Capítulo V

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Era algo... Que no podría explicar, que ningún científico e incluso la persona más inteligente podría describir tal cosa, era enorme, con unas garras grotescas... Era un fenómeno paranormal. Salí lo más rápido que pude, me arrastré por el piso hasta llegar a la puerta de mi departamento, ese fenómeno arrastraba sus pesuñas hasta llegar a mí; mientras hacía esto gritaba incontrolablemente, sus gritos se podían escuchar incluso a 100 Millas, podrá sonar raro e incluso estúpido, pero nadie escuchó, nadie se dio cuenta de un solo sonido, nadie fue a mi socorro.

Finalmente pude abrir la puerta y corrí, corrí como nunca, corría por todo el pasillo mientras sentía que pasos enormes venían detrás de mí, pude salir del edificio, había varios autos en las avenidas, pero pasaban muy rápido, continué corriendo, había personas en la calle, todos se fijaron en mí; yo estaba asustada, en mi rostro se formaron ojeras enormes.

— Oye, ¿Qué te sucede? —Preguntó una mujer.

Yo la golpeé, no pensé en nada, corrí, sentía los pasos detrás de mí. "¡No la toquen, es peligrosa!" Gritaban todos mientras yo no miraba hacia atrás, sentí que me sujetaron, sentí un dolor inmenso en el brazo, yo pataleaba y gritaba, exigía que me soltaran, vi cómo estaba rodeada de personas, una mujer cubría los ojos de su hija, otros decían que no fueran tan crueles conmigo, yo sólo gritaba, pude ver unas garras tocando mis pies mientras yo sólo pataleaba. «¿Por qué no pueden verlo?» Pensé mientras caí en un profundo sueño.

«Otro sueño no por favor, tengan piedad...»

Desperté en un lugar donde todo era blanco, mis manos estaban atadas, no era soga, eran unas esposas.

— ¡¿Quién eres?! —Gritó un hombre, llevaba un uniforme de policía, y una cara de desagrado.

— ¡Te he hecho una pregunta! ¡¿Quién eres?! —Volvió y preguntó.

—¿Dónde estoy? Pregunté.

— Yo soy quien hace las preguntas aquí, fenómeno. —Interrumpió él.

—¿Fenómeno? ¿Quién se cree usted para llamarme de esa manera? ¡Exijo un abogado! —Exclamé.

Él me mostró un espejo con la idea de enseñarme mi rostro. Tenía los labios negros, no era de pintalabios ni nada igual, eran venas algo negras que cruzaban mi labio; mis ojos eran completamente negros, mis pupilas eran muy grandes, algo fuera de lo normal.

—Tienes garras. Dijo en voz baja, no quería soltarme las esposas, pensó que le haría daño. 

— Esto no soy yo, seguramente estás en mi pesadilla, ¡ESTO NO PUEDE SER REAL! —Grité por todo el interrogatorio policial.

—Es real, serás ingresada al hospital para enfermos mentales, mataste a muchas personas, clavaste tus garras en todas ellas, tus garras serán cortadas, ahora.

—No... No... ¡NO! ¡Esto no es real! —Grité como loca mientras lloraba incontroladamente.

Recordé los susurros de mis pesadillas, no sé, no lo pensé, no pensé lo que hacía, simplemente pensé en mí, en mi vida, en mi salvación.

«—Sálvame, sálvame, estoy pérdida, sálvame, sálvalos, estamos perdidos. Susurraba una y otra vez esperando que funcionara.»

Sólo pude ver cómo el tipo que me hacía preguntas se desangraba en el piso, no pude hacer nada, sólo vi que gritaba de una manera perturbadora; pedía ayuda, todo se volvió oscuro. Terminé en un lugar oscuro, igual que el de mis pesadillas.

—¿Al fin has decidido aceptar tu destino? Preguntó una voz masculina desde lo lejos. 

Miedo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora