«Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos».
—Jorge Luis Borges.
—¿Qué es esa mirada? Ven aquí y lucha por tu amiga...
—Detente Leilah... No quieres hacer esto. No me hagas usar mi particularidad.
La joven acercó la navaja al cuello de July, esta hizo un pequeño corte y empezó a brotar un poco de sangre.
—Quiero respuestas... Ahora.
—Con que aquí estaban.— reconoció esa voz. Aiden se postró detrás suyo y le arrebató el artefacto de la mano.
—¡Suéltame! ¡Maldita loca!— July se zafó de sus brazos y comenzó a tocar su cuello. Había sido sólo un rasguño, pero eso probaba que ella hablaba en serio.
—¿Te encuentras bien? ¿July?— Alyssa se acercó para verificar su herida.
—Imbécil.— soltó nuevamente la chica. Estaba dispuesta a pelear, no dejaría que esos dementes le hicieran algo. Aún si no tuviera navaja, podría defenderse con sus uñas, dientes y patadas.
—Estos juguetitos no deberían estar en manos de alguien como tú.— comentó el chico.
—¿Por qué tardaste tanto Aiden? Mira lo que me hizo en el rostro.— Alyssa tenía una marca del zapato de la joven. Su pálida tez ahora contrastaba con la tierra y suciedad que su huella había dejado.
—Leilah me dejó tirado en el suelo.
—Momento... ¿A ti? ¿A ti te dejó en el suelo.—sus ojos avellanas se clavaron en ella nuevamente. No importaba que costara, ella pelearía.
—Larga historia.— comentó Aiden y tomó por los brazos a la chica.
—¡Suéltame!— gritó ella mientras se resistía a aquella fuerza con la que la sometía.
—Vendrás con nosotros.
—¡No! ¡No iré a ningún lado con ustedes!— gritó más exaltada y comenzó a patalear.
—¡Escucha! No quiero romperte los brazos porque puedo y soy capaz de ello, así que deja de forcejear.
—¡Rómpelos! Porque si no lo haces entonces te juro que yo te destrozaré el rostro cuando logre liberarme.— lo observó firmemente a los ojos. Aquellos ojos azules que se reflejaban en los suyos.
—¡Te digo! Está loca.— respondió July.
—¡A quién le dices loca! ¡Idiota!
—¡Basta de relajo!— Aiden con molestia levantó a la chica con facilidad y la cargó desde su hombro. Entonces comenzó a avanzar.
—¡Bájame! ¡Suéltame! ¡¡Bastardos!!
(...)
Llegaron a la cabaña en la que anteriormente habían estado. En todo el camino, la joven había estado gritando y forcejeando para tratar de liberarse.
Todos estaban estupefactos viendo y escuchando cada maldición que ella lanzaba al aire.
—Lamento los inconvenientes July. Esto no debió de haber pasado.— comentaba un hombre viejo mientras observaba el cuello de la tipa.
Su vestimenta era anticuada y desteñida. Su barba descuidada caía sobre su pecho, y en este se encontraba un collar con una gema verde que resplandecía.
—No se preocupe maestro. No me podría matar ni aunque quisiera.
Volteó con una mirada fulminante hacia dónde se encontraba la chica. Esta era sostenida por Aiden y Archie. Ambos la estaban sujetando con fuerza y no se desprevenían en ningún momento. July pasó a su lado y por un momento sus ojos parecieron arder en un rojo vivo como su cabello ¿Acaso eso era posible?
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El Trono de la Oscuridad: Rosas en Llamas
FantastikSi pudieses cambiar algún aspecto de ti o de tu entorno... ¿Qué sería? El ser humano está en constante cambio en el transcurso de su vida. Algunos cambios son pequeños, pocos perceptibles para los ojos ajenos. Cambios como comprar un nuevo suéter o...