— ¿Vas a invitarme a pasar? —.preguntó el Alfa enfrente suyo.

— No. —.le miró mal y se puso más nervioso.— Digo, sí. Pero, ¿Qué haces aquí?

El más joven se hizo a un lado permitiéndole pasar al mayor, que cerró su sombrilla para dejarla en un lugar que Samuel tenía para colocar las sombrillas mojadas a destilar la lluvia que llevaban encima.

— Tu madre me dijo que peleaste con tu hermano, y ahora veo porqué lo tienen castigado. —.señaló con sus viejos dedos el rostro de su hijo.

— Pues merece más que un castigo. —.hizo una mueca y cerró la puerta.

— ¿Lo dejaste peor?

— ¿Por quién me tomas? Casi le arranco los brazos. —.ambos rieron un poco.

Luego un silencio incómodo se instaló en toda la estancia.

No es que odiara a su padre, pero siempre fueron bastante distantes el uno del otro entonces ahora retomar una cercanía que ninguno conocía era muy incómodo.

— ¿Vas a quedarte? —.preguntó mientras se sentaba en un sofá individual.

— Si no es molestia. Solo serán unos días, para... pasar tiempo, tú sabes. —.dijo con un ligero aroma a nervios.

— Para nada, tengo una habitación extra así que... puedes dormir ahí. —.señaló con el pulgar detrás suyo, señalando las escaleras.

Luego de eso, Samuel le ofreció un par de pantuflas a su padre, ya que tenía los zapatos mojados y un poco sucios por la lluvia afuera, al parecer tuvo que caminar por partes lodosas.

Se sentaron a charlar en los sofás de la sala para estar cómodos, Samuel le contó al Alfa mayor cómo es que le estaba yendo con la Universidad y los trabajos de medio tiempo que tenía antes de terminar su carrera.

— ¿Y qué es lo que estudias? —.preguntó cuando su hijo se levantó para ir a preparar café.

— Gastronomía, pero aún no consigo ser cocinero en ningún lado. —.respondió mientras hacía el proceso para preparar el café en la cafetera.— ¿A ti cómo te va con el trabajo?

— Pues bien, supongo. Pero no se pierde la esperanza de que vaya mejor. —.ambos soltaron una risa muy similar.— Tu mamá me dijo que pudiste comprar la moto que querías.

— ¡Sí! Me costó un par de años, pero la conseguí al fin. —.sonrió con nostalgia mientras se recargaba en la barra de la cocina, no quedaba demasiado lejos de la sala así que se escuchaban bien.

Cuando estuvieron listas ambas tazas volvió para darle una al mayor y tomar asiento una vez más, así siguieron charlando un par de horas de cualquier cosa, como de que Samuel debía salir a tal hora para trabajar y a qué horas volvia, se reían de vez en cuando y bromeaban, hasta que ambos se sintieron agotados así que decidieron descansar un poco.

Por lo que Samuel guio a su padre hasta la habitación que le mencionó para indicarle donde podía tomar una pijama cómoda si quería dormir, o toallas limpias para ir a ducharse en el baño al final del pasillo.

¿Por qué alguien que vive solo tiene habitaciones extra?

Pues, el Omega espera ser visitado alguna vez por mes o año, ya sea por su padre o uno de sus hermanos.

O quien sabe, por algún Alfa de cortejo.

Para cuando el Omega volvió a su habitación, miró con pereza a su pequeña gran gata gorda, que mordisqueaba la portada de su libro para divertirse y rascarse, o algo de eso.

Los libros y tu aroma.     {Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora