Desde que llegué a Medellín se puede decir que empezó mi proceso de sanación, aunque se puede decir que un mes antes cuando por voluntad propia quise ir con un psiquiatra ya que me sentía ─como siempre─ como la mierda, pero deseaba tener una respuesta y la obtuve, me diagnosticaron "depresión leve", me sentí más aliviado, pero no era suficiente, sabía que había algo más.
Mi novia fue mi salvación en esos días, llevábamos un tiempo hablando y un día le confesé lo mal que me sentía y que estaba viviendo un infierno donde vivía, maltrato físico, psicológico y emocional, y abuso sexual, estaba a punto de volver a intentar suicidarme; ella me ofreció su ayuda y por ello llegué a Medellín. Hicimos un acuerdo de que yo me adaptaría a la ciudad y a la casa y luego buscaría un empleo y así le ayudaba con los gastos para cuando yo estuviera más estable mudarme yo solo. Hasta el día de hoy eso no se ha cumplido. En septiembre conseguí un empleo en un call center y fue espantoso, perdí la poca humanidad que tenía y renuncié al mes es estar ahí. Me sentí un fracaso.
La cosa se empezó a complicar cuando entré a la universidad, no me sentía realmente preparado para tomar una responsabilidad tan grande como la universidad, sin embargo lo hice, pero lo que tanto temía terminó sucediendo, la incapacidad de adaptarme, cuestionar todo y ganarme el rechazo de mis compañeros y algunos profesores me afectó demasiado. Aunque cuando lo pienso bien el que haya habido asamblea permanente cuando llevaba solo 3 días de clases me quitó también el poco entusiasmo que tenía por estudiar, aunado a que la primera amiga que tuve me mintió con decirme que quería ser mi amiga pero a la primera dificultad se fue, odié tanto a la humanidad por eso, todos mienten y solo te quieren mientras nunca muestres tus emociones.
En esos dos meses de paro en la universidad me enfermé y empecé a caer en picada a una velocidad impresionante, no quería volver a la universidad, tampoco quería hacer nada, pensé en buscar un empleo y en esas fechas de septiembre justamente era la feria del libro en la ciudad, lo cual fue bastante fácil encontrar un empleo como vendedor en una editorial. Parecía algo sencillo a simple vista, yo amo los libros y la literatura así que nada malo podía pasar.
Pobre diablo, cuán equivocado estaba; a las pocas horas ya supe que me iba a ir como la mierda. En ese entonces no sabía que era autista y que tenía TDAH, además de la gravedad de mi d́epresión, ansiedad y disforia sensible al rechazo, soy hipersensible. Mi compañera era bastante hábil para hablar con las personas y convencerlas de que compraran libros, siempre sonreía y mostraba emoción y amabilidad a pesar del cansancio, yo en cambio soy incapaz de aparentar tanto y se me notaba el estrés y el cansancio; ella me amonestaba frecuentemente "sonría más", "párese y muéstrele a la gente", "tiene que estar pilas, no divague tanto".... etc.... yo me sentía lo más inútil y estúpido del mundo, no era capaz de hacer algo aparentemente tan sencillo, literalmente me ahogaba en un vaso de agua, para mí era todo un desafío, en conclusión fue un fin de semana desastroso para mí, tenía agotamiento físico, mental, emocional y social. Lo bueno que salió de ello fue la paga, pude comprarle a mi novia su libro favorito que se lo di de regalo de amor y amistad, yo pude comprar mi libro favorito del momento y comidaaaaaaa, lo mejor de todo, amo.
Trabajando en la feria me di cuenta que si no podía con eso no podrá con nada, literalmente, me sentía un parásito, un ente inservible, un adulto para nada funcional ¿Cómo podía vivir así? un adulto de mi edad ya debería estar trabajando, tener una carrera y ser independiente, yo dependo de mi novia, qué colmo. Y así estuve por el resto de mes entero, me sentía un zángano, una escoria.
A finales de febrero del año pasado me dio una infección horrible que me hizo sentirme enfermo todo el año, por consecuencia el entrenamiento de taekwondo se me hacía tortuoso, no lo disfrutaba por el dolor, aunado a eso la profesora prometió ayudarme con ello y todo quedó en palabras vacías y buenas intenciones. Tuvimos una reunión en la casa de unos compañeros para celebrar el amigo secreto que por cierto no participé porque no puedo regalarle nada a nadie, sin embargo me invitaron, pero la pasé muy mal, estaba entrando en picada en crisis y la música, el bullicio, todo me hacia sentir muy mal, y pues nadie me hablaba, solo mie dieron una chocolatina, me sentía tan mal que me encerré en el baño llorar con mi conejito, me sentía que estorbaba, un bicho raro, los compañeros me decían que no me hiciera lejos y me ofrecieron alcohol, yo odio el alcohol, lo único bueno fue la pizza y los dulces, pero insistían a que me uniera a su bullicio y me sentí peor. Al final me dejaron salir en plena madrugada en un sector que no conocía, solo quería estar con mi novia. Desde ahí los compañeros ya no me hablaban y me miraban raro, se me hacía deprimente ir a taekwondo y sobre todo la indiferencia de la profesora, que me exigía rendimiento y yo enfermo, y un día después del entrenamiento sentía que no podía más y me corté, los pensamientos suicidas me invadieron y ahí ya tomé la determinación de querer acabar con todo. Llegué a la casa como si nada, me lave las heridas y las desinfecté; al rato llegó la policía a buscarme por "intento de suicidio", yo actué muy natural y con alegría diciendo que estaba bien y mostré parcialmente mis muñecas, afortunadamente no vieron de cerca, se fueron. Luego Mimi me hizo que le contara todo y me desmoroné.
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En la mente de Taylor Min
Non-FictionSi estás aquí es porque deseas conocer la mente y vida de una persona suicida, no como "un suicida más", sino por comprender lo que lleva a una persona a tomar esta decisión tan tabú y polémica. No me sentiré tan solo si ustedes me acompañan. Quizá...