lo entiendo, pero deberías darle a cada quien el puesto que se merece, también deberías medir tus palabras porque hieren mucho.

-Te pido perdón. - me abrazó - No te vayas, tengo muchos planes contigo. - se arrodilló y sacó un anillo de su pantalón - ¿Quieres ser mi esposa?

Todo fue tan repentino y no tan bonito como esperaba. Realmente siempre quise una propuesta de matrimonio de ensueños, pero la que me tocó fue un poco desesperada, ya que Dongwook estaba nervioso y con los ojos llorosos y su voz estaba entrecortada.

-No, no quiero casarme contigo. - mi respuesta también fue impulsada por el momento.

-______. - Dongwook se incorporó y guardó el anillo en su bolsillo.

-No hagamos cosas en este momento que no tenemos la cabeza fría, estamos molestos y no tomaremos las mejores decisiones. Yo te quiero muchísimo, pero estoy herida y necesito aliviarme. 

-¿Quieres un tiempo? - su rostro estaba cerca del mío.

-No, solo vamos a descansar por hoy y mañana volvemos a hablar.

-¿Pasarás la noche aquí?

-Sí. - volví a entrar a la casa, marchándome no resolvía nada.

Pasé la noche en mi habitación en absoluto silencio, solo tenía mi mente en la imagen de Dongwook llorando y pidiéndome que fuera su esposa, cosa que me lastimó mucho, ya que sentí que lo lastimaba sin piedad al decirle que no.

Me bajé de la cama y llegué hasta su habitación, toqué dos veces la puerta y espere hasta que Dongwook abrió en pantalón corto y sin camisa.

-¿Puedo pasar?

-Claro que sí. - entré y luego escuché cuando la puerta se cerró.

-Vine a darte la respuesta a tu pregunta... - hice una pausa - Si me quiero casar contigo.

-¿De verdad? - su sonrisa apareció cerca de mis labios - Te amo, te amo demasiado.

-¿Me amas? ¿Puedo creer que tienes sentimientos por mí?

-Créeme, te amo muchísimo.

-¿Ya somos algo? - pregunté sonriendo.

-Sí, somos más que novios. - ambos reímos.

Días más tarde, llegué a mi fábrica como de costumbre para trabajar, dejaba mis cosas en el casillero cuando llegó una de las empleadas a avisarme que alguien me estaba buscando.

-¿Sabes quién es? - cerré el casillero y comencé a caminar con la chica hacia mi oficina.

-¡Buenos días! - me senté frente al señor que estaba esperando por mí.

-¡Buenos días! Paso por aquí para comprar su empresa.

-Lo siento señor, pero mi empresa no está en venta.

-Lo sé, por eso vine, quiero negociar con usted.

-Lo siento, pero no puedo vender mi empresa, de ella es que vivo, no soy millonaria ni nada de eso. - me levanté de la silla de caminé hacia la puerta. 

-Te ofresco 2 millones de dólares americanos. - era una buena oferta, con ese dinero podía abrir dos fábricas más.

-En caso de venderle la fábrica, ¿Usted también quisiera las recetas?

-Sí, todo.

-Bueno, si es así, deme cinco millones, ya que mis recetas son originales y de mi autoría.

-Bueno, me parece bien, ¿Cuándo completamos el proceso?

-Cuando usted me diga.

Ahora que estaba embarazada, quería disfrutar de ese lindo proceso y de mi bebé al nacer, con ese dinero podía pasar un tiempo en casa mientras trabajaba en mis nuevos proyectos y manejaba la cafetería.

Le conté a Dongwook sobre la venta de la fábrica y este me dijo que no cometiera ese error, ya que si ese hombre aceptó darme lo que yo pedía fácilmente era porque de seguro la fábrica tenía mucho más valor del que él me estaba ofreciendo.
Entendí lo que me quiso decir Dongwook y entré en razón, por eso ese mismo día me comuniqué con el señor para decirle que me negaba rotundamente a venderle la empresa.

-¿Estás segura de eso? - escuché la voz de Gisela.

-¿Gisela? - miré a Dongwook con los ojos bien abiertos, estaba sorprendida.

-Disculpe, no me llamó Gisela, me llamó Kim Hará y soy esposa del señor Kim, quién fue a comprar tu empresa. ¿Puedo saber la razón por la que no quiere vender su empresa?

-Perdón, me equivoqué, tu voz se me hizo conocida. Y pues, no voy a vender la empresa porque me costó mucho levantarla y tenerla dónde quiero, lo siento, pero es mi última palabra. - colgué la llamada.

-¿Era Gisela? - Dongwook me miraba con los ojos bien abiertos.

-No, es una mujer llamada Kim Hara, es la esposa del hombre que me fue a comprar la empresa. Juraría que esa mujer es Gisela.

-Quizás sea ella. - Dongwook se alejó algo pensativo - De seguro ella y ese hombre tienen una relación.

-Sí, pero, ¿Y ese nombre de dónde sale?

-Aquí es fácil cambiar tu nombre. - Wook se acercó a mí - ________, vamos a vernos con ellos, los vamos a citar y los enfrentaremos juntos.

-Está bien, pero no voy a venderle la empresa.

-No, claro que no.

Citamos a la pareja en un restaurante cerca de la fábrica, ellos llegaron primero, así que la reservación estaba a su nombre.
La masera nos guió hasta la mesa de la pareja, fue una gran sorpresa al ver al señor Kim con una chica coreana muy linda a su lado.

Enseguida saludamos a la pareja, nos presentamos y tomamos asiento en confianza.
La primera en hablar sobre la fábrica fue la mujer, quién tenía la voz muy diferente a la mujer que nos había llamado antes, era un poco más gruesa y alta.
Sin duda había algo extraño en todo esto, de seguro hubo cambio de persona para despistar.

En casa, Dongwook y yo a solas nos sentamos en la terraza a conversar sobre lo sucedido en la cena, ambos estábamos de acuerdo en que entre esa gente sucedía algo extraño, no sé acercaron a nosotros por casualidad, sino por mandato de alguien.

...

La Oportunidad Que Me Brindo El Amor  (Lee Dong Wook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora