Capítulo #11

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Durante toda la noche no paré de llorar.  Toji al haber culminado conmigo, salió de la habitación y me dejó encerrada.  Había sido abusada, me sentía sucia, me miré al espejo y me dio asco verme, aquel hombre que podía ser mi padre me había comprado para satisfacer sus deseos sexuales, estaba acabada.

El sol entraba por la gran ventana alumbrando la habitación, el color blanco y sobrio de las paredes hacía que fuera más reluciente, pero me seguía siendo deprimente el lugar.  Me giré dando la espalda a los rayos del sol y luego escuché la puerta abrirse.  Me alteré de tal forma que de un brinco quedé sentada en la cama, un dolor inmenso en mi cuerpo me impedía ponerme de pie y con mi reacción me dolió más. 

Toji entró con una bandeja con comida y la dejó en la mesa de noche.  Se sentó en la cama mirándome de manera fría.  Yo seguía sentada con las rodillas pegadas a mi pecho.  Él me observó de arriba a bajo.

-No quedarás embarazada.- dijo cortante.  Estaba cagada del miedo cuando vi que el había eyaculado en mí. -Estoy operado.-

-Manos mal, un maldito bastardo como él no merecía darle vida a nada y si lo hiciera sería una desgracia.- pensé. Aparté mi mirada llena de odio.

-Bastardo.- dije en un susurro.-¡MALDITO!-grité, estaba hecha una olla de presión, mi ser estaba hecho pedazos.

-Ja, cuida tu linda boca, pequeña.- me tomó fuerte del antebrazo y me llevó hacia él. -¡Pagué un precio muy elevado para que fueras mi juguete, así que más te vale callarte y no hablarme así!- su tono y mirada amenazante me generaba más odio hacia su persona. Lo odiaba.

-¡Me vale una mierda cuanto hayas dado por mi! ¡Maldito hijo de perra!- Le escupí el rostro y acto seguido me dió tremenda bofetada haciéndome caer casi inconsciente en la cama.  Sentí un sabor metálico en mi boca, había lacerado mi labio inferior con lo fuerte que me pegó, la sangre me ardía más que mi mejilla.

-¡Parece que te gusta el maltrato!- dijo furioso poniéndome de pie para volver a repetir la dosis.

-¡¿ESO ES TODO IMBÉCIL?!- le provoqué,sabía que se me haría difícil la escapada de este lugar.  Dejó de pegarme, ahora me hizo recostar abruptamente en la cama y me pilló contra su cuerpo.

-Tendré que ser más severo contigo, perra.- dijo mientras me abría las piernas de manera brusca.  Estaba jodida en todo el sentido de la palabra.  Con toda la ira que este bastardo tenía, abuso nuevamente de mi dejándome casi inconsciente.

-Espero aprendas las lección y te diré más.- se acercó más a mi rostro.-Te tendrás que acostumbrar porque me perteneces.- plantó un beso en mis labios, pero aparté mi rostro y me limpié con asco. Él sonrió ladeadamente y con una de sus enormes manos me tomó del mentón con agresividad impidiéndome apartar la mirada. -No tienes escapatoria, así que es mejor que aceptes tu destino.  Te quedarás aquí para siempre y serás mi mujer.-

-Desgraciado.- dije en mi interior.

-Y te diré más, estamos en el medio de la nada, por más que intentes escapar te perderás en el bosque, o mueres de hambre o una fiera te devora.- habló con una mirada maníaca.

Soltó mi mentón y se colocó la ropa.  Tenía que hacer algo, necesitaba ser astuta para asi poder ganarme su confianza para hacer algo y escapar, o morir en el intento, porque una vida así no la quiero.

Una vez Toji se vistió me lanzó una intimidante mirada y salió de la habitación cerrándola con seguro nuevamente.

-¡Maldición!- comencé a llorar.

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Transcurrió alrededor de un mes, yo seguía encerrada en la habitación, siendo golpeada y abusada por Toji casi todo el tiempo, pero trataba de no provocarlo ni hacerlo perder la cabeza de enojo para ver si podía al menos salir de la habitación.  Me tenía al borde de la locura, sus ataques de bipolaridad me hacian víctima de golpes innecesarios, cada vez que quería tener sexo lo hacía de una forma diferente y realmente brusca, causando de mi cuerpo no resistiera tanto y en varias ocasiones perdía el conocimiento.

Paradise (Naoya Zen'in)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora