VIAJE A JERUSALÉN

754 70 1
                                    



Isabella y su familia había salido de Francia con una gran comitiva, formada por sus damas de compañía, sus sirvientes y su escolta personal. El viaje había sido largo y agotador, pero también emocionante, ya que la princesa nunca había salido de su país natal y estaba ansiosa por conocer nuevos lugares y personas.

Durante el viaje, Isabella tuvo la oportunidad de contemplar algunos de los paisajes más hermosos de Europa. Cruzaron los Alpes y atravesaron los campos de Lombardía, donde los trigales dorados se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Luego, navegaron por el mar Adriático y desembarcaron en el puerto de Corfú, donde se tomaron unos días para descansar y reponerse del mareo.



 Luego, navegaron por el mar Adriático y desembarcaron en el puerto de Corfú, donde se tomaron unos días para descansar y reponerse del mareo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Después de Corfú, la comitiva continuó su viaje hacia el este, cruzando el mar Egeo hasta llegar a la ciudad de Constantinopla. Isabella quedó asombrada por la grandeza y la riqueza de la capital bizantina, con sus palacios suntuosos, sus iglesias doradas y sus mercados llenos de especias y sedas.

En Constantinopla, la princesa tuvo la oportunidad de conocer al emperador bizantino, quien la recibió con gran pompa y ceremonia. Isabella se sintió un poco abrumada por tanta ostentación, pero también impresionada por la sabiduría y la cultura del emperador, quien le mostró algunos de los tesoros más valiosos de su colección.

Después de Constantinopla, la comitiva siguió su camino hacia el sur, a través de las tierras de Anatolia, donde se encontraron con algunos de los paisajes más inhóspitos y desolados que habían visto nunca. Pero Isabella no se desanimó y continuó adelante, animando a sus acompañantes con su entusiasmo y su buen humor.

 Pero Isabella no se desanimó y continuó adelante, animando a sus acompañantes con su entusiasmo y su buen humor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Finalmente, después de varios meses de viaje, llegaron a Jerusalén. La ciudad santa se extendía ante ellos, con sus murallas de piedra y sus cúpulas doradas. Isabella se sintió conmovida por la belleza y la majestuosidad de la ciudad, pero también un poco intimidada por la idea de conocer a su prometido, el rey leproso Baldwin IV.

Continuara dejen estrellita.....

Continuara dejen estrellita

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SALVACIÓN DEL FUTURO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora