VEINTIDOS: Los mil sabores de las masitas

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CAPÍTULO 22
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Mau

Sandy: Hey

Sandy: Ocupado?

El tono de los mensajes me saca de mis pensamientos. Sonrío al ver el nombre de Sandy en la pantalla, pero a la vez me pone en alerta, mi corazón empieza a latir muy fuerte.

Mau: acabo de cerrar el estudio, ya voy a salir para ir a casa

Sandy: estás solo?

Ahí está, la alerta en mi pecho. ¿Sandy sabe lo que pasó? ¿Tan pronto? Me pasa por la mente que quiere terminar lo que no hemos comenzado bien y me entra el miedo.

Mau: sí, Vicky se fue temprano hoy

Sandy: Estoy afuera del estudio :)

Me pongo de pie de un brinco, como si me hubieran dicho que justo detrás de mí hay un fantasma. Mis pies caminan solos hasta la puerta y la abro apenas un poco; Sandy de ese lado me sonríe y se cuela por la abertura. Cierro de nuevo.

Me preparo para decir algo, ser el primero en hablar, pero entonces ya tengo los brazos de Sandy en el cuello y sus labios acariciando los míos. Me despeja la mente de forma casi mágica, me olvido de todo lo que no sea ella y la satisfacción que me da tenerla tan cerca.

Se separa un poco y sonríe.

—Hola. —Me he quedado mudo con su entrada, así que apenas atino a asentir, lo que le produce a ella una risa—. Vine a sacarte a dar una vuelta nocturna. Es martes de locura nocturna.

Sonrío cuando reconozco las mismas palabras que yo le dije hace unos días. Pienso en lo irónico que resulta que ese día ella no quiso salir porque su humor estaba caído y que hoy yo no tengo tantas ganas porque me siento terrible. Sería posible, incluso, tomar eso como una señal de que no nos conviene salir juntos.

Pero no quiero que sea una señal, no quiero perder esto.

—¿Qué tienes en mente?

Sandy se encoge de hombros.

—Nada, realmente. Pero podemos ir a comer algo o a buscar planes.

Recuerdo con vaguedad lo que pasó en el bar cuando Sandy insinuó que lo que yo le decía era exclusivamente porque ese día estaba más preciosa de lo normal. Recuerdo martirizarme con la idea de que para ella lo nuestro fuera meramente físico, pero cuando miro sus ojos animados en este momento me permito creer que para ella es tan importante como para mí.

La beso de nuevo, envolviendo mis brazos tanto como puedo a su alrededor. Me siento feliz cuando la beso; más allá del deseo, más allá del placer, siento pura felicidad en el pecho.

—Contigo a donde sea.

•••

Una búsqueda rápida en Internet de planes para esta noche nos trajo al sur de la ciudad, donde por esta semana —de lunes a jueves— está de paso el Festival de la Salsa ambulante.

Estacionamos mi auto a dos calles en un lugar público y buscamos la entrada. El festival se celebra en un parque natural que es siempre usado para este tipo de eventos. Hay tanta gente que encuentro sorprendente que no haya escuchado de él ni una vez; supongo que ninguna persona de nuestros círculos sociales es fan de la salsa, de modo que nos pasó desapercibido.

Es una mezcla de festival y feria. Hay varios escenarios donde parejas o grupos de personas se presentan bailando diferentes estilos de salsa con unos trajes brillantes y elegantes, hay muchos puestos de comida, algunos de artesanías locales, hay pistas de baile libre y vi un gran espacio donde están dando una clase de salsa abierta para cualquiera que desee unirse.

En el corazón de Sandy •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora