Capítulo 25

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Lexa


No podía esperar a verla.

Directamente desde el aeropuerto, conduje hasta la casa de Clarke. Se iría a recoger a Aden de la escuela en menos de media hora, pero no existía manera de que pudiera esperar. Lo cual me recordó, que necesitaba ser más compasiva con los adictos que entraban a la Sala de Emergencias. Al no haber experimentado jamás en mi vida ser adicta a algo, en general no era empática cuando ellos venían a buscar algo que los ayudara a aguantar hasta su próxima dosis. Pero estoy segura como la mierda de que me vendría bien un Valium ahora mismo. Tenía todos los síntomas de adicción: deseo y compulsión, pérdida del apetito, patrones de sueño alterados, gasto de una cantidad excesiva de tiempo planeando en mi cabeza la próxima dosis, y el mentirme a mí misma respecto a que no necesitaba mi droga. Cuando me detuve frente a su casa, mis manos empezaron a temblar. Totalmente y jodidamente adicta.

Había una camioneta negra estacionada delante de su casa. Esperaba que no tuviera compañía. A pesar de que todavía tenía mi llave y me hubiera gustado sorprenderla, toqué y esperé.

Respondió con la más hermosa sonrisa. —¡Lexa! ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en Londres por unos días más.

Respondí halándola hacia mí para el más grande de los abrazos. Aunque mi corazón latía todavía a toda prisa en mi pecho, una extraña calma se apoderó de mí mientras la sostenía. Me imaginé que así era como se sentían los drogadictos después de un largo período de abstinencia. Un suspiro físico rodó por mi cuerpo. Y Dios, ella olía increíble, como a lirios y orquídeas. Curiosamente, hasta ese momento, ni siquiera estaba segura de que sabía cómo olían esas flores. Respiré larga y profundamente dentro y fuera y luego la levanté de sus pies antes de balancearla alrededor en un círculo. Ella rió y consolidó mi decisión. Esta. Esta es la señal que necesitaba.

—Dios, te extrañé, Clarke.

—Eso parece. Creo que puedes haberme roto una costilla... me estás apretando muy fuerte.

—Oh. Mierda. Lo siento. —De mala gana la puse de nuevo en sus pies.

—Está bien. Estoy bromeando. Pero, ¿Qué haces de vuelta tan pronto?

—Tengo algunas cosas urgentes que necesito hacer. —Tú.

Todavía estábamos de pie en la puerta cuando algo llamó mi atención por encima de su hombro: un hombre entró en la cocina. Venía por el pasillo que conduce a la habitación de Clarke. Mi presión arterial subió. Apunté con mi barbilla. —¿Quién es ese?

Clarke se volvió. —Oh, ese es Nolan.

—¿Acaba de salir de tu habitación?

—Sí. Lo he tenido encerrado allí durante dos días. Está haciendo un trabajo para mí.

—Entremos. —Envolví mis dedos alrededor de la cadera de Clarke y la conduje a la cocina.

Nolan era probablemente unos años mayor que yo, de la edad de Clarke, supongo. También lucía malditamente bien, para ser un idiota.

—Nolan, ésta es Lexa, mi... —Vaciló— Lexa era mi inquilina. Solía vivir aquí en el garaje convertido.

Los ojos de Nolan se concentraron en la mano que posesivamente sostenía en su cadera y luego se levantaron para encontrarse con los míos. Extendió la mano, lo que me obligó a soltar a Clarke.

—¿Era? ¿Entonces ya no lo alquilas?

Hice caso omiso a su pregunta y tomé su mano en un movimiento tan firme que bordeaba la agresión.

Need you (Clexa AU Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora