Capítulo 6 Visita

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Estoy segura que lo vi y no estaba dormida, ahora no me lo puedo sacar de la cabeza. En la mañana cuando desperté, al momento de abrir mis ojos vi su silueta parada frente a mi cama y cerré mis ojos, pero los volví abrir inmediatamente y él ya no estaba, juro que vi a Mateo mirándome esta mañana. Sé que no hay explicación, pero sé que era él.

Eso no es lo único que me pasó, aún sigo con el malestar en mi espalda, ese extraño empujón que recibí ayer todavía me tiene con molestias. Al vestirme en la mañana me miré al espejo y al mirar mi espalda, descubrí una marca roja como si me hubiera dado un látigo, algo escalofriante y al mismo tiempo doloroso. En verdad ya no entiendo nada y Mateo realmente es un chico misterioso.

Hoy no hubo clases y mañana tampoco, ni pasado, ya que están suspendidas por el paro de profesores por lo menos una semana o tal vez más. Por lo que no veré a Mateo por varios días y eso me tiene muy intrigada. Ayer no pudimos seguir hablando del tema porque nos interrumpió Rankura e Ian, nos fueron alegando todo el camino que le echamos a perder el panorama y nunca más iban a permitir que fuéramos a marchas estudiantiles, ni de los animales, ni de los mapuche, etc. Era tan importante para él la marcha como quiere ser un futuro profesor y se la arruinamos. Ahora teníamos estrictamente prohibido ir a marchas, nada de nada, porque éramos pájaros de mala güero.

Al final mi hermano echó a Antu y Mateo para sus casas, dijo que no saldría a ningún lugar más con nosotros. Rankura se puso hostigoso, además invitó a Ian a la casa y siguieron alegando conmigo, le contaron a mi mamá que me perdí con mis amigos en la marcha y mi mamá me prohibió ir a marchar porque soy muy chica todavía.

Es hora de almorzar, mamá cocinó una rica cazuela de pollo, especialidad de la casa. Nos sentamos, papá viene justo a la hora de almuerzo y mi hermano me empieza a molestar.

-Papá la Lica tiene novio- Dice Rankura.

-No papá, es mi amigo- Le digo.

-¿Es ese tal Mateo?- Dice mi papá con una expresión seria.

-Sí, ese tal Mateo es- Dice Rankura muerto de la risa.

- Ya, dejen de molestar a la niña- Dice mi mamá.

-Si supieran como la miraba ayer- Dice Rankura.

-¿Y tú? ¿Cuándo conoceremos a tu novia?– Le digo. Rankura me miró horrible. -Ah ahora que recuerdo hay pocas mujeres en ese liceo, así cuándo vas a tener polola con tanta competencia- Digo. Mi hermano no dice nada, guarda silencio y me dejó de molestar. Mis papás en tanto esbozan una pequeña sonrisa.

-Ya te presentaremos con Antu a Ariadna- Le digo.

Tocan el timbre y casualmente Alaska se volvió loca. Será Antu me pregunto. –Yo voy abrir- Digo. Me paro de la mesa y abro la puerta. Veo hacia la reja y es Mateo.

Voy sonriendo y Mateo agacha la mirada y con su mano izquierda juega con su cabello entre los dedos. Abro la reja y le digo – ¿Y tú?-. Me mira y me saluda de beso en la cara.

-Estaba preocupado por ti- Me dice.

-Tengo algo que contarte, menos mal que viniste- Le digo y me mira con cara de sorprendido.

Lo invito a pasar a mi casa y le digo que llegó justo a almorzar así que no se puede negar a la invitación. Se ríe. Entramos a la casa y dice provecho y saluda a todos. Mi madre tan atenta me dice en seguida que hay que acomodar un puesto en la mesa, así que la ayudo con el servicio mientras ella va por el plato de comida. Siento a Mateo en el puesto que está al lado de mi mamá, es uno de los puestos desocupados de la mesa y el futuro asiento de Llanquiray, que no ocupa porque está en su silla de comer que la tienen entre el puesto de mi papá y mi mamá.

Encuentro de espíritusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora