Capítulo XIX

1.2K 111 8
                                    

--Dari, Dari cariño. --Le susurré intentando recuperar fuerzas.

--¿Qué sucede Mina? --Preguntó confundida.
--Debemos continuar o nos encontrarán. --Le susurré nuevamente ayudándole a levantarse.

Continuamos nuestro camino casi arrastrándonos, el cielo estaba tan nublado y llovía tanto que apenas podíamos ver. Pudimos escuchar una voz de lejos gritando mi nombre y una luz alumbrando.

--Minaicha ¡ríndete ya! --Gritaba.

No perdí tiempo y jalé a Dari hechándonos a correr, corrimos sin fuerzas y cuando pensamos que nada malo podría pasar, caímos por un barranco, yo la agarré mientras nos empapabamos de lodo al caer. Caímos en un charco de agua, yo me arrastré con ella detrás de una roca que nos cubriría. Dari gemía de dolor, al parecer se había lástimado, cubrí su boca con mis manos sucias al ver como alumbraban hacia abajo con la linterna.

--¡Las perdimos! --Gritó uno de ellos.

Esperé unos minutos a que se fueran y nos fuimos de ahí lo más rápido posible.

--Me duele. --Dijo Dari señalando su pierna.

--No te preocupes, ya lo solucionaremos. --Dije consolándola.

Continuamos caminando, minuto tras minuto, segundo tras segundo, todo parecía una eternidad. Había un río cerca, ayudé a Dari a quitar su ropa y quité la mía, nos metimos a bañar. Una vez saliendo de ahí, rompí parte de mi blusa y sólo con la luz de la luna permitiéndome ver, la amarré en su herida para que no se infectara. Volvimos a ponernos nuestra ropa sucia. Ya empezaba a preocuparme, no teníamos donde ir, no sabíamos que comeríamos, no teníamos nada.

Salimos de ahí y nos dirigimos hacia afuera de ese bosque. Por donde caminábamos había muchas casas, cada una de diferentes estilos, bonitas, supuse que ahí dentro había personas que tendrían dinero.

No había otra opción, no había nada más que pensar, no quedaba otra opción más que hurtar. Entré por la parte trasera y dejé a Dari afuera haciendo guardia. Una vez que entré, pude escuchar el televisor de la sala sonar, había entrado por la cocina y ahí mismo estaba la sala, miré cuidadosamente y había una mujer ahí, al parecer estaba sola en la casa. Tuve suerte al entrar justo en la cocina, tomé uno de los cuchillos más grandes y caminé de espacio por la espalda de la mujer.

--No digas una sola palabra. --Le exigí con autoridad delizando el cuchillo por su espalda, notándola angustiada.

--E-está bien... No diré nada, pero no le hagas daño a mi hijo. --Dijo señalando a su hijo de unos dos años quién no sabía que estaba sucediendo y se había puesto a sollozar. --Tranquilo cariño, mami estará bien-- Le susurró ella algo asustada.

La obligué a mostrarme donde había dinero.

--¿Me matarás? --Dijo preocupada. --No, no lo haré, sólo quiero dinero y me iré. --Dije.

--¿Tienes hijos? --Preguntó.

--Tengo una hermana--Dije sonriendo tímidamente.

--Se nota que nunca has hecho esto y que no lo haces por mal. --Me dijo buscando el dinero.

--Lo siento... Te devolveré tu dinero cuando salga de líos, lo prometo. --Le dije.

--¿Qué líos? --Preguntó con curiosidad.

--Prefiero no hablar de eso.

Me mostró donde estaba el dinero y me lo pasó, me sonrió.

--¿Porqué le sonríes al alguien como yo? Soy un asco de persona. --Le dije.

--Veo tristeza en tu mirada.

No pude evitar llorar y agradecerle, cuando ya estaba a punto de irme, ella me detuvo y me dijo:

--Ven, toma, ropa para que andes más limpia. --Dijo feliz mientras yo le agradecía.

Pude escuchar los gritos ahogados de Dari, me gritaba angustiada que la policía estaba afuera e iba a entrar a la casa. Escuché la puerta caer y el hijo de la mujer que me atendió, llorando.

--¡¿Qué está pasando?! --Gritó histérica. --¡Arnaldo! --Gritó llamando a su hijo.

Yo cubrí su boca y le exigí que callara, pero ella se ahogaba en su llanto y lágrimas. Pude escuchar la puerta caer, y vi a un policía entrar con un arma, ella gritó rápidamente pidiendo que no nos hicieran daño.

--Por favor, ella no tiene nada que ver. --Dije.

El policía nos miró y apuntó con el fin de disparar. Al ver que su pulso no tembló, supe que iba a hacerlo. Me tiré sin pensarlo y caí encima de la cama justo cuando la bala salió, pude escuchar el disparo, sólo que no continuó solo, si no, que la bala se incrustó en alguien, en aquella mujer. Después que cayó al piso cuando la bala traspasó su estómago, su collar se desprendió de su cuello y cayó al piso bruscamente.

--¡¡NOOO!! --Grité llorando. --¡Mataste a alguien inocente!!

El policía, sin quitarme la vista de encima y sin dejar de apuntar el arma sobre mí, llamó refuerzos.

Yo lloraha desconsoladamente mirando como aquella mujer, madre de un niño pequeño, se ahogaba con su propia sangre.

Aún con el policía mirándome y yo mirándolo a él, tomé lo más rápido que pude el cuchillo, dejándolo sin oportunidad de prevenirse lo lancé hacia él, clavándose en su pecho. Cayó desplomado en el piso, sollozando de dolor.

Sin pensarlo dos veces, me acerqué al policía quién quedó con los ojos abiertos, aún sorprendida de mi puntería tomé su arma y quité su ropa. Continué caminando y vi a la mujer tirada en el piso, aún tenía pulso, sabía que el policía había llamado refuerzos y ya venían, incluso, escuchaba las sirenas a lo lejos, al parecer estaban cerca. Caminé hasta la sala y ahí estaba su hijo, sin saber que pasaba. Me extrañé de que sólo hubiese llegado un policía, tal vez él andaba vigilando por ahí. Cargué al niño y lo acosté en la cama, el pudo ver a su madre en el piso y se asustó, pero me fui, cerré la puerta y huí.

Afuera estaba Dari esperándome muy preocupada, cuando me vio, se dirigió hacia mí y se alegró.

--Escuché un gran disparo, estaba muy preocupada por ti. --Dijo feliz.

--Yo... Sólo... No quiero hablar de eso.

--¿Qué sucede Mina? --Preguntó.

--Soy un asco... ¡Un maldito asco!--Dije llorando, cayendo arrodillada al piso.

--¡No digas eso! vámonos, ya está por venir la policía. --Dijo consolándome.

--Pues que venga, ya no me interesa. --Dije apretando aquel collar.

--¡NO! No digas eso, hemos llegado muy lejos como para rendirnos, nuestro camino no puede terminar aquí, sí haces eso, no volverás a verme jamás, ¿entendiste? jamás. --Dijo mirándome a los ojos, molesta.

--Continuemos dije levantándome.

--Así es, vamos. --Dijo sujetándome del brazo.



Miedo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora