10. Noche de carreteras y encuentros incómodos

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COLTON

Doy una calada al porro que Cass se acaba de liar, mientras estamos sentados en el capó de mi BMW en medio de un mar de coches tuneados y con los altavoces a reventar. Nos reímos con las gilipolleces que comentan Ember y John sobre los dos que están corriendo ahora, aunque la mayoría de la gente viene a divertirse, emborracharse y pasar un rato con los colegas lejos de la ciudad y al aire libre.

—Gracias por arrastrarme a esto —le digo a Cass cuando le paso el porro.

—Para eso estoy, ¿no?

—¿Para llevarme por el mal camino?

—Exacto. —Me señala con la cerveza que tiene en la mano y yo sonrío y choco la mía con la suya antes de dar un trago, pero la botella no alcanza mi boca por lo que veo al mirar hacia la derecha.

—Tiene que ser una puta broma. —Me bajo del coche de un salto y silbo hacia mis amigos, los cuales me miran enseguida—. ¿Desde cuándo a tu novia le va este ambiente?

—¿Eh? —Boston frunce el ceño y yo señalo a Chelsea con la cabeza—. ¿Pero qué hace aquí?

Camina decidido hasta ella y el resto nos quedamos observando desde la distancia, el rostro de ella cambia al verle, intercambian algunas palabras y después se dan un par de besos rápidos antes de que Boston se gire y nos señale. Entonces, Chelsea y yo hacemos contacto visual y no deja de mirarme hasta que llegan y saluda al resto.

—Vaya casualidad —comenta, y por su expresión y tono de voz diría que está incómoda, no se esperaba encontrarse aquí a su novio. Ni a mí.

—No imaginaba que conocieses las carreras. —Blake abre la mini nevera que hemos traído llena de bebida y le ofrece algo, pero ella lo rechaza.

—A mí si me das un poco de hielo, te lo agradezco —dice Peter agachándose para servirse él mismo.

Coge un par de ellos con los dedos y los echa sobre el vaso vacío que lleva, apoya la mochila de cuero azul sobre el coche de Ember y saca una botella de vodka.

Mi atención no se desvía de Chelsea en ningún momento, ni tampoco del increíble cuerpo que le hace los vaqueros ajustados que lleva, con una camiseta ombliguera de color marrón y unas Nike a juego. ¿Cómo he podido pasar por alto su anatomía durante tanto tiempo?

—Hazte otro, anda. —Cass me da un toque con el hombro, la miro y me hace un gesto con los ojos.

Estoy siendo demasiado descarado, ya es el tercer porro y la cuarta cerveza, así que supongo que lo mejor es mantener las distancias con el motivo de mi falta de cordura.

—Bueno, nosotros vamos a tantear el terrero —informa Peter al mismo tiempo que entrelaza su brazo con el de Chelsea.

—Ten cuidado —le pide Boston después de darle un beso, ella asiente y, junto a Peter y Olivia, desaparecen entre los coches y la gente.

En las dos horas siguientes, el ambiente de fiesta va en aumento y se nota, la gente empieza a estar pasada, hay varias peleas y la música parece retumbar cada vez más. Cass juega con los demás una conga improvisada con el palo de una escoba que han encontrado tirado junto a la vieja verja donde hemos aparcado los coches. La bebida baja y la borrachera sube. Boston y Cass parecen ser los finalistas, yo los animo mientras me enrollo con... Emily creo que me ha dicho que se llama.

—Venga, ¿por qué no podemos hacernos una foto? —pide por quinta vez mientras ronronea en mi oído y muerde el lóbulo de mi oreja.

—Porque no, ya sabes cómo van estas cosas, preciosa. —Le meto la lengua en la boca y rompo el beso para reírme cuando veo cómo Boston se cae al suelo al pasar bajo el palo, y tira de la mano de Cassandra para que caiga sobre él cuando ve cómo se descojona.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora