03.

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Volví a casa algo más calmado. Me hizo bien salir y aunque no se lo dije de una manera directa a Nabi, si lo pasé bien. Ya estaba oscureciendo, y probablemente llovería. Estacioné el auto en el garaje y di un largo suspiro al ver las luces aún apagadas.

Eso significaba que aún estaba solo, Hani no había llegado.

Entré sacándome la chaqueta y colgándola en el perchero de la entrada. Me quité mis zapatos y fui hasta la habitación para lanzarme a la cama mirando el techo, analizando todo, pensando en lo sucedido hoy. Todo había sido tan extraño, el como las palabras de aquella mujer que aún no era de total confianza me hiciera reflexionar a tal punto de replantear ciertas cosas de mi vida.

Sabía que no estaba actuando bien, mierda, claro que lo sabía, pero estaba inseguro, creía que todo estaba en mis manos y de pronto, ya nada lo estaba. Nada estaba bajo control.

Y estaba asustado.

Asustado de lo que pueda pasar si no vuelvo a tener el control de todo.

Me levanté para buscar mi computadora y buscar información sobre el concierto de (G)-idle que Nabi había mencionado. Quería darle un momento de felicidad a Hani, sabía que las amaba, así que para olvidar un poco los malos ratos obtenidos, la llevaría a aquel concierto.

Mordí mi labio intentando conseguir boletos, hasta que lo hice. El concierto sería la próxima semana, el día viernes a las nueve de la noche. Sonreí feliz al ver mi correo con los códigos de ambas entradas.

Escuché la puerta principal y seguido las pisadas en la escalera.

—¡Estoy tan cansada! Necesito mimos y abrazos. — utilizó su tono infantil al decir aquellas palabras. Caminó hasta donde me encontraba y se sentó en miz piernas. — hola mi vida, ¿qué tal estuvo tu día?

Abrí mi boca para decir algo, pero luego la cerré.

—Bueno... bien. Si, entretenido. — divagué un poco tocando mi oreja. Hani me dedicó una mirada suspicaz.

—¿Sí? — preguntó observándome de manera fija — ¿Qué hiciste?

—Fui a una cafetería. Y fue agradable ir a ese lugar, nunca había ido.

—Iug, el café es tan desagradable. — arrugó su nariz.

—El ice americano es una delicia.

Negó con su cabeza mientras seguía con su nariz arrugada. Se acercó lentamente para posar sus delicados labios en los míos, besándome de manera suave, cautivadora y placentera.

—Hoy fue un día muy agotador. Hicimos dos trabajos, espero aprobar y no ver más a ese profesor. — susurró cerca de mis labios. Hundí mi cabeza en la curvatura de cuello sintiendo un olor diferente. Ese no era su perfume.

—¿Cambiaste el perfume, amor?

—¿Qué? Oh, no. En la mitad del primer trabajo me fumé un cigarrillo y sé que no te gusta el olor, así que le pedí perfume a una amiga. — explicó risueña. Hice un sonido con mi garganta en confirmación y besé su cuello, para subir hasta su mandíbula, oyendo el sonido que tanto me gustaban; sus gemidos. — amor, no. Hoy no, estoy muy cansada.

Se separó lentamente de mí, suspiré frustrado y a pesar de mi desilusión, asentí besando su mejilla. No la obligaría jamás a nada que no quisiera.

—Te prepararé un té, ponte el pijama. — acaricié su cabello y me levanté de la silla para bajar a la primera planta y hacerle un té para que pudiera conciliar bien el sueño.

Mañana debía volver al trabajo. Y quizás... mañana sería mucho mejor que hoy. Solo no debía dejar que mis pensamientos negativos fueran mas protagonistas.




La propuesta. JJK {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora