XIX. Extra I. Línea de tiempo alternativa y memorias restablecidas

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Cuando Lan WangJi habló sobre la situación de los refugiados Wen en tierras de Wei WuXian, nunca esperó que su hermano, en quien había depositado su confianza ciega, hablase tan libremente de sus pesares con su hermano jurado, Jin GuangYao.

Su participación en dichas tensiones terminó por estropear las cosas.

No solo empeoró una situación de por sí complicada, más tarde se adjudicaron los asesinatos de la familia Jin a nombre de Wei WuXian. Cuando, en realidad, Wei WuXian había convertido sus días de estudios siniestros en el cultivo de papas y carpintería.

Él había sido espectador directo de dichas acciones. No hubo algo como el mal encarnado o vileza.

Wei WuXian fue alguien que ascendió a la inmortalidad por medios oscuros, pero bajo raíces comunes. Alguien desafortunado, cuyo destino se vinculó al resentimiento por mera mala suerte.

Tras las celebraciones y ritos funerarios para los miembros fallecidos del clan Jin, se sopesó la opcion de la erradicación y asesinato de los Wen restantes.

Lan WangJi supo que el odio de los hombres les impediría ver la injusticia en sus acciones. En masacrar niños pequeños y ancianos debilitados. Durante el banquete en el salón fragante, divisó a LianFang-Zun conversar con su tío y algunos ancianos Lan que aguardaban en el receso a las conferencias de cultivo.

Barajó la idea de escabullirse en el próximo descanso, y así lo hizo. Esperó su oportunidad. Siendo el rayo de Zidian quien le derribó de Bichen apenas haber ganado poca altura.

Bichen cayó por la escalera dorada. Su hermano mayor contuvo el horror y su tío se decepcionó.

LianFang-Zun, así como el líder de la secta Jiang mostraron su decepción ante la inminente traición.

Jin GuangYao: "Es tal como le dije a Er-ge", abogo. "Nuestros hombres advirtieron que había un espía en favor del Yiling Laozu, jamás esperamos que se tratara de Hanguang-Jun".

Lan WangJi se llenó de odio. Aborreció a aquel hombre con sonrisa cordial pero frialdad en sus palabras. Lan Huan apartó la mirada ante la decepción. Lan QiRen se puso púrpura de odio, sus dientes rechinaron y la respiración se engrosó. Lan WangJi supo que había fallado.

Le había fallado a su secta.

A su familia.

A las promesas hechas, había fallado a todos, y supo que tendría que enfrentar la sentencia a muerte por ello.

Como un hombre que ya lo ha perdido todo, imploró a su hermano: "Hermano, los remanentes Wen que Wei Ying está protegiendo son todas personas inocentes. No pueden asesinarlos si no han cometido ningún crimen".

Aquel debió ser el discurso más largo que alguna vez dio en presencia de otras personas.

Lan QiRen hizo a LiangFang-Zun a un lado. Plantandose frente a la forma miserable de WangJi, habló: "Deja de ponerte en vergüenza, WangJi. ¡Es tal como han dicho! Perdiste la razón y el buen juicio. No sé qué treta había usado el Yiling Laozu para manipularte. Pero no estas en condicion para abogar o juzgar nada".

Jin GuangYao, en representación de su padre, sacó a colación el asunto de la traición. A lo que los ancianos del clan Lan tuvieron que abogar por la carta de incompetencia mental.

"WangJi no está en condiciones de atravesar ningún juicio. Será llevado al clan de regreso y se le purificará del mal al que se le ha sometido".

Jin GuangYao: "Confío en las palabras del gran maestro Lan, pero entenderá nuestro predicamento y preocupación siendo que Hanguang-Jun se ha convertido en el hombre con mayor potencial en su generación. Si se convierte en una fuerza aliada al patriarca estaremos en gran peligro".

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