Amelia
Mi mamá me llamó, diciendo que Anahí me extraña mucho. Así que decidí salir un rato de mi hueco oscuro y lleno de culpa para poder ver a mi hermana menor. Ella ya tiene suficiente con haber perdido una hermana, no quiero que me vea en este estado.
Es por eso que me maquillo, arreglo mi habitación y preparo un ponqué de vainilla con trozos de chocolate. También compro un par de botanas y gaseosa, aunque espero que podamos salir de aquí.
No recuerdo cuántos días llevo en el apartamento. Ni siquiera he podido escribir ni una sola palabra, solo atender a los clientes de TodoTech porque debo ayudar a Sheila.
He hablado un poco con Lex, pero es menos comunicativa por mensajes. Carlos, por otro lado, me ha dado mi espacio y me ha escrito solo para decirme que está pendiente de mí siempre, aunque no hablemos.
Me pregunto si será así con sus hijas también, pues no quiero que tengamos ese tipo de relación donde el novio le presta más atención a la novia que a sus hijos. Bueno, no es que seamos novios... pero se entiende el punto.
¿O sí somos novios? ¡Agh, no lo sé!
Mi hermana llega, así que bajo a recibirla. Está más alta, o eso parece cada vez que la veo. Ya de por sí me lleva un par de centímetros por encima, pero parece que no deja de crecer.
Cuando nos vemos, planto la mejor de las sonrisas en mi cara, y nos abrazamos por un largo minuto, estrechándonos con fuerza y balanceándonos de lado a lado.
—¿Cómo estás? —pregunto, mientras nos adentramos en el ascensor.
—Bien, un poco estresada con las clases, pero bien —responde, rodando los ojos—. Química y física me tienen al borde del colapso.
—Uh-oh, lamento no poder ayudarte. Soy una chica de letras —bromeo a medias, haciéndola reír.
—Lo sé —responde, negando con la cabeza—. ¿Y Sheila?
—Trabajando. Hoy no es su domingo libre —respondo, haciendo una mueca y abro la puerta para que pasemos—. Hice ponqué, pero está tibio todavía. Esperemos un poco mientras comemos Doritos.
—Y vemos Corazones Malheridos, vas a amar esa película —me dice, sentándose en el sofá mientras yo sirvo las botanas en un bol y en dos vasos la gaseosa—. Es romántica, así pero súper melosa. Como tus libros.
—No has leído ni uno de mis libros, así que no sé cómo sabes eso —hablo, alzando una ceja y le entrego su vaso mientras ella pone la película.
—Pues, porque te sigo en Instagram y veo lo que posteas. También escribes cochinadas —habla y yo abro la boca, entre avergonzada y ofendida.
—¡Hey! ¿Qué sabes tú de eso, eh? ¡No son cochinadas, es romántico! Como en las telenovelas que ve la abuela —me defiendo, cruzándome de brazos.
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Somos fugaces | Autoconclusiva.
Storie d'amoreAmelia es una escritora que ha perdido mucho. Carlos es un empresario que cree tenerlo todo, pero que puede perder lo más importante si no reacciona. Cuando la escritora se cruce en su camino, tendrá que decidir si aceptar lo que ella tiene para en...