Prólogo

85 11 1
                                    

Todo explotó esa noche.

Nadie pudo evitarlo, como una explosión mental en la cabeza de aquel pequeño quien era abrazado por la mujer junto a él, la que miraba con preocupación al hombre que conducía el auto en el que iban, el hombre que sabía que acababan de firmar una declaración de guerra.

Pero ya no había marcha atrás, solo les quedaba aceptar que sus vidas cambiarían desde ese momento, y que solo podían contar con ellos mismos.

Tres fueron los implicados, dos fueron los escapistas y uno fue el detonante.

Pero el hombre pensó que tal vez no era tarde para dar la vuelta y buscar otra solución, por lo que, en medio de la huida, formuló la pregunta.

—¿Estás seguro de esto? Incluso si lo estás, te perseguirá, adónde sea que vayas, no parará hasta encontrarte.

Aunque la pregunta iba dirigida al pequeño, fue la mujer quien respondió primero.

—No dejaré que vuelva a ese lugar, no lo permitiré.

Él hombre, sin atribuir nada por las palabras de la mujer, miró al pequeño a través del retrovisor.

Este, de ojos negros y tensos; respirando agitado, solo tenía una respuesta.

—Lo pagarán —murmuró—. No los perdonaré —apretó sus dientes hasta hacerlos chirriar—. Acabaré con ellos... con todos.

Con eso ya no habían más preguntas, estaba decidido.

Sus vidas no serían las mismas, tendrían que permanecer alertas en todo momento, y ya no tendrían paz, pero sabían que no podían abandonarse, que debían permanecer juntos de alguna forma para protegerse.

Porque ya no podían soportarlo.

Porque ya no podían permitirlo.

Y porque uno de ellos fue el detonante, al cual debían proteger cueste lo que cueste.

HEIDREN [Iguales: Libro 1] (Completa ✓) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora