Apenas lleva un año de haberse graduado de la secundaria y con pocas ideas de que hacer con su vida, JiMin se atreve a retomar su viejo amor por los postres, el lindo hibrido conejo entra a trabajar a una popular pastelería dónde planea observar al...
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Todo estaba tranquilo, demasiado tranquilo en la bonita pastelería, ya en ese momento JiMin sentía más miedo de esa tranquilidad que el bullicio normal. Estaba solo en el lugar, tal vez había llegado muy temprano, su horario a veces enloquece y al ver su reloj exclamó verificando que era el caso—Dos horas antes, con razón no había tráfico.
Al parecer su cuerpo ya comenzaba a estar en automático en su nueva rutina, solo que combinado con la hiperactividad que muchas veces sufre habían llevado a este resultado. Pensó en volver a casa, no estaba lejos y no le presentaba problema, pero no tenía nada que hacer allá. Ya había desayunado, completamente vestido y el sueño se había ido como si parecía que no volvería. Suspiró y mejor decidió recostarse en los asientos de la esquina, colocó sus cosas en la mesa y miró con desdén las llaves sobre la clara madera.
YoonGi por fin le había dado su par de llaves, cada uno tenía uno y en si era una señal de confianza de este. Tal vez fue la emoción de esto que causó este momento dónde la luz del amanecer se filtraba por las persianas y el sonido de la ciudad volviendo a la vida fuera presenciado por el omega. Aunque todo estuviera apagado y guardado, el dulce aroma no dejaba el local, JiMin estaba seguro que nunca este se iría aunque pasaran mil años, todo oleria a galletas y pan recién horneado.
Su mente se perdió en eso por unos cuantos minutos, no fue hasta que la realización lo golpeó y el pánico comenzó.
"YoonGi está arriba durmiendo".
De un movimiento limpió tomó asiento y sus ojos se dirigieron hacía el techo, sus orejitas se movieron buscando el más mínimo ruido proviniente de arriba, no escuchó mucho y recordó que el alfa es demasiado silencioso para el bienestar humano.
—¿Qué hago? —susurró, pero tapó su boca ahora con pánico de despertarlo. No es la gran cosa estar ahí si lo piemsa bien, pero cuando se trata de la persona porque te sientes atraído, la lógica comienza a fallar.
Comenzó a agarrar sus cosas con sumo cuidado, el más mínimo ruido de las escandalosas llaves crispaba sus nervios. Fue cuando por fin iba a tomar su bolso y ponerse de pie para irse, que al fin puso atención a la presencia que lo miraba a su lado.
No tenía que voltear para saber quien era, simplemente su cara manifestó la vergüenza que sentía— Park —escuchar la voz de YoonGi aún más grave le sorprendió, lo rasposo de esta al apenas despertar no pasó desapercibido por el omega, pero siguiente sin verlo—, el horno se enciende en una hora y cuarenta minutos.
Por fin JiMin lo vió, seguía siendo el mismo YoonGi, solo que los rastros de la noche lo cubrían. Su cabello estaba un poco desordenado, su pantalón de pijama gris y la camisa negra eran su pijama y la verdad es que el pelirrosa confirmó que todo le quedaba bien— Lo sé.
—¿Entonces?
—Creo que me dió un ataque de hiperactividad —aunque la expresión de YoonGi no hubiera cambiado, JiMin rápido se apresuró a aclarar eso— ¡No es nada malo! Solo que a veces tengo mucha energía de repente y como estaba en automático, vine directo al trabajo sin darme cuenta de la hora.
