Apenas lleva un año de haberse graduado de la secundaria y con pocas ideas de que hacer con su vida, JiMin se atreve a retomar su viejo amor por los postres, el lindo hibrido conejo entra a trabajar a una popular pastelería dónde planea observar al...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Para el momento en cuando la respiración comenzaba a faltar, el beso se detuvo entre respiraciones agitadas, mejillas sonrojadas y una chispa en los pechos de ambos que comenzaba a brillar. JiMin fue el primero en sentirse un poco apenado, claramente no se arrepentía de lo que pasó, todo lo contrario, pero la timidez siempre estaba presente. Aún con su rostro acunado por las manos del alfa, miró hacía abajo y apretó sus labios, sabía que estaba demasiado rojo— Hyung.
—¿Sucede algo? —preguntó tranquilo el mayor.
JiMin negó, en verdad no sabía qué hacer o decir, quiso buscar esta respuesta con el mayor así que cuando volteó a verlo, no pudo sentir su pecho llenarse al ver la pequeña sonrisa con la que este lo veía. Esa sonrisa era para él y algo le dice que no será dedicada para nadie más— Solo no sé qué decir o hacer —confesó—, debería besarlo o abrazarlo, tal vez huir por la pena que tengo o no, no se que hacer.
YoonGi asintió, él se sentía de la misma manera, pero aún así se las arregló para tomar la decisión de pasar sus manos por los hombros del omega y acercarlo, para darle un cálido abrazo, uno que se sentía demasiado intimido, pero a la vez tímido, ambos estaban asombrados de la diferencia que estos gestos transmitían con el contrario.
—Creo que Kai vendrá a buscarnos pronto —no quería romper el abrazo, pero menos quería que su primo los encontrara de esa manera; no quería ser el buleado en la cena de navidad.
YoonGi asintió y sin ganas se separaron— Podemos hablar de esto después del trabajo, si puedes.
JiMin asintió y, antes de salir, dejó un beso en la mejilla del mayor. Cuando salió todo seguía normal, claro que nada cambiaría solo por un beso, pero no pudo evitar sentirse como un niño pequeño que acababa de hacer una travesura. Kai seguía con su trabajo y Yuna entraba por la puerta— JiMin ¿Sabes dónde está el jefe? —preguntó la rubia apenas entró— su pedido acaba de llegar.
Ni una palabra salió cuando YoonGi apareció detrás del omega conejo— Me encargaré. —JiMin dió un pequeño brinco, seguía sin acostumbrarse a lo sigiloso del alfa.
Kai asintió y YoonGi salió del lugar. Su primo regresó su vista a él, no dijo o hizo nada por lo que Kai lo miró con ojos curiosos— ¿Qué escondes?
—Nada ¿Por qué crees que escondo algo? —mintió. En verdad era muy malo mintiendo, pero en esta ocasión debía dar su mejor actuación, merecer un Oscar si es necesario— ¿Qué tal todo con KyungSoo? —Dió en el clavo, puesto que el alfa cambió su expresión, pasó de una llena de sospecha a una expresión afligida que solo continuaba poniéndose más y más triste. JiMin percibió el cambio de inmediato, conoce a Kai desde siempre— ¿Qué sucedió?
—Él tuvo una cita —susurró el alfa, para después sentarse lentamente en el suelo y suspirar pesado— con otro alfa.
Cuando el olor a tristeza comenzó a llenar el lugar, YoonGi regresó y rápidamente se colocó junto a JiMin mientras miraba al alfa menor. Estaba confundido, miró a JiMin en busca de respuestas pero éste miraba triste a su primo— Hyung ¿puedes traer unos dulces de miel? –preguntó en un susurro. El alfa mayor no cuestionó y se dirigió a la alacena dónde estaban.
