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N/A: Antes de que lean el capítulo, quiero disculparme por mi ausencia. Tuve una semana llena de trabajo porque venía un concierto importante en mi agrupación y, además, me enfermé y tuve que descansar mucho para recuperar mi voz: cosa que todavía no hago del todo, porque sigo con tos y gripe.

Por mi ausencia, les dejaré dos capis hoy. Este siendo el primero de ellos. Por favor, no dejen de votar y comentar. Amelia y Carlos se lo merecen, las quiero.

Gracias por comprender :D

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Carlos

José, uno de mis amigos, me ha escrito para reunirnos con otras amistades que tenemos en el café de Gerardo, quien también va a unirse a nuestra reunión.

Me adentro en el café y José alza la mano, sonriendo. Yo afirmo con la cabeza y me encamino hasta el lugar, siendo recibido por Julio, Fred y Gerardo también.

—Pues, hombre, si no es así no te vemos. No sabemos nada de ti desde hace casi un año —habla José, palmeando mi espalda.

Él es dueño de una casa de cambio, así que maneja bastante flujo de dinero. Es con quien suelo cambiar mi dinero nacional a dólares en efectivo para pagarle a mis empleados, o por transacciones a mi cuenta americana para pagar a los proveedores.

—Bueno, bueno... no sabemos nada no, José. Las malas lenguas dicen que tiene novia —agrega Fred y mi mirada va a Gerardo.

Este es el único que podría saber ello, pues es el dueño del café y Amelia y yo casi que vivimos en este lugar.

—No me veas así. No sé de qué habla —responde, encogiéndose de hombros.

—No fue Gerardo quien nos dijo. Solo me fijé un día que estabas saliendo de aquí con una muchacha y te veías muy feliz. Ella tenía como un bolso de laptop o algo así —explica José.

—Espera, ¿sales con la escritora? —Pregunta el dueño del café, sonriendo con cierta burla—. Solía estar aquí casi todo el tiempo, sé que es amiga de Marcos. El pobre casi que se queda sin sueldo por brindarle comida del café. Pensé que era su novia o algo.

—No, solo son amigos. Amelia tiene la suerte de tener muy buenas personas a su alrededor —respondo, removiéndome en mi puesto—. Y sí, es mi novia. Incluso vivimos juntos ahora, con Lex. Las cosas están mejor entre nosotros.

—Qué bueno, amigo. Nos alegra mucho saber eso —dice Fred, sonriendo.

—¿En serio? —pregunto, frunciendo un poco el ceño.

—Pues por supuesto, Carlos. Somos tus amigos, queremos verte bien —responde Gerardo y yo no puedo evitar sonreír con cierta vergüenza—. ¿Y en lo demás? ¿Todo va bien? Porque la situación se ha puesto un poco difícil a nivel general.

—La verdad es que no. Les debo dinero a mis proveedores y no sé qué hacer para poder reunirlo y pagarlo. Lex tiene ahora una tienda virtual de ropa y quería alquilarle una tienda para que estuviese más enfocada en eso y no en... —Me callo de inmediato y observo a mis amigos, maldiciendo en mi mente por no limitar mi lengua—... otras cosas.

Somos fugaces | Autoconclusiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora