Capítulo 4 Acompañante

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Hoy madrugamos por mi papá que nos despertó con su bulla y preparación para ir a jugar a la pelota. Es tan ruidoso para levantarse, así que desde la mañana mi hermano y yo ayudamos, aprovechamos de ordenar la casa. Rankura y yo ayudamos a nuestra mamá a hacer el aseo. Antes de almorzar, mamá nos dio permiso para tener tiempo libre e ir con Llanquiray a jugar al patio de la Casona, pues es el Centro Cultural de Quinta Normal.

Rankura es todo un revolucionario, llevó un lienzo y pinturas para su cartel de protesta. Me pidió  que lo ayudara a escribir las letras de su mensaje para la marcha. Mientras escribimos, al frente de nosotros en el pasto con una manta Llanquiray juega con su peluche, sin entender lo que hacemos. Me gusta el mensaje de mi hermano "Nuestros profes nunca mas solos" aunque le corregí su ortografía. La escritura correcta es "Nuestros profes nunca más solos", le faltaba la tilde en la palabra más. Igual para que quedara más representativo su lienzo, dibujé la insignia de su liceo y abreviado dejamos las siglas LBF de Liceo Benjamín Franklin.

Mientras Rankura le saca fotos a la obra de arte que creamos. Escucho una melodía extraña, pero muy agradable a la vez. Deben haber puesto música en la Casona tal vez. Tomo la mano de Llanquiray para pasear por el lugar, es como un mini parque el patio del  Centro Cultural. Avanzamos hasta la reja que limita con la calle, ahí caen enredaderas sin hojas, fuimos a observarlas porque tienen un hermoso aspecto otoñal.

Con mi mano derecha que está desocupada, porque la otra la tengo enlazada a la de mi hermana,  toco una de las enredaderas.  Nunca pensé que sucedería lo que sucedió, la enredadera se movió y comenzó a enredarse desde mi mano a mi brazo, de las ramas mágicamente comenzaron a crecer hojas. Por más que quería no me podía soltar de la enredadera, me encontraba atrapada. Llanquiray se asustó y comenzó a llorar. Al escuchar el llanto, mi hermano acudió a nosotras y tomó en brazo a mi hermana para calmarla.

-¡Ey Lica! ¿Qué te pasa? Que asustas a la Llanqui- me dice mi hermano muy molesto.

-Yo no asusté a nadie, esta enredadera me atrapó y aquí me ves intentando de escapar. ¡Ayúdame! – le digo.

-No, por tonta te pasó. Además asustaste a la Llanqui. –Me dice Rankura con enojo. Así que me da la espalda y se va a su lienzo, con Llanquiray en sus brazos.

-¡Ayúdame! – le grito. No hay caso, mi hermano no me toma en cuenta y me deja ahí atrapada con la enredadera.

Trato de no sugestionarme y perder el control. Empiezo a inhalar y exhalar. Cuando miro al frente por la reja y en la vereda me aparece un ser extraño. Me mira sonriendo, miro a mis dos lados, supongo que se burla de mí por estar atrapada con la enredadera. Es una mujer muy bella, que brilla y tiene enredaderas por todo su cuerpo, tiene cabello café ondulado y la rodean muchas hojas de color ocre, siena tostada, amarillo anaranjado y rojo. Es como si estuviera disfrazada de un árbol de otoño.

Se ríe y me pregunta con una dulce voz – ¿Me vez verdad?

 La miro y la ignoro, no le contesto. Me sonríe y se dirige hacia mí con toda velocidad, traspasa la reja y no alcanzo ni a reaccionar, no me puedo mover, ni tampoco gritar. Entra en mí.

En tiempo de segundos, me siento como si estuviera en un bosque. Por mi mente pasan diferentes imágenes a toda velocidad. Es extraño, pero escucho distintas melodías, es un código. Lo único que logro descifrar, es que he sido elegida. La enredadera vuelve a su normalidad y me suelta mi brazo, en cosa de segundos cierro mis ojos y caigo al suelo.

-¡Licarayén! ¿Me escuchas?-  Me dice Antu.

-¡Lica!- Dice mi hermano.

-¡Hola!- Digo y sonrío.

-¿Estás bien? Me pregunta Rankura.

-Sí, eso creo- Digo. Me trato de sentar y me ayuda mi hermano.

-Oye, no deberías haberte sentado tan rápido- Dice Antu.

Mi hermano me toca la frente y me dice -Estás ardiendo-. Le pide a Antu que lleve a mi hermana a la casa y que vuelva a ayudarlo, para poder llevarme a mí y también al lienzo con las pinturas. Antu toma en brazo a Llanquiray, la manta y su peluche, rápidamente la lleva a la casa.

-Oye, creo que tu resfriado no se te quita todavía-. Me dice mi hermano. No sé que responder, porque me siento un poco tonta.  En cosas de minutos, llega Antu. Mi hermano le dice que lleve el lienzo y las pinturas. Él me toma en brazos como si fuera un bebé, lo abrazo del cuello y nos vamos a la casa, por suerte está al frente de este lugar.

Mamá está extrañada cuando nos ve llegar. Ayuda a mi hermano a acomodarme en el sillón. A ver hija me dice  y me toca la frente, la veo rara. Me dice –No tienes fiebre-. Luego, me toca las manos y dice –Estás congelada, ni que fueras un hielo-.

-¡Ey! Tenía fiebre hace un momento- dice mi hermano sorprendido.

-No hijo, está muy helada- le responde a Rankura.

-Tengo mucho frío mamá- Le digo. Mi hermano me trae una frazada y mi madre prende la estufa. Rankura me toca la frente y comprueba que ya no tengo fiebre, no sabe qué decir.

- ¡Tía Llanka! Hay que preparar un café bien calentito para que se revitalice esta niña. –Dice Antu a mi mamá.

-Buena idea pequeña Antu, iré a preparar uno- Contesta mi mamá.

-¡Lica! Quedas en buenas manos- Dice mi hermano y se va a su dormitorio. Llanquiray y Antu se quedan conmigo.

-Oye Lica, sí que pareces zombi de nuevo- me dice Antu.

-Gracias. Antu no me vas a creer lo que me pasó- Le digo.

-Y tú tampoco a mí- me dice Antu.

Le cuento todo lo que me sucedió antes que perdiera el conocimiento, le comento sobre la enredadera y la mujer árbol. Antu me miró con unos ojos gigantes. Hasta ese momento, pensaba que era la única que había vivido experiencias paranormales este día, pero estaba muy equivocada. Mamá por mientras nos trajo unos cafés para charlar mientras esperamos el almuerzo.

¡Lica!- me dice Antu con emoción.  – ¡A mí se me apareció una mujer en mi pieza!-.

¿Qué?-Le digo yo. Escuchándola con mucha atención.

-Había soñado como en una selva y en unas ruinas, que son muy parecidas a las que estudiamos a principio de año en Historia, no sé si serían Aztecas o Mayas. Eso sí, me encontré con un lugar lleno de oro, en donde habían muchos tesoros, pero de todos ellos me llamó la atención un arma, una lanza tallada con punta de oro. Fue muy hermoso el sueño, me encantó mucho.

Eso no es todo, al momento de despertar, no sé si seguía dormida. ¡No me vas a creer lo que me vi!, al frente de mi cama apareció una mujer con vestimentas entre telas y armadura de oro, tenía  la misma lanza de mi sueño. Me pellizqué para comprobar que no estaba soñando y en cosas de segundo desapareció.

-Qué extraño todo, la mujer árbol y esa mujer guerrera- Le digo.

-Sí, no entiendo, ya estamos muy psicodélicas- dice Antu. Nos reímos. Justo llega mi papá de su partido de fútbol y nos saluda – ¡Hola niñas!- con un beso en la frente a cada una. Se lleva a mi hermana en brazos.

-¡Hola papá! - le digo  sonriendo.

-¡Hola tío Gabriel!- dice Antu.

Mamá saluda a papá de un beso y nos aprovecha de decir que estaba lista la mesa para almorzar. Almorzar en familia, en donde me hicieron mucho bullying con el desmayo. Además, cuando mi papá se junta con Antu son como una dupla de humoristas, tirando bromas y chistes para allá y para acá, se inventaron hasta un nombre el "Gabo y la chica".  Fue pura risa el almuerzo.

Luego, con Antu nos fuimos a mi pieza a jugar toda la tarde play station 3. Compartimos mi cama y nos acostamos para no morir de hipotermia y estar calentitas bajo las frazadas, ya que extrañamente mi dormitorio es muy frío, jamás se logra temperar.

Le estoy enseñando clases de Mortal Kombat, le enseño las diferentes técnicas del personaje que le gusta pelear, ella es Mileena y yo Kitana. Es chistoso y a la misma vez cruel, porque lo que más le encanta del juego a Antu, son los famosos "Fatality". 

Encuentro de espíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora