XVI. Caricia oscura

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El viaje de vuelta al Luanzang trajo consigo un cambio en la dinámica e interacción mutua.

En el pasado, Wei WuXian buscó métodos con los cuales eludir la presencia de Lan WangJi a su alrededor. Pensó en él como una existencia que provocó malestar en sus sentimientos confusos. Resentimiento ante la traición y desazón frente a la debilidad que provocaba.

Hacer las paces con el lado vulnerable y persistente de su persona permitió obtener paz en una herida abierta, sangrante y profusa de su vida anterior.

Pensó que podría partir desde cero con esta versión joven y ajena a los errores de ambos en el pasado. Al permitirse querer a Lan WangJi, tuvo oportunidad de experimentar nada más que la auténtica domesticidad.

Los días radicaron en una cómoda rutina, en la cual buscaron la presencia del otro en los breves espacios que sus actividades individuales permitieron. Lan WangJi se levantaba al Mao-Shi, Wei WuXian le veía realizar abluciones o meditación. Él, por otro lado, se dedicó al esparcimiento y a mantenerse recostado de manera perezosa. Aún cuando el sueño profundo se convirtió en imposibilidad, el tiempo compartido con Lan WangJi en el que le sostenía mientras dormía, le congració.

Wei WuXian tenía un gusto culposo en el cuidado de los campos. La agricultura fue un pasatiempos interesante para alguien que vivió por largo tiempo. Algunos árboles de nísperos y el magnolio crecieron desde brotes hasta el tiempo presente, el ginkgo en el jardín norte aún era joven, pero Wei WuXian se encargó de mantener los cuidados del mismo. Por el día se dedicó a sus campos. En los brotes de papas, y algunas cabezas humanas que plantó cerca de la cueva, a espera de ser cosechadas.

Las tardes se destacaron por actividades de ocio como la pintura, y la lectura. Algunas de sus investigaciones estaban siendo reevaluadas a partir de sus descubrimientos más recientes. En sus momentos de aburrimiento bajaba a Yiling para hacerse con una gran carga de baiju y vino de lotos. Las personas locales le reconocieron, e hicieron un trato justo en el que enviaron algunas carretas con alcohol tantas veces al mes para evitar los viajes diarios por licor. Encantado, Wei WuXian aceptó.

Lan WangJi se dedicó al autoestudio y la composición de nuevas piezas de cultivo con diferentes fines. Desde los jardines del pabellón norte eran audibles los golpes de las notas, elaborando una melodía, a lo que Wei WuXian apreció su talento bajo la sombra de una pérgola.

El segundo jade de Gusu se mostró encantado aquella tarde, tras concederle algunos libros que consiguió en el camino. Algo, que no fuese cultivo demoníaco, con lo cual nutrir su mente docta.

Lan WangJi expresó, una noche en la cual Wei WuXian se embriagaba, su interés por seguir ayudando a la gente común. Wei WuXian no encontró oposición a su deseo por salir a atender cacerías nocturnas.

"Wei Ying debería acompañarme también", planteó.

Si bien, Wei WuXian no era de mucha utilidad cuando podía dar fin al resentimiento en un chasquido, entendió las intenciones del joven por pasar tiempo juntos, así que cedió a él. Además, si Wei WuXian estaba cerca, Lan WangJi tendría menos razones para cubrirse en polvo por ahí.

Las noches eran frescas y tranquilas. Apenas cubiertas por el canto de las aves y el viento que soplaba con poca fuerza. La copa de Wei WuXian siempre se mantuvo llena, y las rondas de Xiangqi y Go se volvieron interesantes.

¡Wei WuXian finalmente tenía un compañero de juegos que no hacía trampa!

Lloró de pura satisfacción.

Las estrategias de Lan WangJi fueron bien pensadas. Si bien, no tenía la experiencia de miles de años en juegos como el Xianqi, fue lo bastante perspicaz para convertirse en un desafío por un tiempo.

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