Capítulo 2 Aparición

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Vivir cerca de la escuela y llegar temprano, nos caracteriza a Antu y a mí. Hoy en el camino, no nos encontramos con el gato blanco, menos mal y un poco extraño a la vez, pero no queremos hablar de ese tema, estamos un poco traumatizadas.

Estaba conversando con Antu en las bancas, cuando de repente una niña chica me arrebata mi gorro y sale corriendo en dirección a la escalera. Inmediatamente, salgo detrás de ella y detrás de mí Antu. Llego a la escalera y me detengo, no puedo creer que se haya atrevido a subir, ya que nadie sube al segundo piso porque está completamente oscuro. Ahora que lo pienso, es muy temprano y la escuela adquiere una atmósfera terrorífica porque aún no amanece.

-¿Subirás?- me pregunta Antu, con voz temblorosa.

-Sí- digo, con mucho enfado.

-¿No tienes miedo?- me pregunta Antu.

.-No, esa niñita se llevó mi gorro y me dejó despeinada, no se lo perdonaré- digo muy enfadada.

-Lica, te pueden retar si te pillan en el segundo piso- me dice Antu, muy preocupada.

-No importa, recuperaré mi gorro, si esa niñita no tuvo miedo de subir, yo tampoco- digo con mucha valentía. Salgo corriendo por las escaleras y le grito a Antu -¡Cúbreme, si preguntan por mí!-.

Al llegar arriba no se ve nada, busco un interruptor que está al comienzo de la escalera y se encienden las primeras luces del inicio del pasillo, en donde diviso la puerta de la sala de computación, el laboratorio y el comedor. Todo se ve normal, aunque un poco aterrador, no veo a nadie, no hay rastro de la niña.

Escucho una risa, viene desde el final del pasillo, pienso que esa niña debe estar en el otro pasillo, no sé cómo no tiene miedo, está todo oscuro para allá. Busco otro interruptor y prendo la luz, ilumino la mitad del pasillo y sigo caminando frente a la sala de los cuartos básicos, es muy curioso pero a medida que avanzo, la luz empieza a palpitar, esta situación se coloca espeluznante. Sigo a paso lento, enciendo nuevamente la luz que ilumina el final del pasillo, aún no veo a la niña, debe estar a la vuelta. Cada vez que avanzo, me genera mal presentimiento, llego al final del pasillo a la sala de tercero y cuando me volteo a mi derecha a mirar hacia el otro pasillo, se apaga la luz. Quedo con parálisis, no reacciono por unos segundos. Escucho la risa y dice mi nombre -¡Licarayén!

Antes de caer en pánico y reaccionar a gritos, me acuerdo que afuera de mi sala hay un interruptor, con mucho cuidado me acerco a la pared y me guío tocando con mi mano derecha por la orilla, hasta que encuentro el botón y enciendo la luz, no veo a nadie cerca de mí alrededor.

Me quedo desilusionada y al mismo tiempo empiezo a sentir un poco de rabia. Siento que me tocan la espalda, me volteo y no hay nadie, esta broma no me está simpatizando, no hay nadie en el pasillo. Miro por la otra escalera, tampoco encuentro rastro de la niña y es imposible que bajara por ahí porque está con reja, me pregunto ¿Cómo puede haber desaparecido sin dejar ninguna huella?

Me regreso por el pasillo y enciendo las luces nuevamente, se me quitó el miedo, estoy atenta de que en cualquier momento se me puede aparecer un fantasma. Con lo enojada que me encuentro no le conviene, enfada doy más susto que cualquier espectro.

Vuelvo a escuchar la risa, pero no me devuelvo, no le hago caso, si se quiere quedar con mi gorro que se lo quede, ya me hizo pasar muchas rabietas y me dejó malhumorada. Sigo caminando lo más rápido posible y las luces palpitan. Bajo de prisa las escaleras y Antu está con mi gorro en sus manos.

-¡Mi gorro!- le grito.

-Me lo tiraste- me dice Antu.

-No, yo no fui. Incluso no vi a la niña, ni tampoco mi gorro- le digo.

Encuentro de espíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora