Capítulo #2

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          Ya había pasado un mes desde que comencé las clases en la universidad, de vez en cuando me topaba con el idiota de Naoya y éste me molestaba, yo solo procedía a ignorarlo lo cual le irritaba en gran manera, pero habían ocasiones en las que explotaba.  Hoy era sábado 12 de septiembre, era mi cumpleanos 23.  Me levanté, tomé una ducha y me vestí una camisa rosa viejo, unos jeans rasgados y unos vans de color negro.  Arreglé un poco mi cabello y bajé a la cocina.  Gojo ya estaba ahí como siempre preparando el desayuno, al verme sonrió de oreja a oreja y se abalanzó sobre mí.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS REINA MÍA!- comenzó a besar mis mejillas.

-Gracias.- reí ante sus besos que me daban cosquillas. Se despegó de mí y fue a a nevera y sacó un mini pastel.  Era color rosa con flores en pastalaminada, muy lindo a decir verdad. Hurgó en una de las gavetas de la cocina y saco una vela, la encendió y me cantó.

-Vamos, pide un deseo.- cerré mis ojos y extingui el fuego con de la vela con un delicado soplo.

-¡Gracias Gojo!- le di un tierno abrazo el cual correspondió.

-Lo hornee anoche mientras dormías, amas el pastel de zanahoria relleno con queso crema y nueces.- lo miré sonriendo.

-Eres una ternura.- le apreté con un fuerte abrazo y lo deje sin aire.

Desayunamos y luego comimos pastel.

-Hoy quiero sacarte a comer, te llevaré a un lugar hermoso.- dijo Gojo mientras tomamos té en el jardín.

-Okay.- dije y me regaló una sonrisa.

          Eran las seis de la tarde y Gojo me dijo que me fuera preparando, quería que pasaramos buen tiempo fuera, así que fui a mi habitación.  Busqué en mi armario un traje azul claro con estampado de flores en diferentes tonos de azul muy hermoso, el mismo me llegaba a las rodillas, era muy ajustado en la cintura con un lijero escote cuadrado, y la falda caía en hermosas boleras, busque unas zapatillas que hicieran combinación, me maquille de forma natural y rize un poco mi cabello con las tenazas para que tomaran una hondulación mas bonita, me hunté perfume, tomé mi bolso y bajé a la sala.  Gojo ya estaba ahí y no despego su mirada de mí, sus ojos recorrían todo mi cuerpo y me hacía sentir un poco sonrojada de la forma en la que lo hacia.

-Ohhhh, Hatsumi... te ves.... te ves más que hermosa.- se acercó a mí y me entendió su mano la cuál tomé.  Sus lardos dedos estaban fríos y al hacer contacto con los míos me herizó la piel.

-Gra...gracias.- dije un poco apenada.  Gojo se veía realmente apuesto, bueno, más de lo que ya era.  Usaba un hermoso traje gris que se adhería a su cuerpo de manera perfecta resaltando sus músculos , una corbata azul, su cabello estaba peinado hacia atrás y tenía un aroma increíblemente exquisito.-Tú te ves realmente apuesto.- sonreí.

-Gracias.- hizo una pequeña reverencia y aún tomado de mi mano nos dirigimos a la puerta, abrió la puerta del copiloto por mí y la cerró delicadamente.  Él se adentró en el auto y puso el mismo en marcha.  Hicimos un viaje de aproximadamente 40 minutos, al llegar era un restaurante muy hermoso, era un perfecto balance entre moderno y tradicional y eso lo amaba.  Gojo se estacionó, abrió la puerta por mi y me tomó de la mano llevándome al interior de éste.

-Buenas noches señor Gojo, señorita Hatsumi.- dijo un hombre a la entrada del lugar.

-Buenas noches.- dijimos ambos al unísono.

-Siganme, los llevaré a su mesa.- dijo, Gojo y yo le seguimos.  Aquel hombre subió unas escalera y nuestra mesa se encontraba en la azotea con una hermosa vista a la ciudad, los edificios decorados con luces, los autos, la luna y las estrellas hacían todo muy encantador.

Paradise (Naoya Zen'in)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora