08.

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El tiempo estaba avanzando rápido.

Mis días han sido relativamente relajados a comparación de semanas anteriores. Hani está muy atenta a mí, que hasta lo siento algo extraño. Y no extraño porque piense mal, sino porque ya me estaba acostumbrando lentamente a su lejanía, al muro que sentía que se había construido en un abrir y cerrar de ojos.

—Mira lo que te traje corazón precioso.

Hice un sonido con la garganta aparentando que recién había despertado, cuando eso es completamente mentira. Estaba durmiendo pésimo y despertaba sumamente temprano todos los días. Creo que mis ojeras cada vez estaban mas pronunciadas y tendría que utilizar los productos que vendemos para atenuar un poco mi asqueroso rostro.

Giré mi cuerpo encontrando a mi novia con un pijama que no llevaba puesto anoche. El de ahora era mas... provocador. Un corto short y una camiseta de seda con un escote pronunciado. No quise que mi cara delatara lo confundido que me encontraba, pero al parecer fallé, porque Hani ya me estaba mirando mal.

—¿Por qué te cambiaste el pijama? — mi pregunta fue todo lo que tuvo que salir de mis labios para que una indignada Hani dejara el desayuno que traía en la cama y se cruzara de brazos demasiado molesta.

—Quería hacerte una sorpresa y tú solo... estás sin emoción alguna. ¿No te gusta como me veo? — hizo un puchero acercándose lentamente a mí. Aclaré mi garganta ante su proximidad.

—Claro que me gusta. — expliqué haciendo un ademán con mi mano. — te ves... muy bella. Es solo que tengo mi cabeza en otro lado, discúlpame.

—Te perdono si me das un beso. — ronroneó gateando hasta a mí, dejando ver aún más su escote. Sentía rabia conmigo mismo al no sentir una emoción abordando mi cuerpo. Sentí sus labios posados junto a los míos y lentamente cerré mis ojos, obligándome a sentir esas cosquillas que siempre sentía con ella, la emoción desbordando mi sistema al tenerla cerca de mí, su proximidad acelerando mis latidos... pero nada.

Hani lentamente se subió arriba de mí, sin dejar de besarme para comenzar una fricción entre nuestros cuerpos. No tenía ganas de tener sexo hoy y ella lo notó al bajar su vista hasta mi entrepierna.

—¿Te pasa algo?

—¿Eh? ¿Por qué lo preguntas? — me hice el desentendido.

—No quieres tener sexo. Tú nunca te has negado al sexo. — respondió manteniendo su ceja enarcada. — ¿sucede algo de lo que no estoy enterada?

Quisiera poder explicar que es lo que me sucede, pero el problema es que ni yo sé que es lo que ocurre. Sería sencillo poder expresar el remolino que hay en mi interior, pero estoy cien por ciento seguro que no podría expresarlo con palabras. Y como ya estaba acostumbrándome últimamente, preferí evitar el tema y en cambio mis palabras fueron otras.

La propuesta. JJK {Completa}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora