Extra 1.

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2 años antes

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2 años antes...

Es mi cumpleaños número 25 y estoy un poco en shock por ello. Pienso en todo lo que he vivido, lo que perdí, lo que gané, lo que soñé, lo que se hizo realidad y siento que alguien más ha estado viviendo mi vida por mí mientras yo solo veo lo que sucede.

Tengo dos libros publicados con editorial y está en producción una película para el libro que estaba escribiendo cuando salió Somos Fugaces en librerías.

No puedo quejarme de mi vida, pues ha ido de maravilla en cuanto a mi carrera. Tengo un apartamento propio, mis amigos siguen a mi lado y continúo viendo crecer a Valeria, a Anahí y a Lex. Ella se ha ido de viaje por el mundo de la mano de William, a veces incluso viajan con Sunny con el permiso de Carlos y el mío.

No nos hemos visto mucho, la verdad. No hemos tenido la oportunidad de hablar y contarnos cosas de nuestras vidas, pero sé que está comprometido y que pronto va a casarse con una mujer llamada Carla. Lex y Val me han hablado de ella, les agrada y hace muy feliz a su papá.

Valeria ahora tiene ocho años y sigue siendo la niña inteligente y tierna que conocí hace cuatro años. Anahí tiene diecisiete y quiere ir a la universidad, al menos una de nosotras podrá lograrlo y me causa mucha emoción.

Me detengo frente a la sección de literatura romántica en la librería, pensando en él y en lo mucho que le echo de menos todos los días.

Todavía siento que en cualquier momento aparecerá con Sunny, quien todavía vive conmigo y está bastante grande y tremenda, saludándome o recordándome que debo comer porque he estado metida de lleno en la escritura de un nuevo libro. A veces miro sus fotos y dudo de lo que si vivimos fue real, porque se siente que nuestra historia sucedió en otra vida.

Tal vez, al final del cuento, sí somos almas gemelas. Ya que dicen que no necesariamente tiene que ser de una forma romántica, creo que sí podemos ser el alma gemela del otro. Solo que hemos estado tan ocupados, él con su franquicia alrededor del país, y yo con mi carrera de escritora, que no hemos podido vernos de nuevo.

No puedo evitar sonreír cuando veo mi libro, aquel que le leía sobre el cantante de una banda de metal y la ginecobstetra, en la estantería junto a grandes títulos. Lo tomo entre mis dedos como si fuese la primera vez que lo veo, como si no tuviese un montón de copias en mi casa, y lo observo por delante y por detrás. Abro la primera página, encontrándome con mi foto en la solapa, junto con mi biografía.

—Debe de gustarte mucho esa historia porque no has parado de sonreír.

Me sobresalto y cierro el libro, mirando hacia la voz masculina que me ha pillado con mi propio libro entre mis manos.

—Eh, lo siento. No fue mi intención —dice riéndose un poco, por lo que yo me rio también.

Se acerca, tomando una copia de mi libro y yo sonrío con cierta vergüenza cuando me mira, luego vuelve a observar la fotografía en la solapa.

—Ah, es que es tu libro —dice y yo afirmo, un tanto avergonzada—. Me llamo Ever.

—Amelia, pero... ya lo sabes —respondo, señalando el libro—. Uhm, ¿te gusta leer?

—La verdad es que quiero reforzar el hábito, porque me cuesta un montón. Soy violonchelista, en realidad. Me va más... la música —responde, encogiéndose de hombros.

El muchacho no debe de llegar a los treinta años y, a mí parecer, es bastante amable y lindo. Es un poco más alto que yo, moreno y de ojos cafés un poco achinados. Su cabello lo lleva corto, casi estilo militar y el piercing en su ceja le queda muy bien. Está vestido con una camisa de botones abierta, de cuadrados pequeños rojos, azules y blancos, donde deja ver que debajo lleva una franela blanca básica. Los jeans negros pegan muy bien con la parte superior de su atuendo y cuando me doy cuenta de que llevo un buen rato viéndolo, giro mi rostro un tanto apenada.

—¿Es tu primer libro? —pregunta, ignorante del vistazo que le di.

—Eh, no. El segundo —respondo, capturando su atención—. Llevo unos seis publicados ya.

—Oh, ya veo. Me parece bien —dice, sonriendo—. Me llevaré el libro porque tiene un cantante de metal y me gusta mucho el rock, ¿eh?

—Oh, no, no. Es una historia muy melosa, no creo que...

—Estoy seguro de que me gustará. Y, pues, si me lo firmas no me quejaré —dice, sacando un bolígrafo del bolsillo de su camisa. Lo tomo, riéndome y le acepto el libro—. Y si dejas tu número, digamos que no voy a denunciarte por acoso o algo.

Lo miro, alzando una ceja y niego con la cabeza, un tanto divertida. Firmo el libro y le dejo una pequeña dedicatoria a Ever antes de devolvérselo.

—Lo siento, no vas a poder denunciarme por acoso —agrego, cuando nota que no he dejado mi número.

—Bueno, Amelia, al menos dime algo sobre la vida que hayas aprendido de tus libros —dice—. Y ya no te molestaré más.

—La vida no siempre está llena de colores, pero los grises nos ayudan a apreciar el brillo del arcoíris cuando este vuelve tras una tormenta —digo y él afirma, convencido—. Hasta luego, Ever.

—Hasta luego, Amelia.

Sigo mi camino, decidida a salir de la librería pero me detengo en la puerta del lugar. Hay algo en mi interior que me dice que me devuelva y siga hablando con el muchacho, así que me doy media vuelta y me paralizo en mi lugar cuando lo veo tras de mí con el libro en mano, ya pagado.

Extiendo mi mano en dirección al libro y me lo entrega, con el bolígrafo. Anoto mi número y le devuelvo el libro.

—¿Tienes planes para hoy? —pregunta.

—Es mi cumpleaños, lo pasaré en familia —respondo—. Sin embargo, mañana estoy libre.

Él sonríe y yo me despido con un asentimiento de cabeza, antes de salir de la librería con el corazón queriendo salir latiendo de mi pecho.

N/A: El segundo y último extra lo narra ALEXA HERMOSA Y PRECIOSA. Vayan a leerlo, no sin antes votar y comentar este. Un besoooo.

Somos fugaces | Autoconclusiva.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora