Paradise (Naoya Zen'in)

Capítulo #1

-Es hora de despertar hermosa Hatsumi.- escuchaba una voz varonil a lo lejos.-Vamos querida.- comencé a sentir húmeda mi mejilla derecha. Poco a poco abrí los ojos y me percaté que tenía a alguien sobre mi besando mi mejilla. Reaccioné de inmediato.

-¡AHHHH SALTE GOJOOOOO!- lo empujé con las pocas fuerzas que tenía al levantarme.  Gojo quedó sentado a los pies de la enorme cama y comenzó a reír como un niño.-No le encuentro nada gracioso tonto.- dije limpiando mi mejilla con la manga de mi pijama, había dejado un rastro de saliva en mi mejilla.

-Grosera, te levanto como a una reina y reaccionas de esa forma.- dijo entre risas.-No sabes lo que darían las mujeres de allá fuera por uno de mis tratos.- esta vez lo dijo en un tono seductor.

-Ayyyy, quítate.- me puse de pie y me miré al espejo, mi mejilla estaba roja por lo fuerte que la limpié, mi cabello castaño estaba muy desordenado y mi pijama muy arrugada.

          Gojo y yo éramos amigos de infancia, a pesar de que él me lleva unos ocho años, siempre estuvimos juntos.  Nuestras familias han sido muy buenas amigas por varias generaciones, el padre de Gojo y el mío son contemporáneos, toda su vida estuvieron juntos, así que se podrán imaginar que Gojo y yo somos como hermanos de crianza. 

          Yo continuaría mis estudios universitarios hoy aquí en Tokyo.  Cuando mis padres se divorciaron, mi madre obtuvo mi custodia y me llevó a Italia con ella, yo tenía unos 14 años.  Mi padre no pudo ganar en el tribunal ya que por su trabajo siempre estaba viajando y nunca estaba en casa, eso fue a favor de mi madre y estuve todo este tiempo lejos de mi hogar aquí en Japón.  Estaba cursando mi segundo año en Artes Plásticas con concentración en Escultura y a pesar de que Italia tenían las mejores universidades y recursos en esto, realmente deseaba estar de nuevo en casa.  Dado que mi madre es italiana ella decidio quedarse allá y mi padre, bueno, el había contraído matrimonio con una coreana y se asentó en Corea del Sur con ella por un par de años, conociéndolo, sé que él regresará pronto a Japón.

          Terminé en casa de Gojo por sus insistencias, incluso antes de enterarse que vendría a quedarme me decía que quería que fuera y me quedara en su casa, lo que terminé aceptando cuando vine.  Gojo logró convertirse a muy temprana edad en profesor de pintura en la universidad de Tokyo a la cual yo también estaría asistiendo.  Ambos amábamos las artes y él desde muy pequeño demostró un talento innigualable en la pintura, ahora es un hombre muy reconocodido en Asia y América por sus hermosas obras de arte.

-Prepararé el desayuno, así que, apresúrate preciosa.- dijo Gojo levantándose de la cama, éste tomandome desprevenida me dió otro beso baboso en la mejilla y salió corriendo de la habitación.

-Ayyyyyyy Dios mío.- me quejé y nuevamente limpié de mala gana mi mejilla. 

          Desde pequeña siempre he sentido una gran admiracion por Gojo y creo que hasta una atracción, pero nunca pensé en dejárselo saber, creo que era mejor una hermosa amistad que un noviazgo que fuera a terminar con todo.  A veces, él se pasaba con sus bromas y comentarios los cuales no me gustaban porque claro, a pesar de que sentía atracción hacia él, no iba a dejar las cosas de esa manera.

-Creo que buscaré una renta de un apartamento.- dije y preparé la tina para tomar una rica ducha mañanera y sacarme la sensación babosa que Gojo había dejado en mi mejilla.  Luego de la exquisita ducha, me vestí con unos jeans rasgados color negro, una camiseta blanca, una chaqueta de cuero negra y unas botas de combate del mismo color, dejé mi cabello castaño y ondulado suelto y procedí a maquillarme de una forma natural.  Bajé a la cocina y el rico aroma del café me envolvió, casi corrí a  la cocina y Gojo estaba preparando la mesa.

-¡Que guapa te ves!- dijo sin quitar su mirada de mi mordiendo su labio inferior.

-Si sigues con ese comportamiento voy a buscar un apartamento.- dije y comencé a ayudarlo.