Capítulo VIII

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–– ¿Minaicha? ¿Me escuchas? Preguntaba una voz muy masculina y profunda.

Sólo veía luces blancas alrededor mientras la voz me preguntaba una y otra vez lo mismo, se escuchaba en un tono de preocupación y quería que despertara, yo intentaba abrir los ojos y no podía, todo se hacía oscuro mientras yo intentaba decirle "¡Estoy Aquí!" tenía tantas ganas de gritar, pero no podía. De momento la voz volvió y exclamó; "¡Minaicha!" Di un brinco y lancé un grito, era Héctor.

–– ¿Te encuentras bien? Preguntó.

––S-sí... Contesté.

Estaba muy sonrojada, cuando me desmayé estaba completamente desnuda, si no mal mi mente podría recordar; supuse que él me había visto desnuda mientras no estuve.

–– ¿Por qué esa cara de pánico? ¿Crees que no te cubrí cuando te encontré desmayada en el baño? Preguntó.

Me sentí aliviada, la verdad Héctor parecía un chico muy serio y estricto, no podría hacer tal bajeza.

––Ahora quiero que me digas qué está sucediendo contigo. Respondió con una voz calculadora y fría.

––¿Qué insinúas? Pregunté.

––Creo que sabes bien lo que estoy pensando ahora mismo, tú tirada en el piso, completamente desnuda, inconsciente.

Decidí desahogarme con él, no sabía si debía decírselo pero necesitaba que alguien, quien fuera me escuchara, necesitaba apoyo emocional, no podía quedarme callada con todo este sufrimiento.

––La verdad es que... Están ocurriendo cosas muy extrañas últimamente. Respondí.

–– ¿Cosas como cuáles? Preguntó él.

––Sucesos... Digamos que paranormales.

–– ¿Estás segura?

––Si no lo estuviera no te lo contaría.

––Entiendo... Contestó.

––No... Por más que quieras no puedes entenderme. Respondí desconsolada.

––A mí me suceden cosas similares.

Cuando dijo eso, mi corazón se aceleró, sentí que mis pulmones se suprimían y perdía oxígeno, no entiendo por qué habrá sucedido pero algo me decía que muchas cosas no encajaban, que nada estaba bien, creo que ni sé, no encuentro una respuesta lógica a todo lo que está sucediendo últimamente. No recuerdo ni la última vez que dejó de importarme salir, no recuerdo la última vez que me divertí realmente, a veces tengo ganas de ser alguien libre, por más que viva sola, me independice o salga de aquí no me siento libre, no me siento libre en el interior.

Le pregunté a Héctor qué tipos de cosas similares le sucedían, le pedí que me contara qué pasaba en su hogar o qué sentía, me dijo que dejáramos las cosas para otro día interrumpió diciendo que se tenía que ir, dejé que se marchara y me quedé sola, como siempre.

Miedo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora