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Nos encontrábamos dentro del auto, mientras la música sonaba ligeramente. Ninguno decía nada. Yo miraba por la ventana cómo caían las pequeñas gotas de la lluvia mientras que Eros conducía con la mano derecha y agarraba el cigarrillo con la izquierda.

Mire en su dirección. Las facciones de su rostro se marcaban con el reflejo de la luna, tenia las cejas algo curvadas mientras miraba seriamente al frente.

—¿Ese no es tu amigo?—Pregunto haciendo que mirara al frente.

En efecto. Ethan se encontraba en medio de una calle poco transitada junto a una mujer.

La chica era alta, llevaba un vestido algo apretado lo cual hacía profundizar si trasero y su busto. Era rubio, el cabello recogido en una cola alta.

No conseguía ver bien su rostro pero lo que más me llamo la atención era la cercanía de esos dos sujetos.

Ella tenia sus manos en su cuello mientras que el estaba estático con una de sus manos agarrando su cintura.

—Aparca—Dije sería. Mis pulsaciones aumentaban con El Paso de los segundos.

El sin decir nada hizo caso. Ethan no podía vernos, nos habíamos colocado de tal forma que éramos poco perceptibles.

Lleve mis manos a mi boca al ver la escena que se encontraba enfrente mío.

La persona que había dicho que quería algo más que sexo, la persona que había limpiado mis lágrimas, la persona que había conseguido apaciguar mi ansiedad. Ese chico el cual me hizo pensar que no todos los hombres eran igual de encontraba besando a esa chica desconocida.

Una lágrima apareció en mi rostro y sin pensarlo saqué mi teléfono y comencé a hacer fotos de aquello.

—Supongo que no era solo amigo—Escuche que comentaba la persona a mi lado—Rayle no merece la pena torturarse así—Toco mi muslo e hizo que lo mirara.—No te conozco, pero se, que no merece la pena que ese hermoso rostro derrame una lagrima—Suspire.

La mano que tenía en mi muslo comenzó a subir y colocarse en mi mejilla. Con su mano libre desató su cinturón y el mío y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba a horcajadas de el.

Sus manos se posicionaron en mi trasero, haciendo así, que su intimidad y la mía estuvieran unidas.

No se como sucedió pero su rostro estaba a centímetros del mío. Sus ojos miraban mis labios mientras que sus labios eran relamidos por su lengua, la cual pude ver un pendiente en ella.

—No soy de las chicas que se acuestan con cualquiera—Dije en un pequeño susurro.

—Nadie dijo que fueras de esas—Y beso mis labios delicadamente.

Sin pensarlo coloque en la parte trasera de su cabeza mis manos y lo atraje más a mi. Y acto seguido, nuestras lenguas comenzaron una guerra que ninguno iba a ganar.

Una se sus manos tocó su asiento del auto y tumbó el asiento para colocarnos mejor. Esa misma mano desató mi pantalón y con una agilidad inhumana sus manos apretaban mi trasero.

Un gemido salió de mis labios lo cual supe que le había excitado, ya que comenzaba a notar su pretuverancia sobre mi entrepierna.

—Joder—Dijo mientras agarraba mi rostro y mordía mi labio inferior.

Comencé a mover mi trasero de alante para atrás lo cual escuché maldiciones de su boca y yo sonreí.

Sus manos abandonaron mi trasero y con delicadeza y pidiendo permiso con la mirada, le aleje un poco y mi top desapareció de mi cuerpo. Sin pensarlo hice lo mismo con la suya y sus labios atacaron mis pezones.

Como se sigue viviendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora